miércoles, 28 de diciembre de 2011


Parejas Perdurables (Continuación 80 )

A mitad de camino de La Spezia y Livorno, los niños ya daban muestras de aburrimiento.
Puse la radio para oir lo último de San Remo:


Reflexioné si merecía la pena seguir.

-Tenemos desde Pisa para llegar a Roma, trescientos kilómetros que van a ocuparnos medio día. Luego, al menos uno para recorrer lo más manido turísticamente, habremos traspasado los seis días de nuestra salida. El regreso a casa serán milquinientos kilómetros.

-Podemos dar por realizado el viaje.

La abuela, estaba de acuerdo con los niños. De querer visitar Roma, mejor en un viaje por barco, o por avión. La carretera es para disfrute de todo lo que hay en su paso. Saltárselo permaneciendo horas y horas enlatado en el vehículo, resultaba un suplicio.

Como estuvimos todos de acuerdo, en la gasolinera de Livorno, repostamos y cambiamos el rumbo cientoochenta grados.

Parecía tal aventura de visita de Roma frustada, como el fracaso de Anibal cuando tenía a Roma a su alcance, después de realizar las penosas contiendas por Iberia y traspasar los Alpes.

Sin importame demasiado, pregunté a los niños ya que conocíamos todos el itinerario de regreso, donde preferían pasar las tres noches que se nos avecinaban.

Mejor para variar conocer otros hoteles. Miré el mapa y decidí. Una noche en Andora, otra en Toulón  y la última en Motpelier.

Lo decidido, también lo transmití por teléfono a Tere.
Desde la misma gasolinera, la puse al corriente y esperaba sus noticias de como se portó el quinteto esta semana.

-Los niños bien, ya que la sirvienta es una gran ayuda. Pero Carrión llamó para saber que día regresas, ya que realizó una venta de Santa María y quería que de tardar, para no perder la venta de contado, se la firmara yo ante Notario.

Esta era una noticia inesperada. No le autoricé para ello. Lo que sí estaba autorizado era para estar atento a las vicisitudes de la Urbanización, por parte de los Ayuntamientos y prospección de mercado. Ya decidiría yo, cuando era de interés vender lo que restaba allí. Precisamente Tere, era la Administradora de Usamasa.
Si se trataba de un solar de la sociedad, era evidente que lo podía firmar ella, pero si se trataba de la finca a nombre de Esquerdo, o de la de Jacinto, solo mi firma valía.

-No firmes nada y quiero saber antes el precio que concertó y cómo le llegó el cliente. Aunque es bueno, saber que hay demanda.

Con esta noticia, tuve fuerte acicate para llegar a Barcelona cuanto antes.
Me extrañó que Carrión hallara tan normal realizar una venta de solar de Santa María, cuando lo que le tenía recomendado era que vendiera los de Tarter. 

Incluso que reservara los suyos para poder obtener ganancias en el futuro.
El regreso ya no lo disfruté. Tenía la idea fija del raro proceder de Carrión. Pensé en que desde que con su mujer se instaló en Tarter y regentó el Restaurante, había cambiado.

Lo atribuía a que se sentía consolidado económicamente. Era propietario de más de una hectárea de terreno, disponía de vivienda gratuita. Su mujer de cocinera y él de Maitre, algo se sacaban, sin que yo les pasara cuentas. Su hijo, campaba a sus anchas a la espera de emplearse en Barcelona, o en Igualada, que ya tenía currículos presentados.

Tanto los niños como la abuela, al llegar a casa, mostraron su alegría renovada. Los tramos discretos de kilometraje y el visitar nuevas ciudades, les sacó el mal sabor que les empezaba a producir las incontables horas pasadas dentro del vehículo y eso que mas bien disponían de un espacio más que respetable.

Eran solo tres personas que me acompañaban en el Mercedes. Habitualmente lo ocupaba la familia al completo, que éramos nueve.
La parte trasera estaba dispuesta con asientos abatibles, resultando apta para trasladar enfermos en camilla. Casi se trataba de una limusina.

La verdad es que con la última visita que realizamos en un parque zoológico, se les olvidó lo pesados que fueron los últimos trayectos.

A la mañana siguiente, reanudé mi rol de urbanista y me entrevisté con Carrión.





