martes, 30 de agosto de 2011

Parejas perdurables (continuación 58 a )

Esperanzado con el nuevo contacto comercial, el lunes siguiente iba a contárselo a Picot. Antes de entrar al despacho, un vendedor me enseñó una bolsa de croquetas reventada y lo que parecía una dentellada de roedor en una de ellas.

-¿Qué ocurre?.

-Pues que a última hora del viernes, entramos a la cámara con los pedidos preparados y se nos coló un gato. Por lo visto esto debe ser obra suya.

Pues sí que teníamos un problema. Con los ciento cincuenta palets que albergaba la cámara el gato desaparecería por arte de magia, bajo cualquiera de ellos.

Intentaron asustarlo, mediante ruidos y correrías sin convencerle que debía salir hacia la recámara, donde la temperatura no es tan rigurosa. De allí le facilitaríamos la salida definitiva. Afuera hacía calor, pero por gato que fuera, allí dentro los 25º bajo cero no podían resultarle más agradables.

Dejé de momento la cuestión que ya se resolvería en alguna de las entradas y salidas de mercancía que a diario se realizaba.

Me centré en la tendencia favorable de pedidos que iba ascendiendo. Y le expuse el plan a Picot. Otra interrupción.

-Don Carlos, el arcón de los helados, se estropeó y esta mañana ya se reblandecieron.

Habían al menos trescientas piezas de helado en tarrinas individuales. Entrarlas a la cámara, era un fraude, pues el helado descongelado y vuelto a congelar pierde calidad, ya que se le forman trocitos de hielo, por la descomposición del agua contenida. Había que tirarlos.

Picot dijo:

-Los vendedores no se marcharon aún, y aquí entre el personal de oficina y ellos nos hallamos doce personas, que en quince minutos podemos solventar el problema engulléndolos.

A todos nos pareció bien la idea y apostamos por ver quien iba más rápido engullendo y tragaba mayor cantidad.

Atendiendo a que el arcón se estropeó por ser un aparato viejo, recomendé que no se molestara Picot en repararlo, ya que en tres días dispondríamos de una remesa de veinte proporcionados por Prat.

Nuestros vendedores se ganarían un plus incrementando los puntos de venta que se desestimaron por cuanto el comerciante carecía de contenedores específicos. Y la red resultaría más rentable disponiendo de puntos de venta más cercanos entre sí.

Tal como preví, la organización se consolidaba y los empleados, tomaban confianza al pertenecer a una empresa de futuro.

Pero el gato, estaba haciendo destrozos en la cámara. Llevaba seis días allí sin conseguir los empleados, evacuarlo. Ya reventó bolsas de rodajas de merluza y otras de calamar. Por lo visto no le funcionaba la comida congelada, en cambio las croquetas le resultaban de fácil roer.

Tenía que abandonar la idea de que saliera por sus medios. Incluso pensé en cual de las vidas se hallaría ya que de estar en la séptima, de un momento a otro recogeríamos su cadáver congelado.

No había otra solución. Aconsejé que me acompañaran cuatro empleados equipados con los guantes y anorak, preceptivos para permanencia dilatada en la cámara y armados dos de ellos con varas de metro y medio y otros dos con atrapa mariposas.

Y así emprendimos el Safari gatuno por la cámara de congelación.

Paramos los ventiladores, o no hubiéramos aguantado ni cinco minutos allí dentro. Nos distribuimos por los extremos procurando asustar y ver por donde salía.

Una vez visto en el palet en que se escondía, fuimos cerrando el cerco y los armados con las varas hurgaron repetidamente, obligándole a salir. Se logró con relativa facilidad, pero se metió en otro. Esta función se repetía, hasta que más avisados, en cuanto volvió a salir, el atrapa mariposas del más célere, le cayo encima y final de trayecto.

Estábamos todos helados y no hubiéramos aguantado mucho más allí dentro. Incomprensible que un gato hubiera permanecido allí una semana vivo.

Quizá cuando soplaban los evaporadores, se escondía bajo los palets tal como vimos. Seguro que amparado por el espacio encajonado a ras del suelo, se defendía del aire racheado.

¿Qué hacer con el animalito?. Desde luego soltarlo a la calle, aunque en no muy buenas condiciones. Un vecino nos dio la solución. Reconoció al gato y ofreció traérselo a su dueño.

En aquél momento no se me ocurrió que podía acompañar al vecino y presentar factura por los destrozos al dueño.

Mientras aguardaba respuestas de clientes interesados para el próximo viaje a Madrid, uno en tono burlón, preguntaba si nuestras croquetas diferían de las de la empresa de Galicia, que eran las que ellos consumían.

Llamé a Prat y le puse al corriente. La empresa Galaica, a este tiempo debía tener delegados en todas la provincias españolas. Pero Prat no se arredró por este detalle. Tenía un as en la manga.

Seguiría la táctica de reventar precios ya que se convertiría en productor de nueva marca. Esto no me lo contó en la primera entrevista. Y ya me tuvo en vilo para saber en que lío me metía.

Insinuó que podríamos conseguir vender en Madrid, todo y más. El más era lo que no me lo especificó hasta el mismo día del viaje comercial.

Mis preocupaciones ya pasaron de los congelados a los trofeos deportivos. Verdad que Ramón estaba realizando una buena labor, pero se extralimitaba en complacer a diestro y siniestro a sus colaboradores. Por lo visto el proveedor de Copas y medallas, pasaba un momento angustioso y él le tendía la mano, incorporándolo al negocio de la tienda. Aquello, requirió la apertura del negocio en local mayor y con más empleados. Por ende, tuve que aportar mayor capital.

Y ¿qué?. Pues ahora los apartamentos Gemini, con obra conclusa y amueblados el 50 %, proporcionarían una ampliación de capital.

Pero después de haberme desprendido de unos cuantos negocios, estaba resultando que me involucraba en cantidad superior a los restantes.

Otra vez, Tere manifestó su desagrado y al revés que con Prat, Ramón le causaba desazón.



domingo, 28 de agosto de 2011

Parejas perdurables. (continuación 58 )


Picot, preocupado me dio la noticia.

-Carlos, los vendedores han notado que la falta de pedidos por la zona sur, se debe a que distribuidores de Barcelona, ofrecen las croquetas de Galicia a más bajo precio que el nuestro.

Aquello sí que resultaba preocupante.
Tuvimos trato con Galicia, según el cual por la adquisición de diez toneladas iniciales, nos concedían exclusiva para distribuirlas por la provincia de Girona.
De ser cierta la contratación de favor, nadie podía adquirir croquetas y platos precocinados a precio inferior al que nos facturaban. Siendo esto así, ¿cómo podían entrar por Girona distribuidores desde Barcelona y aún servir a los clientes a más bajo precio?.
Me puse en contacto con el director de Precongel de Galicia. Estaba dispuesto a denunciar el hecho, y conocer la identidad del invasor.

-¿Podría averiguar, cual de sus clientes opera desde Barcelona?. Si se trata de varios, sepa que uno de ellos está vendiendo sus productos por debajo del valor adquirido. Y además lo hace en nuestra provincia.

Esto cualquier comerciante ya entiende por donde van los tiros. De no realizarse tal proceder solo puntualmente, y por poco tiempo, no se podía esperar otra cosa que un fraude. Al ponerlos sobre aviso, tanto Galicia como Girona, nos beneficiamos previendo acontecimientos.

Me informaron que evidentemente en Barcelona tenían un solo cliente, a semejanza nuestra, pero que era de gran solvencia, como demostró con los pedidos cumplidos realizados y que ahora estaban pendientes de un suministro sustancioso. Seguro, que se trataba de algún ardid comercial de promoción. Aún así conminarían al cliente que no se adentrara por nuestra provincia.

Tal como imaginé. Pero no podía esperar que el tema se resolviera por una simple llamada de Galicia, así que determiné entrevistarme con el gerente de GelBar, que resutó ser un conocido de un conocido y que se apodaba Prat.

-Mire Prat. Entiendo que los negocios son negocios, pero le aseguro que el que está realizando es contraproducente para ambos.

Tengo bien calculado el coste del reparto que da un ridículo beneficio aún en el caso de ser óptima la venta. Ud. por más que quiera, al entrar por Girona, tendrá como mínimo que realizar 50 km. de más de ida con otros tantos de vuelta, que los que nosotros realizamos. Y sobre les está regalando el producto.

