sábado, 26 de enero de 2013

COLONIZACIÓN DE RENOVA parte IIIª


COLONIZACION DE RENOVA parte IIIª

Cap 43


La principal preocupación de Axel, era la desesperada evasión de miles de Isleños. Al ansia natural que albergaban desde miles de años en habitar Planetas tal como conocían por la Historia, se sumaba la obligada concentración de los habitantes de las Ciudades centrales de La Isla, a las Ciudades periféricas. Se debía al cambio de sistema de obtención de la gravedad.
El único elemento constituyente del sistema planetario de Alfa, digno de llamarse planeta, era precisamente el disco de las treinta y tres ciudades de La Isla. Los demás elementos como Virgo, Renova y otros seis más no habitables, eran esferoides, nada planos.

Pero los esferoides merced a su gran masa, disponían de una gravedad dentro de los límites idóneos. La Isla, al cambiar su órbita con avance helicoidal lograba su efecto, dada la poca masa relativa, con giro centrífugo.
La mitad de las ciudades, se abandonaba por ingravidez. Allí aparte de su desmantelamiento, solo se acudía ocasionalmente para practicar deportes novedosos.

Las demás Ciudades con el aumento de población súbito, aceleraron la salida a colonizar Virgo.
Casi todos conocían por viajes turísticos realizados de vez en cuando, la belleza de Renova,  mientras Virgo era un planeta todavía árido y con muchas deficiencias para llegar a la vida plácida de la Isla.

Era pues necesario fomentar una dirección preferente hacia Virgo. Y por tal interés acudía Axel con Astrid. En Virgo dirigiría magnas obras que dieran aliciente a los Virginianos. Aceleraría las plantaciones de arbolado y convertiría los alrededores de las ciudades en vergel.

Mandaría practicar estudios virgológicos, mediante excavaciones y perforaciones. Con suerte el subsuelo podía esconder gran masa de agua.

Finalizado el acto de homenaje en Plankved, Astrid insistía a Axel.

-Siento deseos de llegar a Virgo y poner en práctica tus proyectos Axel. Aquí ya no me siento bien. Sixta se inmiscuye en nuestra vida ominosamente. -

-No te preocupes. Hablaré solo a Sixta y me despediré de Nen. En cuanto a Caduf, espero no equivocarme al dar un margen de confianza y atender su petición.

Antes de embarcarse a la mañana siguiente para el destino de Virgo, Caduf le presentó a su joven mujer. No era de rasgos tan rudos como los mayores renovanos. Y la instrucción recibida en la escuela de Plankved, era considerable. Tanto ella como todos los aborígenes natos en las dos décadas de colonización, asimilaron muy bien la nueva cultura.

-Caduf, no me resisto ante tu vehemencia. Puedes dirigirte en La Isla a la ciudad del banco biogenético. Te presentas con tu mujer y allí dándote a conocer, pides a Dirección que se pongan en contacto conmigo. No te darán un cigoto, implantarán esperma de los HH a tu mujer. Permaneceréis allí un mes para asegurar el embarazo. Luego podéis volver a Plankved para seguir una gestación natural.
Sin embargo, que estudien bien las posibilidades de mestizaje, ya que el feto puede resultar incompatible. Ten en cuenta que la diferencia de la étnia de los HH, es enorme. ¿No te sirve la de los Llanos?. Son también bastante altos, ya que es eso lo que buscas.

Contento con la venia de Axel, Caduf ya ni le oía. Y dijo que le acompañaría a despedirse de Sixta y Nen, pues tenía algo más que decirle.

En el Puerto espacial, se quedó Astrid aguardando a que Axel, con Caduf se entrevistaran con Sixta y Nen. Solo pensar en ella, le daba un tembleque. Se tomó un tranquilizante y asistió a un espectáculo recurrente en las instalaciones para entretenimiento de los pasajeros del próximo embarque.

Las disculpas de Sixta, eran una evidente farsa. Al fín confesó a Axel que ella le quería de verdad y viendo que no era correspondida, se ilusionó en ser madre de Nen. Lo tenía a su lado y lo amaba como a él mismo. Era un niño muy inteligente y sus poses y actitudes eran idénticas a las de Axel. Si no podía vivir con Axel, la ilusión la tenía puesta en su hermano. En otros diez años, sería su deseado compañero.
Esto Axel no lo acababa de creer. Pensó que no entendía. Sixta no era la ayudanta que tuvo y conoció veinte años atrás. Estaba hecho un lío cuando les interrumpió Caduf.

-Sixta, la próxima semana parto para la Isla con mi mujer, merced a la autorización de Axel. Durante el mes que permaneceremos allí, te atenderá los pedidos mi hermano Ruper, ya avisado. ¡ Ah! El próximo año, te presentaré a Zeón, el hijo que espero que alumbre mi mujer. ¿Querrás amadrinarlo?.

Pero sin dar tiempo a respuesta, Nen, anuncia:

-Mamá, quiero conocer Virgo. ¿Qué mejor que partir con mi hermano?.

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