Parejas Perdurables (Continuación 80 a )


-¿Cómo te has sentido estos días Tere?. Yo te encontré a faltar. Y me importaba un comino Roma.

-Dentro de lo que cabe, no me fue mal. Sin la chica que se nos ofreció, hubiera sido una algarabía. Los niños también notaban la ausencia de los mayores. Es curioso como se sienten unidos bajo las órdenes de J. C.

-Y que pronto vamos a perderle. Ya insinuó que lo de pasar fines de semana en Tarter no le ilusiona. Lo encuentro normal y por mí, puede iniciar su conato de independencia hasta cierto límite, pues seguro que le apetecerá estudiar en la Universidad.

Esto es lo que imaginaba acertadamente, pero no que me saliera una vez finalizado el bachillerato, con una petición que no podía satisfacérsela.

El programa televisivo de Rodriguez de la Fuente, le indujo su amor por los animales, interesándose por su fisiología y cuidados sanitarios. Quería matricularse en Veterinaria, cosa que solo podía realizar en Zaragoza.
Sentí gran dolor al tener que confesarle el verdadero estatus familiar, motivo por el cual mi economía no bastaba para tal dispendio.

-Hijo, procuré que no os faltara nada en la educación infantil y siempre estuve aguardando una posibilidad de zafarme de la economía debida a los estamentos bancarios. No lo conseguí aún. Es más día a día me hallo pendiente de un hilo para mantener nuestra apariencia de economía sólida. Los bancos me tienen atado. Si las propiedades que tu ves, y todo el mundo cree, que son nuestras, lo fueran sin dependencia de los bancos, no habría inconveniente, pero la realidad es otra y no es necesario que lo cuentes a tus hermanos que ya tendrán ocasión en su día de saber quienes son los Reyes Magos. No vayas a desengañarles prematuramente, como ahora lo hago contigo.

Le conté que si bien era verdad que disponía de propiedades unas a mi nombre, otras a la de una sociedad, otras a la de su abuela y por último otras de las cuales siendo mías, no las podía aflorar, se debía a que unas malas interpretaciones mías para con mis subordinados y contactos comerciales, me obligaron a pactar con los bancos. 
Esto significaba, que presentados a ellos los balances comerciales, me daban crédito para seguir laborando, a cambio de atenderles con unos intereses que más bien eran usura por aquél tiempo.
Si dejaba de ser propietario, y perdía la organización comercial, no dispondría de suficiente capital para salir airoso de sus tenazas.

En definitiva, con mucha paciencia y extrema cautela administrativa, iba procediendo a la cancelación de propiedades al tiempo que, de dependencia bancaria. Esto no me permitía pagarle una estancia en Zaragoza para que estudiara Veterinaria.
Le propuse, o que estudiara Medicina en Barcelona, con lo cual, no variaba mi economía, o que de seguir insistiendo en su vocación, podía indagar si una vez allí, por sus medios conseguiría autofinanciarse. Le conté que esto es lo que obligatoriamente me sucedió a mí a su edad, por fuerza mayor y que no me gustaría que él tuviera que repetir esta experiencia.

Lo entendió y al cabo de pocos días plenamente concienciado, me indicó que efectivamente lo más parecido a los animales salvajes o domésticos, son los humanos. Y así fue como en pocos años ya tuvimos al primer médico en la familia. Aquél que yo no pude ser y que a mi madre, tanto le hubiera ilusionado poder verlo.

-Tere, lo que me contaste de Carrión, me preocupa mucho. Tenías como siempre razón en la catalogación de las personas, pero desgraciadamente, no está en tus manos las elecciones del personal con quie he de tratar. Me temo que Carrión, está cambiando y que se olvida de la situación en que estuvimos tan solo hace cuatro años y que aún seguimos atados, si bien él en menor nivel que yo.
Veré mañana lo que me cuenta de sus gestiones por los Ayuntamientos de Cubera y Nova. Pero no es aún tiempo de desprendernos de los terrenos que nos quedan allí. Son nuestro aval bancario.

Dejamos ya los diálogos para pasar a la acción, que para esto estaban ya los niños en la cama.
....................................
A la mañana siguiente, lo que Carrión contó de sus gestiones por los Municipios de Santa María, tenían una parte jocosa, otra de injundia y otra de esperanza.