No sé porqué pero siendo Prat diez años menor que yo, parecía ser un ducho comerciante y mejor vendedor. Y congeniamos. Precisamente me temí vérmelas con un zorro viejo que resultara un hueso duro de roer, o un Director de empresa inasequible. Nada de eso.

Me invitó salir al bar de enfrente y expuso su política y táctica de empresa.
Las croquetas no eran más que la excusa para vender arcones de congelados LINDE, empresa con la cual mantenía estrecha relación. Cada nuevo punto de venta con su arcón suministrado de contado o a plazos, como quien da un caramelo al cliente, le ofrecía productos a precio normal y croquetas rebajadas. El negocio eran los arcones. En Barcelona ya llevaba doscientos instalados.
Y ¿porqué el regalo eran las croquetas?, pues para deshacerse de un sobrepedido realizado que ocupaba cámaras y no tenían ágil evacuación.
Por aquellos días al fin agotaba lo almacenado, pero le servirían 50 Ton, de su último pedido y buscaba la forma de consumirlas con mayor rapidez.

Aquél problema pues era endémico. Siendo Barcelona cosmopolita resultaba reacia a los congelados. ¿Cómo no tenía que serlo el público gerundense, que estaba más en contacto con el campo y los huertos individuales?.
Sin embargo todos coincidíamos que era cuestión de unos años el que nos convirtiéramos los catalanes tan adictos a congelados de todo tipo, como lo fueran los Neoyorkinos.
A cuarenta años vista, eso ha sido una realidad como un templo. En 20011, tanto la TV como los panfletos buzoneados a los pisos, libran una batalla para lo contrario. Para que se consuma menos congelado y precocinado y se usen los productos naturales.

Y aún más, ya abundan las tiendas de productos Ecológicos. Me temo que solo para atender a ricos, pues lo único que compite con los congelados, son los Chinos.

Amistosamente, trazamos un plan para salir airosos. Cesaría su intromisión por Girona, pero me ofrecía seguir por mi cuenta el contrato con LINDE. A él le restaría una comisión por cada diez arcones colocados y otra muy sutanciosa por los expositores.
Los expositores mínimos eran de metro y medio de longitud y podían fácilmente ocupar un espacio de cualquier comercio. Pero los de cinco y seis metros, eran palabras mayores y asimismo lo era la comisión correspondiente.

Quedaba el problema de que él dispondría de otras cincuenta toneladas de croquetas y yo diez. Si para mí resultaba ocupar la cámara hasta tres meses, a él le ocurriría algo semejante con lo suyo.
Me propuso realizar una incursión por Madrid juntos y allí con la cantidad de tascas de callos y bocatas de calamar, que se hallaban puerta a puerta, las croquetas serían bienvenidas. Eso era muy conocido por mí desde mi etapa militar.

Y Prat conocía a un colega, que trataba con cámaras de congelados. Otro cliente de LINDE.

La verdad era que nuestra relación se aceleraba. Él cumplió en todo. Ganamos dinero con los arcones vendidos. Sacamos una venta normal de croquetas, aunque muy lentamente.
Y demoramos la visita a Madrid, para conocernos mejor y madurar el plan de visitas a realizar. Sería un programa intenso.
Salida a las nueve de la noche en tren cama, de Barcelona. Llegada en la estación de Atocha en Madrid a las nueve de la mañana, habiendo desayunado en el tren.
Nos distribuiríamos cuatro visitas a realizar cada uno según citas previstas, hasta las dos de la tarde, en que nos reuniríamos en Sol, para comer e intercambiar impresiones y por la tarde juntos visitar a su colega para rematar gestiones.
A las nueve noche, cenar en el tren en Atocha. A las nueve de la mañana ya habríamos regresado a Barcelona.

Sí. Éste fue el plan que seguimos una vez organizadas las citas mediante ofertas escritas a bastantes posibles clientes madrileños de los que solo seis contestaron con curiosidad, ignorando si interés.

El trato que tuvimos, me recuerda el final de la película Casablanca, en que el Prefecto y Ricky, intuían que su relación era el comienzo de una buena amistad.
A pesar de muchos avatares desagradables, durante unos años, lo fue. Actualmente me gustaría dar con él, pero llevo veinte años en que le perdí la pista y él no formaba parte alguna de pareja ni perdurable ni efímera. Simplemente le conocí siempre soltero.

Y mi catalogación del amigo Prat, en esta ocasión era corroborada por Tere que en alguna ocasión nos acompañó a festejos, conociéndole en persona y no por asuntos de negocio.

viernes, 26 de agosto de 2011

Parejas perdurables ( continuación 57 )

-Tere, ayúdame a llegar al coche y vámonos todos, que si tardo algo más, no podré conducir.

Acabábamos de realizar unas zambullidas en la playa de Cubera. Los niños en plena guerra de agua unos y construyendo castillos de arena los otros. Yo sin darme cuenta, realicé un mal gesto espinal y noté la clásica sacudida lumbar.

Creo que no lo conté pero de estudiante, cierto día al agacharme para recoger unas piezas de hierro que iba a croquizar, lo hice con tal mala fortuna, que me quedé hecho un cuatro.

No podía moverme. Llamé a Agustina, que me ayudara a tumbarme en la cama y llamara al médico.

Estaba asustadísimo. ¿Me quedaría paralítico?. El médico al verme en cómica posición y que no me atrevía ni a mover el brazo libre, pues el otro lo tenía atrapado por mi propio cuerpo contra el colchón, soltó una carcajada.

No se molestó ni a tocarme. Directamente una receta para ciertas pastillas, un linimento y una faja ortopédica. Recomendó que no intentara ningún movimiento doloroso. Simplemente, dejar pasar las horas y que lo administrado hiciera su efecto. Podía estar así uno, o dos días.

Su risa, en principio me pareció ofensiva, pero pensándolo fríamente, fue el inicio de la recuperación. Desapareció el miedo a quedar inválido.

Tres años más tarde, de nuevo al ponerme sudado en una corriente de aire con el torso desnudo, noté el tirón. Esta vez, ya no me asusté pero tuvo Tere que ayudarme para colocarme en una butaca en postura algo forzada. Esta vez el médico me recetó unas inyecciones y a la mañana siguiente, siempre con las debidas precauciones, ya me incorporé al trabajo.

Y ahora, con la experiencia de ocho años con esta espada de Damocles acompañándome, conocía no solo el remedio, sino los síntomas anunciatorios del tirón y su desarrollo. Sabía que aquél dolor iría en aumento y en pocos minutos, me quedaría clavado. Luego como de costumbre, con las inyecciones que traería el médico y veinticuatro horas mínimo de vagabundeo por la cama, como nuevo.

Claro que en pleno verano y si aire acondicionado, la cama era una sauna. Muy desagradable estar sudando permaneciendo quieto, pero el calor veraniego en realidad ayudaba a la recuperación con menos horas de convalecencia.

-J.C. haz venir a tus hermanos al coche que nos vamos. Papá no se encuentra bien.

Los niños capitaneados por J.C. muy contrariados, pero también preocupados ya que no entendían que podía ocurrirle a papá, rápidamente dejaron sus juegos y se dirigieron al coche.

Tere abrió la puerta, dejó que me apoyara en ella y ladeándome, procuré colocar mis posaderas en el asiento. Luego, con una lentitud semejante a los movimientos de estudio en un filme a cámara lenta, fui tomando la posición del conductor agresivo. Solo me faltaba rugir.

El kilómetro y medio para llegar al chalet, lo pasé angustiado, temiendo en cualquier momento paralizarme en el punto del recorrido menos deseable.

Hubo suerte, pero descender del coche, andar hasta la cama y tumbarme en ella, fue otra película de antología.

Por lo demás, sin novedad y atendido ya por tercera vez sin necesidad del médico, Tere siguió mis propias instrucciones y se comportó como auténtica enfermera.

Y ¿cómo pasar tantas horas tumbado ajeno a las normales actividades?. Pues con trabajo mental.

Pensé en lo poco libre que me sentía debiendo atender a demasiados negocios y con personal que así como en principio parecían subordinarse incondicionalmente, a la larga se convertían en colaboradores de poco fiar y cargando su responsabilidad sobre mis hombros.

Recordé a Narciso, un contable de los inicios de Santa María, que después de manifestar claramente que prefería seguir con Orpí, me adquirió el 2 Caballos Renault por bajo precio y sin abonar nada, prometíó pagarlo mediante doce letras aplazadas a un año.

