martes, 31 de mayo de 2011

Parejas perdurables (continuación 43 )

Enseñé el requerimiento del Ayuntamiento a Orpí.

-Me está amargando la existencia el Alcalde. Como ves no me permite ningún movimiento para cumplir con el desarrollo de la Urbanización. Se agarra a las arbitrariedades que se le antojan, para boicotear. Como tú firmaste el proyecto y fue aprobado legalmente, ponte en contacto con Rodriguez, le aportas toda la documentación acreditativa del proyecto y que siga el proceso que requiera para oponernos a arrancar las aceras.

Rodriguez, también sacó mis mismas conclusiones, pero ateniéndose a que en cada Municipio disponen de reglamentos complementarios, ya me indicó, que aquello iría para largo.

Lo fue. Entre la documentación de descargo presentada, sus respuestas oficiales y convocatorias a plenos Municipales, para someter los descargos a debate, pasaron tres meses. Más hubieran sido si no nos aveníamos a zanjar la cuestión con una sanción administrativa, abonar unas inventadas tarifas locales y así, seguir con las aceras intactas.

Ya tenía una cuarta parte de las aceras ejecutadas, cuando ENHER, finalizó su tendido en baja tensión por todas las calles.

Rebosante de alegría por ello, pedí a la empresa de alumbrado, acelerar la instalación de las iluminarias de cayado, sobre base de farolas de tres metros y medio altura. El accionamiento sería todo el año automático, mediante células fotosensibles a la intensidad lumínica variable. Encendido al oscurecer bien fuera por echarse encima lo noche, o estar el cielo encapotado. Al alba, apagado.

Les pareció bien que el finiquito de la obra, lo realizara mediante letras aceptadas a 30, 60 , 90 días, a partir del día de la entrega comprobado su buen funcionamiento. Una condición casi clásica en aquél tiempo.

Al mismo tiempo ya contraté a ENHER para salida de Transformador, colocar el contador de alumbrado público acompañado de otro para servicio general de las construcciones de mis proyectos. Los contadores de los clientes para sus chalets, irían directamente a cargo de los usuarios.

Todo correcto, solo me faltaba contemplar el día previsto como se encenderían las iluminarias, por todas las calles. Claro que a partir de aquél día, las facturas de ENHER ya serían sustanciosas.

Pensé en echar mano de un porcentaje de letras para su descuento, precisamente, cuando ya estaba a punto de no utilizarlo, bastándome con las que entregaba al cobro.

Los bancos estaban contentos con mi papel comercial, por su carencia de morosidad. El que no lo estaba tanto era yo. El crédito de los manzanos, me facilitó poder ir eliminando su negociación doce puntos por encima del crédito oficial al que me acogí. Y tener que recurrir de nuevo a ellos, era ingrato.

En mi nuevo despacho, señorial, me sentía orgulloso por mi buen gusto al decorarlo. Tere estuvo de acuerdo que las cortinas haciendo juego con las alfombras daban su punto de distinción. En cuanto la mesa despacho moderna de blanco inmaculado con el tresillo de cuero y las dos butacas de visitantes junto a la de dirección con ruedas, remataban una evidente categoría.

En una pared, el Plano aéreo de la Urbanización y enfrente un cuadro de grandes dimensiones de tema forestal, cumplían la nota de colorido con sobriedad.

La luz de pié al lado del tresillo, otra de sobremesa y una araña centrada colgando del techo

asimismo todas del mismo estilo y color.

Recuerdo que los primeros que vieron el despacho en funciones, me expresaron su grata impresión.

-Don Carlos, desea que le atienda un corredor de banca.

-No tengo ningún interés en la bolsa. Dígaselo y no perderemos el tiempo.

Judit, regresó.

-Dice el Sr. Argen, que es asunto privado bancario pero no de la Bolsa.

El Sr. Argen se presentó como captor de clientes para bancos. Pertenecía a un grupo que a las órdenes de los Directores de Agencias, seleccionaban clientes para beneficio mutuo.

Ya conocía el interés que tenían lo directores de Agencias de Bancos, en procurarse una amplia clientela. Y si los clientes destacaban por la cantidad de negocio a pasar por sus manos, ellos ganaban puntos ante la Dirección General. Los puntos eran ascensos en categoría y sobresueldos en metálico.

Si el Sr. Director, un año, no cumplía con el cupo de captación cliente-capital, pasaba a ocupar la silla de Subdirector, de la misma Agencia, u otra. El Nuevo nombrado, disponía de un máximo de dos años, para cumplir con una exigencia mínima, a partir del tercer año se hallaba en las condiciones de su antecesor si no demostraba su valía.

En ocasiones, los menos afortunados, eran relegados a burocracia en la Central.