La última es fácil de comprender. Existía demanda de solares a precios triplicados en relación a los existentes al ausentarme.

La jocosa, que precisamente el PERI de Nova redactado, expuesto al público, aprobado y en vigor, convertía la Isla de la cual era propiedad de Usamasa, en la que se ubicaban los Bungalowes semiderruidos en una exclusiva aprobación para veintiun pareados con características tan ceñidas a los términos del proyecto, que hacían imposible variación alguna.
Y al dar importancia a estas proyectadas construcciones, se limitaban en su frente por una avenida-bulevar de ocho metros calle por un lado, ocho por el otro con ocho más centrales para jardín y paseo peatonal.

¡Se cargaron los Bungalowes adquiridos por los bancos!.  Esto me provocó risa. Después de todo, el Ayuntamiento, creyendo que me perjudicaba y en venganza redactara este PERI, lo que hizo fue dar al traste con las propiedades de bancos usureros.
Si alguien debía presentar objeciones, cosa que ya no era posible, dado el término legal vencido para ello, debían ser los propietarios de estos Bungalowes destinados a ser arrasados por edificados en plena calle.

Me acordé de Rodriguez, cuando aseveraba que los más inteligentes en su actuación fueron los del Banco Bilbao, al hacer borrón y cuenta nueva, sin adjudicarse nada.
Los demás bancos, tuvieron que apechugar los gastos legales de adjudicación y gravámenes Municipales durante estos años y ahora deberían afrontar nuevos gastos para acciones contra el Ayuntamiento, en espera de indemnización por tal proyecto.
Que yo sepa, hasta hoy, incluso el presente año 2011, ninguno, percibió un solo Euro por parte del Ayuntamiento de Nova.

Claro, queda la parte desagradable del notición. La oferta que tenía Carrión, no procedía de un particular cualquiera. Se trataba de una Empresa financiera, que se haría cargo de las deudas por impuestos municipales sobre Usamasa, durante los últimos años y los gastos de demolición de los restos de Bungalowes inacabados.
Contra ello, ofrecían de contado el valor de antes del abandono.

Mi desconfianza con Carrión, perdió fuerza. No se trataba de una deslealtad, ( aún), sino interés por salvar la situación mutua dependiente de la economía bancaria.
Tuve que hablarlo antes con Rodriguez y con Jacinto, pues la oferta era una simple puesta de la soga al cuello del próximo a ahogarse. Y no estaba yo tan apurado.
Cuando lo expuse a Jacinto, me levantó el ánimo.

-Carlos, te metisme en bastantes fregados, aunque no los buscaras. Pero siempre saliste airoso. No dudes que esto lejos de causarte perjuicio, te proporcionará finalmente el beneficio que presumiste.
Recuerda el caso último de Congelados, como lo solventamos.

-Sí lo tengo presente. Nuestro viaje relámpago a Cartagena.



Parejas Perdurables (Continuación 80 a)

Fue otra de mis pifias al catalogar a presuntos colaboradores. Baoburg, se ofreció como Delegado de nuestra sociedad de Congelados, en Sant Feliu de Guixols, centro de la Costa Brava.

La superpoblación que invadía cada verano por turismo esta franja costera, invitaba a atenderla especialmente.
Y Baoburg, era propietario de un edificio en Sant Feliu, en cuyos bajos, disponía de una cámara frigorífica, heredada de su padre junto a la furgoneta isoterma, para reparto de los alimentos refrigerados. También tenía un compartimento, para maduración de plátanos de Canarias.

Entusiasmado por nuestro rápido desenvolvimiento en el negocio de los congelados, quería convertirse en un colaborador firme, renovando su negocio.
Fui a ver su instalación y seducía su capacidad de almacenaje así como su ubicación para carga y descarga de género, pero inadecuada para los congelados.

Se trataba de refrigeración normal para verduras. Se enorgullecía de sus aparatos que le conseguían hasta ocho grados bajo cero. Y sus compartimentos, en los que según el producto, los mantenía desde ocho grados centígrados sobre cero, hasta los ocho bajo cero. Y el compartimento para los plátanos con los veinte grados, en una atmósfera de humedad regulable.