A la tercera, abonada, me pidió que le firmara la documentación para el cambio de nombre, a pesar de no estar satisfecho el precio de la compra-venta. Accedí. Se lo vendió de contado a un tercero y devolvió todas mis letras.

Pedí a Tere que dejara de verse con la mujer de Narciso, ya que me revolvía las tripas tratar con semejantes parejas. ¿Por unas letras ridículas, aquél personaje que fue de confianza en el negocio, enseñaba cual era su calaña?.

Pues pensé de nuevo en él y me alegraba de haber perdido el contacto para siempre.

Otra vez me equivocaba, el siempre, solo duró doce años.

Pero también urdí como deprenderme de Robino. Lo puse en práctica unos meses después. Le aconsejé, que se hiciera cargo del negocio totalmente con la imprenta del socio y en otro despacho, ya que pensaba reducir efectivos y abandonaría el mío próximamente.

Ante la nueva organización, le cedía casi todo mi mobiliario. Yo no lo precisaba en mi nuevo despacho. En realidad me trasladaría al de la empresa creada por Jacinto, ya que se me ofreció para colaborar con él.

Y además posteriormente con los congelados.

Mucha ilusión Robino no demostró, a pesar de que con lo que le ofrecía para montar su próximo despacho, era un pequeño capital.

A la secretaria, le daría seis meses para elegir entre seguir con Orpí, o despedirse amistosamente.

Y al negocio de Confección, ya en pleno desarrollo de la fase de liquidación recomendada por Rodriguez, lo delegué al colaborador en el negocio de trofeos Deportivos.

Me quedaría una vez desprendido de Gómez con los coches, Robino con las Revistas Discográficas, Conchita con los Modelitos y Orpí con el gabinete técnico, solo con Santa María, Los Congelados y Los Trofeos.

Urdido ya, y habiendo dado muchas vueltas la cuestión por mi cerebro, se lo comuniqué a Tere.

-Tere, como estaré mucho tiempo en el despacho de Jacinto, te apunto como administradora de Santa María.

-Pero Carlos, que yo no sé nada de construcciones y ventas comerciales. Y que los niños aún requieren mucha atención.

-No te preocupes. Una cosa es lo oficial y otra la realidad. Tú serás la secretaria perfecta desde casa, atendiendo los asuntos como lo hacías de soltera en la imprenta. Y con el rebaje de nóminas que obtendré, puedes asignarte tu propio salario. Estoy seguro, que no me defraudarás como lo han hecho los contables que conociste.

Y Tere, jamás me defraudó. Y además, se ganó la futura, que es la actual pensión de jubilación.

Saludos de Avicarlos.

lunes, 22 de agosto de 2011


Parejas Perdurables (continuación 56 )

Lunes, 22 Agosto 2011

Siendo hoy el día clave auspiciado por Sandra, transcribo la felicitación cumpleaños de Jacinto que le mandé para acopiarla junto a los escritos de nuestros colegas.

Ahora aunque lo leyera desde aquí, ya no se revienta la sorpresa. Supongo ya se la desveló Sandra esta mañana, o lo hará, al soplar las 80 velas.

Forma parte de un álbum en el que se acopian, los restantes escritos procedentes de las parejas perdurables referidas en esta narrativa. Jubilados todos y con edad parecida. Dispersos por Cataluña, decidimos hacer este envío cada cual y que su mujer, los encuadernara para entregárselo al apagar las velas de rigor.

Y así viene a coincidir con lo que estuve narrando de Jacinto.

80 años al haber de mi muy apreciado amigo Jacinto.

Me enorgullezco de haber coincidido en dos Eras de tu Vida. La pasada y la actual. Lo deseo para la tercera próxima futura.

Estos 80 años de la Era pasada, transcurrieron como un soplo. Y de ellos rememoro algunos de la etapa estudiantil.

Un buen grupo de amigos peripateábamos por la Diagonal Barcelonesa. Quinientos kilómetros realizados en idas y venidas cada año que por cinco años, son….. ¡ bueno, ahora no traigo la calculadora!.

Pero muchos y todos a pié. Por cierto, un día cruzamos la calle Balmes y en medio de la calzada hallé un billete de 25 pesetas. Me agaché lo recogí, me sorprendí, y os lo comenté. Ni tú, ni ninguno de nuestros colegas os creísteis tal suceso. Como si quisiera bromear. Claro, por aquellas fechas un billete así, era de valor muy respetable para los estudiantes.

Recuerdo las incursiones al Molino, con Johnson y el Capas y la Bella Dorita y….

Sí. Dentro de lo que cabía nos distraíamos, sin necesidad de LSD, ni Caballo, ni Coca, ni Zarandajas. Entre otras cosas por cuanto no habían aparecido por nuestros lares.

Y conversábamos con las compañeras que tenían a bien de vez en cuando invitarnos a guateques en sus domicilios. ¡ Vaya!. Me temo que los jóvenes de hoy no sepan de qué hablamos. Y ¿de las Boites?. Creo que tampoco, pero fueron el germen de las Discotecas, que sí las conocen y en las que obtienen, porros, líneas de?, caballo, diseño y zarandajas más elaboradas.

Nos preparábamos para un futuro laboral que venció años ha. Y dominaron los ratos alegres.

El broche de esta etapa estudiantil fue Castillejos. Como buenos catalanes, repudiábamos lo militar, pero a la fuerza ahorcan. A pesar de todo no podemos decir que lo pasáramos mal. Sí. Nos fastidiaban los veranos, y como colofón, ¡ Hala!. Medio año en el cuartel.

Otra cosa que los jóvenes de hoy ignoran. ¿Qué hacíais en los cuarteles?, preguntan. La respuesta sincera sería ”aguardar la licencia”.

De todos modos al no pertenecer yo a Infantería, lo que te tocó en suerte, durante los seis meses de acuartelamiento, estuvimos separados con aventuras dispares y no conozco por tu boca, nada digno de mención que hiciera suponer un mal trago. Sólo esto. Una indeseada espera de liberación.

Luego vino la etapa laboral. Te esforzaste para seguir la carrera de tu Padre, a pesar de las dificultades habidas para lograr ser titular de alguna de las Notarías en Barcelona, dado su restringido cupo. Creo que eran 57 por aquellos años y la que mayor números anuales de protocolo se llevaba, era precisamente la de tu padre.

Tu inclusión como Oficial 1ª de la Notaría, estrechó más nuestras relaciones…..laborales ¡eh!, que yo entré en el mundo inmobiliario y urbanístico, con la consiguiente obligación de elevar a públicos los documentos privados, la mayor parte de las veces con pactos de pago aplazado.

Tuve gran suerte de ser atendido indefectiblemente por ti. Claro que después de los años de ver tu actuación, comprendí que por el interés personal y familiar, llevabas el peso total de la Notaría. Te multiplicabas para supervisar a todo el personal empleado. O bien preparabas los documentos personalmente, o dirigías a los pasantes, o revisabas sus redacciones.

Cuando se trataba de firmar una compra-venta, no tenía más que darte los datos de la finca, superficie, lindes y precio y los del comprador por teléfono. Me dabas cita del dia y hora y no había problema. Toda la documentación en orden y comprobada, la recibía tu Padre, que tras su lectura a los clientes, procedía a dar fe.

Con todo, aún te sobraba tiempo para practicar deportes, ser uno más de los cinéfilos y para no aburrirte, creaste una Sociedad de administración fincas, a la que gentilmente me invitaste a ocupar un despacho en céntrica Avda, para seguir con lo mío.

Te recuerdo al cliente del Dúo Dinámico, que puso su piso Duplex en venta y al que atendí con mi faceta, recriminada por ti, de prestarle una cantidad en tanto no se conseguía comprador. La necesitaba para grabar en Londres su último LP.

El piso tardó en venderse pero al fin un día desde Sudamérica, el ya amigo Ramón, me realizó una transferencia cancelando el préstamo.

Me acompañaste en un recorrido Europeo, cuando buscaba ganar clientela Extranjera. Y fue oportuno tu conocimiento de nuestro vecindario Europeo, ya que resultaba mi primera excursión fuera de la Península.

Casados ambos, cada cual con su esposa, que no entre nosotros como tendríamos ahora oportunidad, si ello nos placiera……. ¡eh!, que lo cito como opción legal.