Esto explicaba el que los Directores con frecuencia, estuvieran ausentes del despacho. Visitaban clientes, para que aumentaran cifras en su banco, o bien a nuevos clientes para captarles a su favor.

El caso del Sr. Argen, no lo conocía. O sea que el Director al que representaba, procuraba multiplicar la efectividad de su labor, a base de que las visitas las realizaran subordinados.

-Don Carlos, no vengo como empleado del Banco, pues mi labor es captar clientes para los Bancos que lo solicitan. Para ello, me tienen la suficiente confianza como para aceptar los clientes que les propongo. Me documenté sobre sus actividades y su estado financiero, amén que últimamente entrega el papel comercial al cobro, a pesar de disponer líneas de descuento en otros bancos sin usar. Reúne Ud. las condiciones idóneas para la propuesta del Director del Banco Santander, al que me refiero.

Se trata de darle un crédito de medio millón de pesetas a devolver a los dos años con simples pagos de intereses al 9 % anual, además fragmentado en cuatro trimestres el 2,25%.

Como ve, es una condición óptima. El interés es la mitad del usual y no tiene que firmar letras ni pagos mensuales que les resulten incordios. Le realizamos el contrato en el Banco, incluso sin necesidad de bloquear ninguna cantidad en su cuenta.

Me tocó la lotería con el crédito de los Manzanos y ahora se repetía con una inusual oferta. Aquél director, debía estar en las últimas. Necesitaría clientes a mansalva, o le retirarían de la Agencia. Así lo entendí. Pero si podían en ocasiones prestar dinero a un interés mitad del normal, ¿no se trataba de usura en las operaciones normales?.

Mejor no mirar el dentado al caballo regalado. El Director en su despacho, me atendió, al ser presentado por Argen. Tenía la documentación preparada, en impresos del Banco, por triplicado. Le exhibí el D.N.I. firmé, los tres documentos, él los selló, me entregó una copia y un sobre con el dinero. Jamás conseguí un crédito con tan poco protocolo, ni burocracia.

Y no me exigió que lo ingresara en una cuenta de su agencia. Raro, raro, raro.

La rareza se resolvió al primer vencimiento trimestral de intereses.


Parejas perdurables (continuación 43 a)

Este dinero barato gracias a Argen, aunque no tanto como el de la ayuda a la Agricultura, me sirvió para demorar entregas de papel al descuento.

Proseguí las obras, a pesar de estar en litigio administrativo con el Alcalde. Sin embargo Rodriguez debió realizar bien su trabajo ya que no aparecían alguaciles a husmear las obras.

El día que probamos la instalación del alumbrado, tuve una visita por un ejecutivo de FECSA. (Fuerzas Eléctricas de Cataluña). Se ofrecían para suministrar energía, con muy buenas condiciones. Le puse en antecedentes, por lo que contrariado, se despidió previo anuncio de regresar con su jefe para concertar un acuerdo distinto.

No imaginé nada de lo que estaba sucediendo por la competencia entre las empresas eléctricas. Sin saberlo, también era fruto de la actividad del Alcalde.

Aquella semana procuré intensificar la publicidad. La respuesta fue efectiva. Se mantuvo al público expectante, invitando a pasear por las calles alumbradas por la tarde a medio oscurecer.

Los espectantes, fueron los clientes que ya pernoctaban en la Urbanización y los lugareños, que tomaron conciencia de como progresaría el Pueblo próximamente, merced a los colonos turísticos.

La prensa local, se hizo eco a la mañana siguiente, algo que tampoco entendí en aquél momento. Robino no había planificado aquél tipo de publicidad. Y bien que favorecía a Santa María. ¿Quién pagaría al autor del artículo con fotos, y un máximo de datos de la Urbanización, formando un nutrido panegírico?.

Pues del Alcalde, supe. ¿Es que cambiaba de parecer?. Por muy extraño que fuera, las ocultas razones, las conocí un año más tarde.

Sabía que hacía tiempo, en un Pleno Municipal, se aprobó sanear la zona del Municipio que abarcaba desde la carretera Nacional, hasta la playa.

Era necesario ya que entre una franja, con restos de antiguas salinas y el resto de su litoral de terreno insalobre, lo asemejaban a marismas con charcas que eran criadero de nubes de mosquitos. Además la playa con escasos metros de arena, desaparecía y reaparecía alternativamente, según las corrientes producidas por irregular oleaje.

Todo iba en contra de la promoción de Cubera. El turismo era muy selectivo y se abocaba a las playas de poblados que las mostraban muy cuidadas.