-Esta instalación, así como el revestimiento aislante de paredes y techo, no es adecuada.

-Estoy dispuesto a reformarlo, pues ceso en el negocio actual. Solo que deberían Uds. Financiarme las obras y nueva instalación.

Aquello era interesante, pero el coste de la reforma y la dotación de varios camiones de la diversidad de productos congelados, era millonario.

Lo hablé con Picot y con Jacinto. Boaburg, estaba dispuesto en garantía firmarnos la venta en privado de su edificio, actualmente desocupado y que con anterioridad las dos plantas superiores fueron la vivienda de su familia.

Todo fue sospesar el riesgo que a mi modo de ver se reducía a, de no funcionar el negocio, la pérdida del valor de la reforma. Y esto era un mínimo, comparado con la millonaria carga de género a ocupar la nueva cámara.

Pero este género de cesar el negocio, se recuperaba, por lo cual forcé a los socios a admitir la oferta de Baoburg y firmar el contrato.

Dos semanas fueron suficientes para darme cuenta del error de mi apreciación.
No teníamos noticias de él, ni de la distribución de congelaos a su cargo. Picot y yo, le fuimos a visitar para tener un vis a vis.
El local, cerrado. Un vecino informó que en el bar oyó comentarios sobre su ausencia. Se había separado de su mujer.

Descubrimos el domicilio de su supuesta ex esposa.
Fue poco explícita. Cómo si estuviera molesta por mencionar a Baoburg. No nos aclaró nada. Solo esperaba el día que obtuviera la definitiva y legal separación, para desligarse de los líos en que se metió su marido.

Ya intranquilos, nos dirigimos al Ayuntamiento para obtener mejor información.
Estaba agobiado por deudas. Los acreedores no ejercían su potestad, por las promesas que llevaba haciendo al poner en marcha el negocio de los congelados. Lo creyeron, por cuanto no recurrió a los bancos para más crédito, cosa que evidentemente no se lo hubieran concedido, y sin embargo atendió las reformas, e inició operaciones comerciales con nuestro género.

Ya destapada la estafa, se nos hacía imprescindible indagar donde se hallaba, para obligarle a cumplir en documento público lo pactado en privado.

Aquí vino la sagaz intervención de Jacinto. Con sus contactos por la Notaría, y merced a los datos del contrato de cesión de la propiedad de Sant Feliu, pudo saber que su mujer, planeaba también abandonar el domicilio de Sant Feliu. En su peluquería, a la mujer se le escapó que próximamente, partiría para Cartagena.

Supimos sumar dos y dos y ahora, lo que nos hacía falta era averiguar el domicilio de Cartagena.
La red Noarial de Jacinto, se puso en contacto con un Notario de Cartagena, poniéndole al corriente de la operativa planeada desde la Notaría de Barcelona.

Numerosas llamadas a la Policía del lugar, así como a los Hoteles, hasta contactar con conocidos del Ayuntamiento, para indagar si un Catalán recién llegado a Cartagena, se alojaba, o bien en algún Hotel, o disponía de propiedad alguna, o había alquilado alguna vivienda.
Los datos del personaje eran perfectamente identificables ya que disponíamos de su DNI y su firma rubricada en el documento privado.

En un par de días quedó localizado. Se trataba del Catalán que comerciaba con productos alimenticios congelados.

-Tere, echaré una siesta después de comer, ya que a las ocho partimos con Jacinto para Cartagena y conduciremos turnándonos toda la noche.

- ¿Así de repente?. ¿Más negocios?. ¿No estabas cancelándolos?.

-Esta vez es una cancelación definitiva, al menos por aquél individuo que creía de interés para ampliar actividad del congelado en Sant Feliu.

-¿Y qué tiene que ver Cartagena con Sant Feliu?.

-Pues que el individuo se extralimitó y vende nuestros productos allí.

De madrugada, en Cartagena, desayunamos en un bar y pedimos orientación para el domicilio de Baoburg. Supimos que a las nueve de la mañana, salía de su reciente domicilio para dirigirse a una de las cámaras frigoríficas de alquiler.
También trazamos el itinerario entre su domicilio y el de la Notaría, que abría sus puertas a partir de las nueve.
Puestos al acecho, desde el interior del coche, aguardamos hasta la aparición de Boaburg por el umbral de su vivienda.