Aprovechamos la adjudicación de mi Seat 1500, muy estimado por aquellos días y realizamos 6000 km, para desfogarlo. Estaban recomendados realizar los primeros mil, con el tope de 80 km/h y aún así, con frecuentes paradas, evitando recalentamientos. Del coche.

¿Que mejor que una vueltecita así para convertir un coche nuevecito salido de fábrica en un veterano, al que ya se podrían sacar los 130 Km/h?. Y las autopistas Alemanas lo permitían.

Pero antes, pernoctando en un parador inmundo en AutoRoute francesa, en plan ahorrativo, dormimos conteniendo nuestras necesidades fisiológicas de desasimilación de alimentos, visto que el lugar ofrecido se trataba de una pocilga.

Y que largándonos al amanecer por no aguantar más, debajo del coche se hallaba un clochard dormido. Si alguien no hubiera dado aviso a tiempo, indudablemente las ruedas del Seat le hubieran despertado.


Parejas perdurables (continuación 56 a )

Sigue......

Recuerdo la Sra. en ruta por ámbito suizo, arrojada del vehículo en marcha que nos precedía y a la que recogimos.
Hablaba Alemán, no entendimos nada y al final nos pidió que nada de Police, que se apeaba.
Pues sigue el misterio. No entendimos y nada plausible se me ocurre.

Aceptamos la oferta de una cliente de mi Urbanización en Lucerna para quedarnos a dormir en los sofás de su amplio salón. Ahorradores éramos los dos. ¿Será por catalanes?.

Y en Interlaken visitamos a otro catalán propietario de un Restaurante bien situado a la orilla de los lagos, al que propuse fuera enlace para la venta de chalets. Se rió ante mis narices. Aquél resultado, me descorazonó y seguí tu consejo de aprovechar los días que nos quedaban para hacer turismo, negocios aparte.

Escuchamos la magnífica alocución del cura Alemán en su misa. Musical, no me pareció, pero celestial debía ser el discurso. Los feligreses acataban en silencio lo que fuere que dijera. Pero nosotros cumplíamos el precepto de la Iglesia. Oír, que otra cosa no.

También la visita en Francfurt de nuestro colega Gimi, que nos puso al día sobre la sociedad Alemana, tan dispar con la que vivíamos en nuestro país.

¿Y , el hotel Hansa?. Sí en Hamburgo. Resultó la base de operaciones, como la de descubrir por dónde se hallaba la calle St. Pauli, que el amigo Lorenzo te había dicho en secreto que era la calle de la exposición de Srtas. en escaparates, cuyo cristal era su única prenda de vestir.

Ni idea de circular por una ciudad que por calles, pone strasse.
Pero tu sentido común te orientó. Andar por calles descendentes que irían al Mar. Allí sería el centro comercial idóneo de los marineros. Y no tuvimos problema, al oír hablar un grupo de sudamericanos, andando deprisa. Solo tuvimos que seguirles.

Al llegar a Flensburg, para entrar en Dinamarca, nos rajamos. De nuevo tener que cambiar monedas de pesetas a coronas, más caras que lo marcos y con un idioma desconocido por nosotros aún más que el Alemán, no nos pareció prudente. Regreso al Hansa y hacia París.

El súmmum, lo vivimos en París. Me recomendaste que después de tantos kilómetros recorridos por hasta siete países Europeos, de los que teníamos constancia por las siete diferentes monedas en nuestros bolsillos, no podíamos perdernos el Lido.

Estabas enterado de todo. Tú ya eras veterano y yo bisoño.
Era como el Molino de Barcelona, pero en fino, y las chicas a lo bestia y la entrada PROHIBITIVA. Pero para algo ahorramos en hospedajes durante todo el viaje. ¡Hala!.
Un día es un día y lo que es para conmigo, esta frase aplicada al Lido le iba como el anillo al dedo. No fue un día sino una noche y a pesar de posteriormente visitar en varias ocasiones París, del Lido, nada.

El regreso a Barcelona, era cuesta abajo, menos mal, por cuanto agotamos gasolina y monedas para reponerla. No había tarjetas de plástico a las que cargar hospedajes. Pero supimos apañarnos con lo que nos restaba sin necesidad de acudir a banco extranjero alguno.

No sé tú, pero yo llegué famélico de intimidad con Tere. Supongo que tú con Tere, no.

Vista mi disposición a intervenir en más negocios que los que me eran propios, me ofreciste aprovechar la ocasión del emergente negocio de Congelados y creaste otra sociedad para atender este nuevo suministro alimentario por Gerona.
Gallostra se llamaba la calle de Salt a la que instalamos la primera cámara.

En fin que fue una etapa en la que nos veíamos más que los enamorados en su fase incipiente. Para los congelados, para las administraciones, para las escrituras y para ir al cine, que no todo se acababa en laborar.

Pasaste al jubilarse tu padre a la nueva Notaría, con espacio suficiente para ubicar coordinados a tres Notarios.
A todos ellos los conocí por cuanto les distribuías mis operaciones, seguro con criterio de equidad administrativa. Al jubilarse el Notario Sr. Solís, siguió el Sr. Perales y otro que no recuerdo el nombre pero al último, sí lo recuerdo, claro, tu hermano Antonio.

Por circunstancias que conoces bien, tuve que apartarme de los negocios, pero pronto reemprendí mi labor urbanizadora, y los servicios de la Notaría que dirigías, siguieron el mismo aire anterior, con lo que para mí resultaba un descanso rematar operaciones en la brevedad de una semana.
No ocurrió lo mismo cuando te jubilaste tú. Una Srta. que por su pronunciación me parecía rusa, ocupó tu despacho. Y suerte tuve que mi era laboral también tocaba a su fin, por cuanto entre mi propuesta para una operación y su realización se pasó de la usual semana contigo, a mes y medio con la rusa.

La Era actual, es efímera. Nos sirve para tener conciencia de quienes somos y nos permite aventurar la futura.
El inicio de esta lectura, pertenece a la Era del pasado relatada.

A partir de ahora, todo se limita a deseos para tu realización como persona de tan buenos antecedentes que así como vio la llegada del hombre a la Luna, llegues a ver la del hombre a Marte.
Ya sabemos que en 2016 la sonda allí enviada, nos dará la pauta para ultimar los detalles definitivos y dirigir a grupos de Astronautas para colonizar.
Y también me gustaría verlo contigo.

¡Feliz cumpleaños! Te desean Carlos y su pareja perdurable, Tere.


Así quedaron resumidos sesenta años de amistad.


Parejas perdurables ( continuación 56 b )

Cumpliendo con la austeridad que precisa una familia numerosa, a los dos mayores de nuestros hijos, los inscribimos para realizar la primera comunión, el mismo año. Había que cumplir con la tradición. Uniformados de marinerito, estaba muy trillado, de modo que mejor vestirlos con una túnica blanca, estilo monje.

Barato el conjunto talar que no precisaba distinción de tallas. Una misma serie servía para niños entre cinco y nueve años. Se acompañaría el atuendo con regalos de familiares próximos, o sea, los abuelos, con el rosario, el librito de misa las estampas recordatorio para entregar a los invitados y….
No podía faltar el ágape al que asistirían amistades, de los niños con sus pareientes y los propios familiares.
Era un dispendio en el Restaurante, que en cierto modo dos celebraciones en una, algo se ahorraba.

Claro. Los niños recibían luego regalos por parte de los invitados.
Las parejas de nuestros clientes que permanecían aún en Barcelona, asistieron, aunque no recuerdo que nosotros participáramos a las de sus hijos.

Seguro que fue por tardos en procrear, o simplemente prescindir de ello. Ahora que lo rememoro solo la mitad de ellos tuvieron prole.
Y por lo visto esta proporción, la siguen nuestros hijos, que de los siete, solo cuatro tienen descendencia, los tres menores, al día de hoy, la renuncia ya resulta definitiva.

Nosotros cumplimos con una tradición, que ya no la siguieron todos nuestros hijos, pero que a todas luces, no la seguirá ningún nieto.
Parece que los ritos religiosos, atraen menos que los grupos musicales.

Seis años después el jolgorio se debió al bautizo de la más que ansiada por tardía, única fémina de la prole. Se llevaba 14 años con el mayor. Y con ella, finalizó la producción.
Como no podía ser de otra manera, se celebró por fin en C`an Regalesia, recién estrenado como el restaurante de Santa María.

