Parejas Perdurables IIª parte
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Una vez huérfana Tere, había que heredar y con ello poner a su nombre el piso titular de su madre.
Esto era un añadido a la precaria situación económica. No bastaba tener que apechugar con los gastos de la urbanización, desatendida por los parcelistas, sino que ahora se agravaban gastos de Notario y Hacienda al cambiar la titularidad del piso.
De nuevo a las andadas. Más hipotecas. Para resarcirme de todo lo posible, destiné meses a la persecución de morosos. Uno vivía en Bretigny Sur Orge, cerca de París y Versalles.
Como la cantidad pendiente por la adquisición de un solar de Santa María, era respetable, y llevaba tres años sin liquidar, merecía la pena hacer un viaje de mil kilómetros, cobrar allí mismo e ingresarlo en la cuenta hipotecada, rebajando su importe.

Mi primogénito, cumplido el Servicio militar y pendiente de entrar en un hospital como MIR, se brindó acompañarme. El viaje por carretera de más de mil kilómetros, se haría menos pesado que hacerlo sólo y él vería por vez primera París.

El lío armado por las autopistas francesas, por las cercanías de París, nos pilló desprevenidos. Mi hijo de copiloto, daba las instrucciones a seguir según el mapa. Se derivaban varias autopistas, que a su vez mediante áreas de descanso de gran superficie, se trifurcaban de nuevo dando cantidad de destinos. Lógico no hallábamos la ciudad requerida, pero sí, Versalles y París, pudiendo elegir rutas.

En una de las bifurcaciones ya anocheciendo, nos perdimos. No servía ya el mapa. Decidí entrar en el área de descanso que se anunciaba, para conseguir información.
El área enorme, estaba desierta, pero en un extremo se divisaba una caseta de paredes trasparentes, iluminada con una gran I, de información.
Lloviznaba, pero la caseta estaba protegida con paredes de metacrilato, por lo que al tablón informativo no le afectaba ni la lluvia ni el viento.
Tranquilamente allí pudimos marcar sobre nuestro mapa el itinerario que debíamos seguir para ir directos a Bretigny, sin ir ni a París ni a Versalles.
Si no me hubiera acompañado mi hijo, por mi cuenta hubiera sido incapaz de estar al tanto de tantas derivaciones y cambios de carreteras. Hubiera sido mas claro ir directo a París y luego a Bretigny.

Pernoctamos allí y a la mañana siguiente el cliente, lamentó haber postergado tanto tiempo la liquidación de su cuenta pendiente y para desagravio nos invitó a comer, presentando a su hijo recién acabada la carrera de medicina. La coincidencia con mi hijo, resultó que entablaron amistad por afinidades. Mientras, le conté lo sucedido con las autopistas y el peligro de extravío ante tanta encrucijada.
El hombre, se rió y comentó:

-Algo así, le sucedió a mi hermano, al visitarme por primera vez. Desde información tras intentos de salida de allí y volver a encontrase en el mismo punto, me llamó por teléfono y tuve que irle a buscar.

Saludos de Avicarlos.