-Encantados de verle por aquí. Justo le esperábamos.

La cara de Baoburg, era un poema. La de cosas que deberían haberle pasado por la cabeza, ante tamaña sorpresa.
Sin permitirle historias le invitamos a tomar otra taza de café, en el bar cercano, mientras le poníamos en antecedentes.

Los antecedentes eran que nos importaba un pimiento lo que tuviera que alegar y que en media hora, nos sentaríamos todos ante el Notario de Cartagena.

Firmada la propiedad a nombre de Congelados, despedimos con viento fresco a Baoburg, fuimos a comer, y reemprendimos marcha de regreso a Barcelona.

Muy pesado fue el viaje, pero la cena aquél día la degustamos con satisfacción Jacinto y yo con nuestra familia, y quedamos que la cena siguiente, sería de celebración con nuestras parejas yendo a un espectáculo teatral.

-Tere: Mañana saldremos con la colla, para celebrar el éxito de hoy. No olvides acicalarte y relucir las joyas que tanto gustaron a tus amigas.

Aquél incidente, fue otro de los tantos de los que salí por los pelos. Me estaba temiendo ya el día que el toro me cogiera desprevenido y no lo pudiera capear.
Parecía que si no era el actual, con mis dudas de Carrión y los nuevos gastos municipales de Nova, se le parecería mucho.





sábado, 24 de diciembre de 2011


Parejas Perdurables (Continuación 79)

La llamada a Tere, fue breve. Pues ponerse al teléfono cuatro personas, sabiendo que los minutos se pagaban a precio de oro, no permitía grandes historias. Los niños siguieron contando lo vivido, silenciando lo de la indisposición de un vástago, ya recuperado. No era cosa de alarmar inútilmente, por algo ya superado. La suegra estuvo de acuerdo con ello. Ya le contaríamos detalles a nuestro regreso.

Como se trataba de llegar a Roma, debíamos partir ya sin más dilación. Habíamos consumido un tercio del tiempo programado.
Pagamos el Hotel y pregunté por la gasolinera cercana. Un botones al recibir la propina al traer la valija a la Mercedes, me comentó que la gasolinera que había en Mónaco era bastante cara, que lo mejor repostar en Francia, o en Italia.

Se ganó la propina. Cruzamos Mentón que en historia reciente, fue desmembrada del Principado, e incorporada a Francia. Sin tener más conocimientos históricos ni geográficos por aquél entonces, me aventuré sin prevención alguna en repostar en la primera gasolinera que avistara.

Reflexionando ahora, aquella visita a Mónaco sirvió para enmarcar acontecimientos futuros desgraciados. Los del corredor de fórmula I,  Ayrton Senna ganador del premio de los años 1987 -89-90-91-92 y 93, para hallar la muerte en la carrera del año 94 en el circuito de Imola, en San Marino.



Senna a bordo de su McLaren-HondaMP4/7A durante el Gran Premio de Monaco de 1992, su primera victoria en dicha temporada.

En su azarosa y breve vida, mantuvo relaciones con 21 novias, siendo Xuxa, la que le robó el corazón en profundidad.
Por lo visto no llegaron a formalizar la relación, por la incompatibilidad de caracteres. Ni él, ni ella querían ser secundones. Eran ambos famosos y ricos, no necesitaban para figurar ni el uno ni la otra escudarse en la figura de la pareja. Cada cual se dedicó con febril entusiasmo a su carrera, él de piloto recorriendo el mundo y ella también recorriéndolo con su espectáculo dirigido a los niños.

Tere y yo, la estuvimos admirando en sus programas televisados en España. Por lo visto ella también había tenido por novio a Niky Lauda, el  rival destacado que años después también en otro accidente, se abrasó el rostro que lo mostró hasta su muerte sin intentar cirugía estética.

La otra desgracia histórica fue la de la Princesa Gracia, en 1982 al regreso de un recorrido de cercanías con su propio coche acompañada de su hija Estefanía. 