Como los comensales serían numerosos, di orden para este día, que los camareros atendieran a todo el mundo sin distinción. Y pidieran lo que pidieran se servía todo gratis sin minutas.
Se llenó el local y una serie de mesas en el jardín, alrededor de la piscina, en un ambiente francamente agradable por acogedor.

Llevábamos más de cuatro horas de festejo, muy animados cuando un par de señores, evidentemente ajenos a los invitados, me llamaron aparte.

Se disculpaban ya que ellos sin saber que se trataba de la celebración privada, consumieron lo que se les antojó y los camareros rechazaban cobrarles.

-En ningún modo deben disculparse, son bienvenidos como todos los invitados.

Posteriormente, me enteré que se trataba de personajes conocidos de la farándula. Uno de ellos hijo de Charli, el payaso, quien a la mañana siguiente obsequió un ramo de flores a Tere, en agradecimiento.
Pero tan entretenidos nos hallábamos en el festejo, con baile incluído, que un camarero tuvo que llamarme la atención.

-Don Carlos, ¿permite a los niños que sigan con su juego?. Están apurando el licor de las copas en la mesa de recogida.

Cierto. Con grandes carcajadas rodeaban la mesa probando los variados licores que restaban en las copas abandonadas.
Rápidamente, les afeé su acción, ya que el alcohol era perjudicial para los niños. Se lo tomaron con exagerada comicidad, coreando palabras inconexas.

Me dí cuenta de que les hacía efecto. Al que más, Dani, que tuvo que entrar en el chalet para tumbarse en la cama, después de vomitar. Fue el único de mis hijos, que jamás pudo probar copa alguna de alcohol, ya que le repugna.

viernes, 19 de agosto de 2011

Parejas perdurables ( continuación 55 )

Parejas perdurables ( continuación 55 )

Iba a narrar lo que indagué del Delincuente Paco, al leer la noticia por los periódicos y que tiene miga. Al final resultó un desgraciado pagando sus culpas y las de los poderosos que se cebaron con él.
Mi curiosidad me indujo a indagar los acontecimientos que le proporcionaran un final tan previsible.
No casaba el Paco que conocí, con el del perfil atribuido por los reporteros. Ganador de una sentencia de cárcel, con obligación a indemnizar cantidades millonarias a terceros, por ser el cabecilla de una gestión dolosa colosal.

A menos que por Barcelona, existieran docenas de empresarios, o comerciantes más cándidos que yo mismo, aquél mequetrefe, era imposible que llegara a ser cabecilla de nada.
Pues lo dejo para más adelante, ya que por pura coincidencia, me llamó esta tarde Sandra, hablando de Jacinto.

-Pues mira Sandra, estoy redactando recuerdos de nuestros colegas con sus parejas, y lo que me pides, con mucho gusto te lo enviaré en un par de días. Supongo será suficiente antelación.

Pues resulta que al cumplir lo prometido a Sandra, cumplo también con esta narrativa. Será lo que se dice matar dos pájaros de un tiro.

Llevamos ya mucho tiempo que nuestro grupo de parejas, mantenido ya durante 55 años, no nos vemos habitualmente. Solo esporádicas llamadas telefónicas y pocas reuniones en restaurantes de la Costa Brava. Estamos diseminados por poblaciones diversas.
Y me dolió, que este año, cuando nos veamos, creo será el inicio de tristes reuniones. Casi que mejor, darlas por finiquitas.

Tenía la esperanza de poder avanzar en la narración, hasta un final feliz. Esto se truncó. Cuando menos, no seremos las dieciséis parejas formadas del tiempo estudiantil, las que podamos contarlo. Hace pocos meses, Doc, el entrañable médico conocedor de Minas Gerais (Brasil) por instalarse al término de su carrera en Belo Horizonte, el corazón le falló.

Sea lo que fuere, me consta que todos los de nuestro grupo, estamos satisfechos de lo que nos aportó el Destino. Vistas la miserias que nos relatan a diario las noticias por la TV, nos consideramos muy afortunados por haber disfrutado de la Vida, con altibajos, pero nada aburridos. Jajaja


Os dejo un par de días, para comenzar a cumplir con lo solicitado por Sandra.

Parejas perdurables ( 55 a )


Ya le mandé a Sandra por email, lo que me solicitó y que expondré más adelante.
Estuve pensando que al ciudadano común, lector de esta narrativa, le interesaría saber lo que averigüé del elemento Paco y lo que se escondía tras él.

No me convenció lo redactado por los periódicos, por mi experiencia personal. Pedí a Rodriguez, que se llegara a Juzgados para sacar una transcripción de lo que en términos legales llaman “autos” referentes a tal estafa de más de quinientos millones y los de la Sentencia firme contra Paco y tres personas más, a mi modo de ver de su misma calaña.

Lo que averiguó Rodriguez, me lo tradujo en términos vulgares y entendí que veinticuatro bancos en tal dolosa operación, asumieron la pérdida de casi setecientos millones de pesetas, sin posibilidad de resarcirse.

Los detalles fueron que siete de ellos, se inhibieron de sus actuaciones judiciales contra los delincuentes, dándose por estafados y no incrementar gastos en intentos de recuperación.
Los catorce restantes, mediante embargos de los bienes escasos de sus sentenciados, acabaron por reclamar una media de treinta y cinco millones cada uno.

Según mis cuentas por el elenco bancario existente en aquellos días, hubo otras veinte entidades entre Bancos y Cajas, que no quedaron afectas por este fraude.
Y lo curioso, que entre los cuatro responsables legales y sentenciados, siquiera operaron con la décima parte de los afectados.

Tal cantidad de bancos involucrados, lo fueron por carambola. Y ya se sabe que las carambolas las obtienen expertos jugadores.
Todo procedía por un entresijo de actuaciones entre más de veinte entidades comerciales con sus cargos últimos a las supuestas empresas de Paco y sus tres asociados.
Siguiendo el hilo, hallé a una curiosa Entidad, de una década de antigüedad, “Promociones comerciales, S.A.” con Capital social declarado de 100.000 pts, que facturaba millones cada mes.
El milagro de los panes y peces, me pareció ridículo, ante el de estas Promociones. Por ello, pedí a Rodriguez, que contactara con la dirección de esta empresa, simulando interés para “promocionar un negocio”. Y me diera su parecer.

Fue aleccionador. Tuvo difícil a base de añagazas, conseguir ser atendido por el Gerente, en el domicilio Social de “Promociones Comerciales S.A.” Normalmente no atendían a nadie que no fuera por teléfono, o por código postal de Correos.
Los informes bancarios, resultaban espléndidos. Una empresa de espectacular evolución, de solvencia impecable adjudicándosele, cifras de siete ceros. Tenía contactos con multinacionales y su nómina no excedía a veinte empleados.

¿En qué consistían pues sus negocios?. Claro esto me incumbía saberlo. Quizá imitándoles podría yo sacudirme a los ya 65 empleados bajo mi responsabilidad.
La estructura física de la empresa, era más que ridícula. Una planta de despachos de Barcelona en calle secundaria, con alquiler de antes de la guerra. Otro milagro.

Supuestas delegaciones por las provincias, ubicadas asimismo en locales de alquiler. Cinco vehículos-furgoneta, de poco valor, pero con los clásico anuncios pintados, como propaganda comercial.
Rodriguez describió las oficinas centrales como las de un piso de 250 metros cuadrados, con la simple distribución, de una amplia sala sin compartimentos en la que laboraban quince contables, otra sala no tan amplia supuesta para reuniones y un despacho en el que se leía Dirección, a la puerta de la cual se hallaba la secretaria, archivera de los documentos que cubrían la totalidad de las paredes, en simples estantes.

De los veinte empleados, quince se dedicaban exclusivamente a la contabilidad para la administración legal de Hacienda, administración interna de la Empresa, y facturación a “clientes”. Y tres mensajeros a las órdenes de los contables. El resto de personal visible la secretaria y el director.
Los acreditativos que requirieron a Rodriguez para entablar relaciones comerciales, era una verdadera criba para desestimar a posibles indeseables. Y de ello sacó la conclusión que les servía para catalogar a los nuevos “clientes”, en dos únicos conceptos.
O como Colaboradores de la empresa, o como clientes verdaderos ajenos. Se supone que los últimos corresponderían a entidades solventes.