El Pleno aprobó aplicar unos arbitrios elevados a las propiedades de esta amplia zona del Minicipio. Se destinarían los ingresos a la construcción de un espigón protector de la playa, a desecar las charcas, a fumigar y erradicar los criaderos de mosquitos y a un acceso con firme asfáltico para la playa del futuro.

Aquel proyecto, ciertamente era millonario y los propietarios, no estaban dispuestos a sufragarlo.

Para entenderles había que conocer su historia. Sus ancestros, disponían de propiedades que abarcaban terrenos cultivables fértiles y parte de estas casi marismas. Los herederos, al distribuir los bienes paternos, convenían en repartir parte de lo útil cultivable y resto de lo inservible cercano a la playa. Este último terreno a base de despreciarse generación tras generación, más bien era la medicina que debían tomar para obtener la herencia de la parte útil. Mientras los arbitrios a esta parte resultaban prácticamente nulos, los propietarios los consideraban como valor sentimental.

Ahora con unos gravámenes sobre estas fincas que muchos consideraban de coste diez veces superior al valor que magnánimamente, se pudiera otorgar a la propiedad, los afectados se rebelaron.

Altercados se produjeron dividiendo al pueblo en dos bandos. Ganó, el del Alcalde, como no podía ser de otra manera.

Para sofocar el descontento, se les dio la opción de vender el terreno, al que obviamente ningún lugareño mostraría interés, pero sí una Sociedad recién nacida que se presentó con bajas ofertas.

La presión por el Municipio en cobrarles cantidades inasumibles, determinó que el noventa por ciento de los allí involucrados, cedieran sus propiedades a la Sociedad salvadora.

Dentro del diez por ciento restante, se incluía el propietario de la salina, que aunque su explotación se abandonó hacía décadas, seguía con su valor sentimental.

El Ayuntamiento agotado el plazo dado para transacciones, promovió un Edicto en el que aquellas propiedades que no satisficieran los gravámenes atrasados incluídos intereses de recargo y costos ejecutivos, serían expropiados.

De muy mal grado, algunos cedieron a la venta y otros a pagar las exorbitantes cantidades gravadas.

Se mantuvo el de la salina, que amenazó con defender su propiedad, ante un tribunal si hiciera falta, ya que aquello representaba un atropello injustificado.

El Acalde, vista su obstinación, le hizo una oferta bastante superior a la de la Sociedad aparecida. Le convenció, que era para el bien de la Comunidad, ya que las mejoras a introducir en su litoral declarado como zona verde, darían prosperidad. Él como Alcalde amante del bien de su Pueblo, estaba dispuesto a colaborar.

A regañadientes, acudió el propietario a firmar ante Notario la compra-venta de su patrimonio ancestral.

Concluidas las transacciones, toda la zona costera del Municipio, quedó transformada mediante una reparcelación, ya que se explanó todo. Se arrasaron las separaciones de límites entre antiguas propiedades. Se aportaron tierras de relleno a las charcas, y se construyó el espigón.

La totalidad de esta zona, se repartía entre un 90 % a nombre de la Sociedad, un cuatro por ciento a nombre del Alcalde y un seis por ciento entre cuatro particulares que también optaron por colaborar, en lugar de vender.

Dos mses después, otro Pleno, aprobaba la recalificación de suelo del Municipio, declarando la zona del Litoral urbanizable.

Aquello exasperó a los que se consideraron estafados. Hubieron intervenciones de las fuerzas armadas para evitar llegar a mayores.

Apenas se apaciguaban los ánimos, cuando el rumor de instalación en el Municipio de una Central Térmica reactivó la animadversión.

De nuevo un Pleno del Ayuntamiento, aprobaba la instalación en el terreno que fue del Alcalde, de una Central Térmica para el bien del Pueblo.

Venía a ser una incineradora de desperdicios, eficaz como recolectora de la basura y como productora de energía eléctrica. Todo para el bien común de los habitantes de Cubera. El Alcalde, lo vendió a la Incineradora por un importe veinte veces superior al que él pagó al propietario de la salina. Una pequeña compensación que recibía el Alcalde por sacrificarse pagando una cifra extra al tozudo vendedor.

Esta vez al ser de dominio público, varios antiguos propietarios se confabularon para matarle.

Pero antes de todo esto resulta que FECSA, lo que intentaba era llegar a la Central que en aquél próximo futuro se construiría.

Y aquí enlazaba mi contrato con ENHER, y lo que me pedía FECSA.


Parejas perdurables (continuación 43 b )



Zona de charcas a desecar en playa de Cubera.

Como los lectores habrán adivinado, la información obtenida merced a su cargo Político sobre los planes Urbanísticos y de desarrollo energético Estatales, años antes que trascendiera a la ciudadanía por publicación al B.O.E., no la desaprovechaba el Alcalde.