Se rumoreó que cometió el error de permitir a su hija la conducción por el difícil trazado. La velocidad fue inadecuada y el accidente irremisible. Ella falleció sin recuperar el conocimiento, a la mañana siguiente, mientras Estefanía se libró de mal mayor.
Y por último, la del Príncipe Rainiero, falleciendo sin haber logrado ver a su hijo con la cabeza sentada. Contra todos pronósticos, su hijo, una vez tomó posesión del título heredado, cambió radicalmente haciendo gala de su responsabilidad.

Sin darme cuenta había entrado en Italia. Esperaba ver aduana o paso fronterizo remarcado, pero no; un simple rótulo anunciaba el cambio de nación. Me preocupé por no vislumbrar gasolinera alguna y sí, carretera despoblada. 
Al fin en un pequeño lugar, Mortola, a pie de carretera, en un recodo, frente a media docena de casas, que debían componer todo el vecindario, hallé una máquina de las antiguas con manguera surtidor de gasolina.

No había nada más. Aquello no me servía. Mi Mercedes consumía gasóleo. Pregunté al que atendía por el poste de gasoil más cercano.

-Ventimiglia. (Ventimilla, para los Italos, veinte millas para los hispanos).)

Aquello me asustó. En primer lugar lo primero que me encuentro habitado de Italia es una especie de poblado rural, que aún cuentan distancias de carreteras en millas. Y con unos aparatos de principios de siglo. Jamás hubiera imaginado hallar en pleno siglo XX, un lugar tan atrasado.

Y en segundo lugar lo que me aterraba, que llevaba ya un montón de kilómetros usando la reserva del depósito. A mí no me parecía que tuviera carburante para más de diez kilómetros y veinte millas eran unos treinta.

Sudé sin necesidad del calor reinante. Imaginé a mitad de camino del próximo poblado, el Mercedes parado en medio de la carretera, aguardando un samaritano que me admitiera de polizón hasta la gasolinera. Y de nuevo un regreso nada afortunado, anocheciendo. Los niños y su abuela, pasando sed en el coche que sin refrigeración sería un horno.

Muy negro lo vi todo, pero se me ocurrió que como donde estábamos era algo elevado respecto el nivel del mar, hallaría, como así fue, un buen trecho de carretera cuesta abajo.
A pesar de no ser recomendable por peligroso, dejé circular lo máximo, con motor parado y punto muerto.

Cuando más atemorizado estaba por las consecuencias, aparece un rótulo VENTIMIGLIA, 5 Km.




Parejas Perdurables (Continuación 79 a )

En la gasolinera, fueron bienvenidas las pesetas y los francos que me quedaban, por dos motivos, porque cargar a un automóvil 60 litros de gasóleo de una tacada, no era frecuente en estas gasolineras, a excepción de los camiones. 

Y la otra, que la moneda extranjera les era apetecible, por ocupar menor lugar.
Por lo visto Italia tenía una moneda papel, que eran sábanas, de 20.000 liras, e incluso mayores.
Sin embargo aquello no alcanzaba ni el diez por ciento del valor de las pesetas y casi que el cuatro por ciento de los francos Franceses.

Me di cuenta que se asemejaba tal bajo valor al de los Escudos Portugueses, de cuando viajé allí con Tere y los niños. Por cierto los mismos que ahora me acompañaban.

Nos aposentamos en un hotel Pizzería, sin miramiento alguno. No me hallaba con ánimos de indagar hospederías de gran reputación.
Y salió bien. Desayunamos y comimos allí mismo a la mañana siguiente, por recomendación del propio hostelero. Claro la “Pasta” la trataban con esmero y se regaba con vino tinto del lugar, por cierto de 16 grados alcohol.
Y en aquél tiempo, no era óbice el actual “si bebes no conduzcas”. De modo que si no bebí más de lo que me apetecía por su exquisito buqué, fue por cuanto claramente aquel vino se subía rápido a la cabeza.



 Antes de seguir con paseos por Ventimiglia, entré en un banco para cambio moneda y en un quiosco adquirí un plano de Italia. No era cuestión de tener más sorpresas, ni por la ruta ni por las gasolineras.


La estación de ferrocarril límite de Italia en Ventimiglia con la entrada a Francia, siempre hizo gala de un servicio impecable para la unión Roma-Parìs, sin embargo en 2011 se acabó tan buen funcionamiento misteriosamente. Coincidió con la intentona de emigración de Tunecinos que llegados por embarques a Italia, no se les permitía quedarse y por lo visto las comunicaciones con París curiosamente se obstacularizaron por una serie de infortunios técnicos.