Con todos estos datos, ya pude razonar, o casi descubrir con certeza el modus operandi de “Promociones comerciales S.A.”
Y lo que voy a contar, es un supuesto, ya que no tuve contacto con ellos, pero su funcionamiento se correspondía a un elaborado sistema de peloteo con inteligencia. Lo contrario de Paco.


Parejas perdurables ( 55 b )

La base de “Promociones comerciales S.A.”, sin paliativos, era la autofinanciación, a base de autocrédito.

Así como los Bancos, tienen la potestad, autorizada legalmente de erogar crédito por valor de diez veces el capital depositado, la comercializadora bajo los auspicios de entidad legal, acorde a sus estatutos, se auto adjudicaba un capital del veinticinco por ciento superior al capital real manejado anualmente.

Podían realizarlo en base a disponer de un 75% de Clientes reales, y un máximo del 25% de clientes colaboradores.

Los clientes reales, se beneficiaban siempre que el negocio lo requería con un crédito a interés intermedio del bancario y el de las financieras otorgado, como deferencia por cliente preferente.

Por aquél tiempo en cifras redondas, representaba el 15% de interés anual. Con ello, Promociones, ganaba un 5% bruto, por su gestión.

En cambio las empresas colaboradoras, lo eran por cuanto su propio negocio era poco rentable, tendente a cosechar pérdidas.

Aprovechaban créditos sin interés, donados por su mecenas Promociones comerciales S.A.

Se obligaban a atender cuantas facturaciones ficticias les llegasen, emitidas por diferentes empresas asimismo reales, o ficticias.

Ellos recibían de la central de operaciones el capital necesario para atender los efectos de peloteo.

Esto causaba un movimiento bancario de volumen sugestivo, para los directores de agencias. Veían balances anuales de sus imponentes con crecimientos superiores a la media de las empresas en general.

Conclusión: clientes apetecidos por los bancos, para seguir proporcionándoles créditos en descuento de letras.

Ganaba Hacienda, al cobrar los timbres de las letras, que eran un tanto por mil del valor a facturar. Este valor se abonaba al adquirir las letras en los estancos. Si el timbre era inferior a su baremo autorizado, la letra perdía su efectividad legal.

Ganaban los bancos que podían con aquél capital, incrementar diez veces su poder crediticio. Amén que su descuento les beneficiaba de un diez por ciento bruto.

Ganaban las empresas rentables beneficiarias de los subcréditos, que así podían seguir con sus cuentas carentes de números rojos. Y de rebote los bancos incrementar el número de clientes que no causaran problemas.

Por último ganaban los colaboradores, quienes tenían la oportunidad de rentabilizar sus propios negocios, caso de ser diligentes en sus funciones y laborar con prudencia.

Esto último, en ningún modo podía aplicarse a Paco y sus asociados.

En definitiva, los contables debían su atención en mantener estable la proporcionalidad entre empresas rentables y las de colaboración.

Por cada cuatro clientes ganados al año, se permitían incrementar un colaborador.

Las declaraciones de renta, oscilaban siempre en los límites de beneficios mínimos, por lo cual abonaban un bajo porcentaje a Hacienda.

Los gastos conjuntos de la organización, deducidas nóminas y prebendas por administración, podían representar un 20% del capital ficticio, pero que distribuído en la facturación general absoluta, no resultaba más que un 5%.

Y esta cifra era incluso menor a la inflación campeante. Se podía seguir otro año con factuarción un 6% superior y seguían los beneficios.

La empresa, llevaba una década funcionando así y de seguir con mesura su estabilidad permanecería indefinidamente.

Para simular honorabilidad, los gestores de esta organización, dotaron por trios los contables que intercambiarían facturación entre ellos y cada grupo de contables disponía autoridad sobre un corre-ve-y-dile, para atender pagos y cobros por ventanilla.

Lo que programaban las tardes anteriores, se ejecutaba por las mañanas en las ventanillas de las agencias bancarias. Y el equipo se veía atareado por el relleno de miles de letras a diario.

Entre las nueve y las diez de la mañana, estos ayudantes retiraban las letras vencidas para atender, o las reclamadas por no ser atendidas. Asimismo en los bancos en que no retiraban dinero, entregaban nuevos giros de letras para descontar.

Así no se veía relación entre ingresos en papel y cobros en metal.

A partir de las diez ya no se realizaba ninguna operación, por prudencia. Siempre cabía la posibilidad de que algún talón se emitiera sin fondos, y ya se descubriría el mecanismo de las ruedas de talones.

Tened en cuenta, estimados lectores, que pertenecéis a las generaciones de Internautas, que en los tiempos de lo narrado, las agencias bancarias tenían su obligado entendimiento con sus centrales. Existía el teléfono pero no el ordenador.

Cualquier incidencia, la agencia se enteraba a partir de las diez de la mañana, a través del teléfono de la central que a su vez recibía los datos de sus agencias del día anterior.

Para más Inri, si la comunicación se realizaba entre distintos bancos y desde agencias de provincias, el retraso era de tres días.

Así, se ve claro que con una perfecta organización, tres talones emitidos desde diversas agencias y distintas entidades bancarias, podían rotar indefinidamente.

Serían buenos y con fondos, al tercer día, aunque no lo fueran el de su cobro. Bien, a la larga se sospecharía de su reiteración. Los números bancarios son los que relacionan fechas de cada apunte provocando números rojos, que a su vez el banco se los cobra con interés veinte veces superior al de los intereses corrientes. Lo que dosificado, también es beneficioso para la entidad bancaria.

Pero esto solo se realizaba siempre que hacía falta compaginar el día de abono de descuentos, con el día de pago de letras ficticias.

¿Qué ocurrió pues para cazar a Paco y Cía?. Su mala cabeza. Su sentido de inconsciencia perenne, le llevaría a salirse de la normativa de la empresa mecenas. Si sólo recibía dinero para atender lo ficticio, ¿porqué no hacer él lo mismo para otros clientes segundones?.

Su negocio prosperaría, merced a la protección de la central organizativa, mientras que su banco, no le negaría más créditos, viendo su tremendo movimiento bancario realizado en meses y sin ningún traspiés.

Claro lo obtuvo y realizaba una suborganización de la que él participaba como favorecido.

Al darse cuenta de la insolidaridad de Paco, el Gerente de “Promociones comerciales S.A.” debió conminarle a atender con creces lo estafado. Evidente que no podía cumplir ya que era tan ahorrador como los fantasmas que en su día se presentaron a mi despacho ofreciéndose como vendedores. Despilfarradores eran y no otra cosa.

Al no disponer de escapatoria, imagino que la salida se la ofrecería el Gerente en beneficio común.

Aguantarían Paco y Cía, un trimestre, en el cual les llegarían los acostumbrados efectos, sin atender ninguno. Los bancos procederían al protesto de las letras y a las consecuentes demandas Judiciales.

Paco y Cía, a cambio de su silencio, acatando la sentencia previsible de cárcel y embargos, recibirían una vez cumplida la pena, un diez por ciento de las millonarias cifras estafadas, a ingresar en Banco Andorrano.

Luego, al ser insolventes la acción de la Justicia acababa. Y los millones adeudados, pasarían a pérdidas por las cuentas bancarias.

Y de nuevo, ganaba “Promociones comerciales S.A.”, que de un plumazo, se libraba de quinientos millones ficticios, a costa de los Bancos.

Podía ampliar capital para operaciones con las Multinacionales.

El descalabro de los Bancos, se mitigaba en parte pòr atenciones de aseguradoras. Otra parte por rebaje en los cánones por impuestos sobre los beneficios anuales.

En cambio, la inflación anual seguiría creciendo, pagándola el ciudadano ajeno a las manipulaciones de tales desalmados.


lunes, 15 de agosto de 2011

Parejas perdurables ( 54 )

Tanto a mí como a Picot, el Gerente de nuestra nueva empresa de congelados, nos extrañó la familiaridad con la que nos trataba el ejecutivo de “Frutos del Mar”.

Sin pedírselo, nos mandaba un camión con diez toneladas de merluza fileteada a un precio de oferta para iniciar “negociaciones” que nos beneficiarían mutuamente.

Procuré informarme del currículum de tal empresa y de este pintoresco personaje.

Tuve que sonsacarle a él, los datos con tirabuzón, pues muy conocido, no debía ser por los tratantes en el ramo del congelado. Según dijo Paco, que así se llamaba el personaje, disponía de una red de transporte de camiones isotérmicos por la Península y unas cámaras de alquiler en el Prat de Llobregat. Actualmente las tenía a rebosar.