Le iba muy bien que FECSA, trazara su línea de trasporte energía por la calle limítrofe de su Municipio en Santa María. Y que llegara a la zona marítima, en la que se desarrollaría la gran urbanización, prácticamente de su propiedad íntegra, pues la Sociedad creada para adquirir los terrenos era suya aunque permanecía a la sombra.
Y FECSA, interesada conjuntamente con la Alcaldía, por explotar la Térmica y granjearse la casi total clientela de Cubera actual y futura, como así fue.



Térmica explotada por FECSA

En cinco años la transformación de Cubera en una bella ciudad turística con casi dos kilómetros de playa, Puerto deportivo y zona Residencial a partir del Paseo marítimo, se revalorizó cien veces.
El interés del Alcalde en perjudicar a una modesta Urbanización como Santa María, se extinguió por fin, dedicándose a combatir a los terratenientes autóctonos.
Tuvo unos años de discusiones con los declarados enemigos sin llegar a las manos. Pero cuando se puso en marcha la Térmica, fueron de dominio público sus maniobras.
Las amenazas de muerte, tomaron consistencia, hasta el punto que un guardaespaldas en un poblado pequeño, poca seguridad le proporcionaría. El camino del Ayuntamiento no admitía variantes. Y su domicilio, no era ninguna fortaleza.

Presentó la dimisión del cargo a la Diputación, mediante un certificado médico constando que el estrés por la excesiva labor, le causó enajenación mental transitoria, incapacitándole de atender sus obligaciones como Cabeza del Consistorio.
Testigos hubieron de alguna de sus excentricidades en público, amén que múltiples salidas de tono en el Ayuntamiento.

Fue aceptada su dimisión y nombraron como nuevo Alcalde, al mecanógrafo del antiguo Secretario, causante de mi paseo callejero esposado por la Guardia Civil.

Un año lo pasó en un Psiquiátrico, hasta que obtuvo (seguro que a petición propia) autorización para externarse, siendo constantemente vigilado por una asistenta profesional. Como su esposa era enfermera, aunque no ejerciera, le valió como asistenta.

Con ella, recorrió toda la Península, sin parar más de dos días en un mismo lugar, lo que le hacía ilocalizable. Su mujer para cubrir el expediente, enviaba mensajes semanales de la supuesta mejoría al centro Hospitalario.
Con otro año en estas condiciones, enterado que los ánimos de los terratenientes ya se calmaron del todo, se atrevió a regresar indicando su total restablecimiento.
Aún así, no volvió a Cubera, sino a la población natal de su mujer. En realidad no tenía necesidad de supervisar los negocios de la Sociedad. Iba tan boyante con la construcción de viviendas, y negocios turísticos, su venta, alquiler o readquisición, que sus arcas rebosaban.

Todos sabían que la Sociedad era suya, pero no se le podía relacionar legalmente con quienes llevaban el negocio.

De haber sabido el motivo del cambio de su actitud, respecto a Santa María, al entrevistarme con el representante de FECSA, le hubiera sacado mayor partido.
Solo se me ocurrió que sus líneas de alta tensión, no podían discurrir por la Urbanización dado mi contrato con ENHER y que éstos ya realizaron su red en baja tensión aérea.
Otro motivo para que no pudieran pasar, el reglamento que prohibía el cruce de dos líneas aéreas.

Como el interés suyo era marcado, propusieron que al llegar al límite de la Urbanización seguirían la red subterránea, por los 700 m de la Avenida del Término. Una vez cruzada seguirían de nuevo con la línea aérea.

Entonces pensando que siendo empresas oficiales de ofrecer demasiadas reticencias podían obtener un mandato gubernamental para permitir su tránsito, les propuse ya que tenían que abrir zanjas a una calle que tenía a punto de asfaltar, que fuera a cargo de ellos la total construcción incluido el riego asfáltico.
Lo encontraron razonable, de modo que calculé, por los presupuestos que tenía, de todas las calles, el ahorro de cinco millones y medio de pesetas. Me puse contento por creer que el contrato con ENHER era el que me benefició, sin embargo ahora me doy cuenta de que podía sin temor a excederme, haberles exigido además de las obras a su cargo, una indemnización de otros dos millones.

Y la Térmica, no hubo año en que no recibiera protestas del vecindario, ya que producía malos olores. Luego por usar fuel, protestas de los ecologistas al expedir azufre y gases nocivos. Luego usaron gas natural y siguieron las protestas por hallarse rodeada de chalets de lujo y desmejoraba el paisaje. También se protestó por afectar a la fauna marina el calentamiento de las aguas del mar al recibir las de refrigeración de la Térmica.

Treinta años después de su instalación, considerándola amortizada, la desmantelaron. El pueblo pertinaz obtuvo así su premio.