Seguimos ruta por la tarde, sin ningún plan preconcebido, pero el calor nos hizo apetecer tomar alguno de los famosos helados italianos. 
Lo aprovechamos parando en San Remo.
Un vendedor con carrito ambulante de helados nos llamó la atención puiestio qyue exhibía las cremas en colores. No estabamos acostumbrados a ver más colores de helados que los de crema en su propio color, los de chocolate asimismo y los de nata también natural, pero aquel barquillero, los tenía rojos, azules granates y....verdes.

-¿Cosa es verde?
 Sin saberme expresar, indiqué a dedo la muestra de helado de color verde.

-Molto buono, pistaccio.

¿Pistacho?. En mi vida oí tal nombre. ¿No serían berzas?. ¿Y si fueran alcalchofas?. Parece mentira pero hasta bastantes años después, no se introdujo en España este fruto de procedencia griega.

Mi hijo mayor, se apuntó a probarlo así como yo, pero a mi suegra y al pequeño, les dio por ser tradicionales y se conformaron con los de crema.

Con los cucuruchos en una mano y la lengua lamiendo el pistacho, seguimos un paseo por lo que conocía como la ciudad del Festival de la canción Itala.

Las canciones que allí se presentaban, año tras año, al igual que las películas de Cannes, luego se hacían famosas por el continente Europeo, e incluso América.

Ganador de 1976 San Remo

Como se hacía tarde pernoctamos en San Remo, pero me preocupaba, al observar el mapa de Italia, que habiendo consumido la mitad de los días previstos para este periplo, distábamos mucho de Roma. 

Y a la mañana siguiente, recorriendo la interminable costa de la Riviera Italiana, me acordé de la película que no hacía muchos años vimos Tere y yo, con los colegas de parejas perdurables en un cine de Barcelona. "La Escapada" con Vitorio Gassman. Supongo que debía ser por esta autopista donde en la película, cometiendo toda clase de imprudencias, el protagonista para no topar de frente con un camión lanza su coche por el acantilado, saltando antes de él. No así su acompañante que se despeña con el vehículo, acabando con la escapada del "giorno".

Ansiando llegar a destino, fuimos cruzando ciudades sin parar Imperia, Andora, Alassio, Albenga. Allí comimos en un parador en carretera y de nuevo, hacer kilómetros hasta Savona.
Los niños ya se cansaban de tanto kilometraje, por lo que de nuevo paramos a tomar un refresco y les comenté que si no espabilábamos no veríamos Roma, de modo que por lo menos seguimos hasta Génova.
Allí pasamos la quinta noche, que la veía ya como un límite. Les conté como los Genoveses, se sienten afortunados por ser Colón de allí, nativo. Esto daba al traste con las múltiples familias catalanas que así se apellidan y también sostienen que era Catalán. 

Claro que los Portugueses asimismo se lo adjudican y creo yo que no pudiéndolo demostrar nadie de forma efectiva, también los del Pakistán se lo podrían adjudicar.

A la mañana siguiente tuve que plantearme el camino a seguir. Los niños ya no disfrutaban del paisaje. se cansaban de kilómetros en coche. por lo cual paré en La Spezia. Les planteé que según el mapa, para llegar a Roma tendríamos que hacer más kilometraje y menos paradas.
Por otro lado podíamos llegarnos a Florencia, ciudad de renombre cultural y ver unos cuantos museos y pinacotecas. No les sedujo.

Pernoctamos pues en La Spezia y les propuse que por lo menos veríamos la famosa torre de Pisa, aunque era otro tirón kilométrico.
Esto ya les hizo más gracia  y hacia allí nos dirigimos.





Recorrimos las calles adyacentes contemplando el la Piazza Duomo, la magnífica construcción y los jardines.

A pesar de ser la torre más famosa por su amenaza de caída al ser cada año algo más inclinada, no es ni mucho menos la líder en el Mundo.
Incluso en Italia existen otras que también adolecen de esta anomalía por fallar la cimentación, pero la mayor del Mundo se encuentra en Alemania. Se trata de una ermita.




La Torre de Suurhusen es la mas inclinada del mundo