Insitimos en que era prematuro entrar en negociaciones ya que no estábamos aún organizados y nuestra cámara provisional, no admitía más de una tonelada de cada tipo de mercancía. Incluso nuestra red comercial incipiente, no podría absorber en tiempo razonable tal cantidad de merluza.

Su labia digna de los charlatanes, y su forma de camelar con chistes y promesas de alianza amistosa para los negocios que tenía en curso, acabó con nuestro consentimiento en que lo enviara, sin compromiso y que ya veríamos que salida podríamos dar, por ejemplo ofreciendo a la vez, parte de la mercancía a la competencia, ya que tan barato nos lo ofreció.

-Carlos, esto me da mala espina.

Picot, expresaba su parecer, al que yo me sumaba pero, confiando en que sin compromiso firme, una vez vista la mercancía sería el momento de decidir.

Asombroso. Tres horas después de la conversación, el vigilante de nuestra cámara nos pedía licencia para descargar el camión recién llegado de Barcelona.

Esto era un abuso. A última hora de la tarde, no podíamos realizar ninguna gestión. Aún estábamos intentando digerir la conversación en la que Paco me forzó. No había tiempo. Permití que lo entraran a la cámara y a la mañana siguiente inspeccionaríamos.

Claro, el camionero se llevó el albarán de recepción firmado por nuestro vigilante.

A las nueve de la mañana, llegué de Barcelona y directamente junto a Picot, procedimos a inspeccionar el regalo de los “Frutos del Mar”.

Aquello, era un escándalo. Nosotros carecíamos de experiencia pero aquél pescado, incluso a precio de regalo era un robo.

Llamamos a un experto para que diera su opinión. Ni falta que hacía. Aquellas cajas de filetes de merluza, procederían de cámaras del ámbito Nacional, tras varios años de peregrinaje. Las astillas de madera, hubieran tenido mejor aspecto para ser cocinadas.

Automáticamente quise ponerme en contacto con Paco. El teléfono automático pedía dejar recado. Esto era lo último. Una Empresa, a media mañana no atendía llamadas. No lo conseguí hasta mediada la tarde más o menos a la hora que el día anterior nos embaucaba el tal Paco.

Incluso con la evidencia ante nuestros ojos, su charlatanería que ya no venía a cuento, persistía. Hartos de perder bel tiempo por teléfono, le insté a que pasara a recoger el momificado pescado.

Cedió al fin pero nos pidió que lo mantuviéramos un par de días ya que tenía los camiones ocupados. A nosotros ninguna gracia nos hacía ocupar la cámara con tantas cajas que solo eran un estorbo.

Cuando se presentó a recoger la mercancía el mismo camión que nos la trajo, ya sospeché que la “red de camiones por la Península”, se ceñía a aquél isotermo de diez toneladas.

Por curiosidad, fui a visitarle una semana después en su “Empresa”. Lo hallé en un despacho, solo y atendiendo al teléfono. Eran sus oficinas. Concretamente, una mesa con media de docena de sillas, el teléfono y un direccionario.

Y el abre puertas, tenía una mesita con material útil para usar la máquina de escribir y enviar cartas por correo. Ni sala de recepción, ni despliegue de empleados para atender los fabulosos negocios de la Península.

Vamos un desgraciado charlatán. Si ánimos de ofender a los charlatanes. Le afeé su comportamiento que nos causó perjuicios por descarga, mantenimiento por ocupación de nuestra cámara y posterior carga.

Lo arregló con más cahrlatanería y delante mío atendió una llamada telefónica con la cual enviaba la misma mercancía a un colega del ramo de Badajoz, por un precio algo superior al que me la había ofertado.

Entusiasmado con la nueva venta, hacía ver que por mi error al creer mala calidad del congelado, perdí el negocio.

Para paliar las molestias causadas, me invitó a comer a un Restaurante de sibaritas. Disimulando mi asco por tal personaje, acepté solo por considerar que aquella sería la última vez que le vería.

Pero fue solo el comienzo de un calvario.


Parejas perdurables ( 54 a )

Pedí los permisos municipales para la construcción de la nave de congelación. Urgía poder competir con las ya nacientes como setas, entidades comerciales de esta forma de distribución de los alimentos.

Sí. Se puso de moda y cualquier comerciante con una furgoneta, se veía capaz de proclamarse el mejor y más económico suministrador a las tiendas de ultramarinos.
Para rentabilizar nuestra empresa, algo imprescindible sería conseguir una clientela nutrida en un radio de alcance máximo, al que se llegara con los vehículos en tiempo mínimo.

Las dos cosas parecen incompatibles pero no lo son. Estriba en montar itinerarios diversos de la red, atendidos por conductores, a los que se les entrega justo la cantidad de encargos posibles de atender en una mañana, o en una tarde. Esto considerando el tiempo invertido en cada pedido, 10 minutos, permitía distancias máximas de veinticinco kilómetros. Y pensábamos cubrir todo el litoral de la Costa brava. Precisábamos pues dos vehículos para la Costa y otros dos para el radio de acción desde nuestras cámaras.

Nos daba la posibilidad de atención máxima de 160 pedidos diarios. Esto resultaría una utopía, por dos motivos: Las tiendas idóneas, como aquellas que ya distribuían helados en verano y las que disponían de cámaras para carne, eran escasas.
Y además, reacias a introducir en el mercado productos que detestaba el público en general.

Y el segundo inconveniente que prácticamente resultaría imposible una regularidad en los pedidos, incluso 80 pedidos podía resultar cifra optimista.
Hasta que se familiarizara el público al nuevo tipo de alimentación, olvidando su prejuicio inicial contra el congelado, no se obtendría continuidad en los pedidos.
Con el tiempo, los clientes distinguidos ya realizaban sus pedidos por teléfono, incluso procedían ellos a pasar a recogerlos personalmente.

Los inconvenientes los suplí mediante una campaña publicitaria, a cargo de Robino y realizando visitas personales a los futuros clientes. Sus comercios carentes de arcones, o vitrinas, fueron la base para ganarlos, ofreciéndoles estas pequeñas cámaras a precio aplazado, sin intereses.
En cinco meses, logré 500 puntos de venta. Jacinto y Picot, contentos con el resultado. Colocamos casi doscientos arcones y una veintena de vitrinas.

Pero eso no era suficiente para competir con los atrevidos emergentes sin organización, pues a su favor tenían la carencia de gastos de empresa y personal de plantilla, cosa que para lo que nos propusimos al crear la sociedad, era insostenible.
De inicio ya la nómina abarcaba a diez empleados. Los gastos fijos, eran respetables y los beneficios inicialmente contados como el 20 % sobre coste del producto, se evidenciaron, como un perjuicio de un 10%. O sea que si incrementábamos el precio al público con un treinta por ciento, resultaba que lo comido, por lo servido.
¿Quién monta un negocio, para estar ocupado fijo y con las preocupaciones propias de un Empresario, para no ganar nada?.

La verdad era que no podíamos resultar caros. Necesitábamos medrar con incremento de clientes, no con sus abandonos. Tuvimos que pactar con las fábricas suministradoras, unos baremos de descuentos en razón al volumen de venta.
Y con alguna de ellas obtuvimos además exclusivas para nuestra provincia. Como si dijéramos que los comerciantes pequeños, de seguir, vendrían a comportarse como piratas de nuestras marcas, o solo vender mercancías de marca desconocida.

A medida que aumentaba el número de clientes, se fragmentaban los itinerarios para más servidores. Los conductores, al principio hacían la entrega y tomaban nota de nuevos pedidos. Más adelante ya se tomaron vendedores para realizar los pedidos, en tanto que los conductores disponían de más tiempo para atenderlos.

Absorbido en la organización, descuidé algo los negocios de Barcelona, pero un aviso del Banco Industrial, me alarmó.
¿Qué eran aquellas letras, procedentes de “Frutos del Mar, llegadas sin previo aviso?.
Como no estaban aceptadas, el Director me preguntaba si debía cargarlas, o devolverlas.

-Devuélvalas que no obedecen a nada. Contactaré con el librador para que subsane el error.

De nuevo, Paco se salía con la suya. Incordiaba, tres meses después de haber zanjado la cuestión. Otra vez me fue dificultoso contactar con él. Al hablar finalmente con él, se me removían las tripas.

-Creo que quedó claro que no tenía interés en negociar con Ud. ¿Cómo se atreve a enviar letras de cargo a mi banco?.

-Perdone, es un error, ya que se emitieron a tenor del albarán de entrega de las diez toneladas de merluza.

-¿Pero qué merluza si ya se la llevó tres días después de la recepción.

-Es que olvidamos dar contra orden a contabilidad.

¿Era posible, tal desfachatez?. Su departamento de contablilidad, recuerdo que consistía en una superficie de una cuarta parte de su mesa.
Y las órdenes y contraórdenes, no cabían proceder de otra persona que de él mismo.
Aguanté el nerviosismo que me producía mantener un diálogo para besugos.
Para mitigar mi inquina ascendente, respiré fondo, tragué saliva y como si no estuviera alterado, le conminé que retirara las letras y olvidara el asunto.

Solo me faltaba un elemento, émulo de Conchita. Y que lo viera el Director del Banco Industrial. Si me rechazó las letras de Confección de Moda, ahora tomaría prevención para las de Congelados.

Cuando pasado un mes, recibí otra llamada del Director, resurgió el tema que estaba olvidando.
Nuevas letras de “Frutos del Mar”, se presentaban para el cobro. Esta vez, de haber logrado una tila, a pesar de mi aversión por este líquido para mí intragable, seguro la hubiera tomado con ansia.

Colgué el teléfono, ya que las palabras me salían tartamudeando.
Me tomé dos días antes no me presenté a ver al Director, relatando la incidencia con el tal Paco, para que supiera que nada tenía yo que ver.

A Paco no fui a verle hasta una semana después, procurando estar calmado. Y lo conseguí.
El desvergonzado, con sus chistes y su charlatanería, aguantó estoicamente mi diatriba. Nada, no debía tomarlo a mal, en definitiva, entre comerciantes debíamos ayudarnos.
Esto colmaba todos mis esfuerzos por mostrar pasividad. ¿Osaba, considerarme a mí como uno más de su calaña?.
Él, sí. Se mostraba impasible. Y además con una sonrisa que le llenaba la cara. ¿De qué pasta estaba hecho aquél hombre?.
A todas luces, mi dialéctica no surtía efecto alguno y lo que podía en último caso era propinarle un guantazo que le saltaran los dientes. Pues sus escasos ciento sesenta centímetros de altura y delgadez manifiesta, no eran obstáculo alguno para mis 78 kilos limpios y 1,84 cm.
Otro esfuerzo mental, me aguanté, di media vuelta y salí del antro sin decir adiós.

Lo comenté con Picot y con Jacinto, y ni uno ni otro dieron la mínima importancia.
Al siguiente mes, se repitió la historia. En esta ocasión Jacinto ya se lo tomó como una afrenta seria. Se ocuparía Rodríguez, como abogado de Santa María, pero contratado por la entidad de Congelados, de realizar la visita a Paco.
Él le pararía los pies, puesto que su lógica judicial, sería más apropiada que la mía de cándido.

Respiré a gusto con la idea de que al fin podríamos dar por cancelado este mal trago, proporcionado por un irresponsable charlatán estafador. Claro la estafa si no retiraba las letras, la soportaría el banco. Me pregunté ¿Qué banco admitirá a este fantasma las letras ficticias?.
Esto merece un tratado aparte, pues en definitiva lo que me atañía era desprenderme de él a costa de la ayuda de Rodríguez.

Una semana después, Rodríguez me puso al corriente.

-Carlos, este mes te llegarán al Banco Industrial, más letras de “ Frutos del Mar”.

Parejas perdurables ( 54 b )

Rodriguez expuso la táctica que le pareció oportuna.

-Mira Carlos, decide lo que creas conveniente, pero conociendo tu inquina con los pleitos, dejé claro al tal Paco, que estábamos dispuestos a rastrear sus cuentas bancarias y a denunciar sus fraudes reiterados a todos los banqueros.

Esto le hizo entrar en razón. Confesó que no pudo retirar los efectos entregados a su banco, emitidos por seis meses, como si de un aplazamiento se tratara. Al no colaborar tú, se le hizo imposible juntar el capital preciso para retirar toda la operación descontada por su banco.

Últimamente el cerco de colaboradores para el peloteo, no alcanzaba a suplir las cifras cada vez más abultadas. Perjuró que la emisión de este mes dirigida a tu banco, era la última.

-¿Crees que no te estaba embaucando también a ti?.

-No le conviene. Mi amenaza es simple y fácil de cumplir sin dispendios por nuestra parte y con el final de la trayectoria a sus actuaciones para él.

Pero tú elige. Puedes olvidarle ya, una vez devuelta esta su última emisión al Banco Industrial, con lo que a continuación te pasaría mi minuta por asesoramiento legal y gastos logísticos, o aguardar unos años a la espera de la sentencia contra Paco en la que declarado insolvente, fuera a parar a la cárcel.

Esto es hipotético en el mejor de los casos, pues seguro que en su defensa, saldría a relucir el albarán que obra en su poder. Lo esgrimiría su defensa como comprobante para incriminarte con tu intervención inicial, al fraude bancario.

Pudieran haber apelaciones y solicitud de cambios de juzgado y una variada relación de tretas legales para prolongar la sentencia firme final.

Luego te presentaría mi minuta con costas incluídas. Pero resarcimiento económico, no lograrías ninguno.

-Muy negro me lo presentas y tal como dices, no me interesan en absoluto estos fregados.

Esto fue realmente lo último que me involucró con el peloteo de Paco. Sin embargo, un año después por la prensa, me enteré de una macro estafa perpetrada por un grupo empresarial, cuyo cabecilla, Paco junto a dos colaboradores fueron sentenciados a seis meses de cárcel y a devolver varios millones a los estafados.

A los apartamentos, en su fase final de construcción, constituidos por dos bloques idénticos, les bauticé Geminis. Demostraría originalidad. A nadie podía ocurrírsele acierto tal. Vamos que el público lo consideraría una genialidad.

Claro que entre nosotros, en secreto puedo confesar que me parecía lo más ridículo, pero comercialmente, vendía. Y sí. Casi un centenar de urbanizaciones conocidas, tenían en su haber alguna construcción con tal pedante nombre.

Le comenté a Jacinto, que viendo la demanda creciente del turismo extranjero por hábitats, en urbanizaciones Catalanas, realizaría un dosier explicativo de Santa María.

Encargaría a Robino la confección de folletos propagandísticos, en tres idiomas con fotos de los chalets construidos y los puestos en venta, junto a los apartamentos equipados, a punto de habitar.

Elegí Francés-Inglés-Alemán, mejoraría nuestro entendimiento para con los esperados clientes. Y convenía visitar personalmente a operadores turísticos por Francia, Suiza, Alemania, Países Bajos y Luxemburgo, como posibles candidatos colaboradores mediante comisiones de venta.

Sin esperar reacción alguna, Jacinto halló excelente idea. Podía acompañarme y de paso veríamos como funcionaba el congelado por Europa. Algo aprenderíamos del negocio.

Pidió excedencia en la Notaría para diez días a cuenta de vacaciones. Las iniciaría tan pronto tuviera los folletos impresos.

El viaje proyectado, requería una preparación que no pude lograr. Carecía del tiempo necesario para establecer contactos. Tampoco podía preparar rutas adecuadas, cuando nada conocía fuera de las carreteras pirenaicas francesas.

Pero allí estaba Jacinto, que ya tenía recorridos siete países Europeos en viajes con su mujer. Y que me parece estaba más interesado en hacer otro recorrido en plan turístico, que en conocer como presentaban los comercios a sus productos congelados y sus métodos de distribución.

Lo comenté con Tere, por si podíamos organizar este viaje juntos. Las complicaciones con los niños y la sirvienta, estaban a la orden del día y muy a su pesar rechazó acompañarme.

-Y, ¿Jacinto, te acompañará con su mujer?.

Aquella era buena pregunta, no se ocurrió. Pero al saber Sandra, que Tere no vendría, respondió a Jacinto, que a ella tampoco le parecía apropiado. Resultaría un estorbo para nuestra labor comercial.

Un detalle decisivo para datar la fecha de salida, fue la obtención del Seat 1500 nuevo modelo que la fábrica servía en cuentagotas a los solicitantes. Habían más clientes, que vehículos en stock.