martes, 2 de agosto de 2011

Parejas perdurables (continuación 51 )

Parejas perdurables (condinuación 51)

Algo anormal sucedía con la facturación de modelitos diseñados por Conchita. Los comerciantes de la zona cántabra y galaica, por primera vez, parecían ponerse de acuerdo en devolver las letras impagadas. Obtuve una llamada de atención por el Banco Exterior, bueno por el director con el cual ya casi intimamos.
Menos mal que no los dejé al descuento sino al cobro. Sin embargo era mala nota para mi crédito, y un gasto por cobros bancarios de presentación al cobro y posterior cargo de devolución. Al Banco tampoco le salía rentable la obtención de un porcentaje elevado de impagos. Demostraba poca eficiencia de los Delegados al aceptar papel, que a todos los efectos, se les denominaba de colusión.

Como previa, retiré la totalidad de los efectos depositados en el Banco Exterior, correspondiente al negocio de Pret a Porter. Seguidamente, llamé al contable para que explicara tal repentina decisión por parte de los clientes.
Mayor sorpresa me llevé, cuando por respuesta, recurrió a la ignorancia por ser tema correspondiente a su antecesor.

-¿El jubilado?. ¿Qué tenía que ver una jubilación, con una masiva alianza de comerciantes a no atender pagos?.

Como escabullía el bulto a las claras, opté por dejar nota a mi secretaria para localizar al jubilado y citarle con urgencia.


Preocupado, este día comí en casa con Tere y los niños. Simulando tranquilidad, me atreví a contar unos chascarrillos a los niños, que los rieron contentos. No así Tere. No era la primera vez, que encontrara mis chistes de “poca gracia” (una poca soltada). Pero me temo que era por cuanto se dio cuenta que olvidé que hoy íbamos con “la colla”, al estreno de la película :
Odisea del Espacio 2001.

-Sé puntual, esta tarde. Cenaremos aquí pronto y a las 9,30 nos encontraremos todos en el vestíbulo del Cine. Recuerda que la crítica hace mención a la profundidad del mensaje que encierra y que al ser de larga duración, no debemos perdernos ni un segundo. Ya me puse en contacto con las amigas para que abrevien.

-Sí. El caso que harán.


Tal como supuse, a la hora de la cita estábamos nosotros y Luis con su mujer. A las 10, se iniciaba la proyección y allí faltaban aún tres parejas.
La luz roja del acceso a la sala, indicaba que se acabaron los preámbulos de la proyección, recomendando a los rezagados, entrar con discreción. Serían atendidos por el acomodador y en silencio.

Después de aguardar cinco minutos, decidimos no esperarles. Cinco parejas, entramos con el máximo sigilo posible, después que un traspiés de Juani, la mujer de Ernesto, que por poco se rompe la crisma al no ver en la oscuridad el peldaño de la entrada.

El acomodador, nos atendió por partes conduciéndonos con la linterna a las butacas numeradas. Nos susurró que nos perdimos una original presentación del filme.

Cuando llegaron los rezagados, no entendían nada desde los primeros fotogramas. No sabían si era una reunión de la ONU, o una convención a la Luna, o Marte y que subrepticiamente, querían conquistar a Júpiter antes que los Rusos.
La película discurrió normalmente, pero las secuencias del recorrido por el espacio amenizado por el Danubio azul, sacó de quicio a la mitad de nosotros, por su lentitud de acción.
A la salida, los comentarios eran dispares.

-Estabais advertidos de que era necesario concentrarse en la película desde el principio, que se inicia con una charca dominada por simios y que otro grupo consigue echarlos y que…….

No se ponían de acuerdo. Una chorrada decían unos. Es filosófico dijeron otros. Pues anda que el tío que se acuesta y se vuelve feto, tiene miga……

-Lo que está bien es lo del fantasma Hal. Pobre, no quiere que le maten.

En fin, para todos los gustos. Pero cundió la idea de que se trataba de una ciencia-ficción extremadamente irreal. No sabíamos lo equivocados que estábamos, ya que la base técnica era la que por aquellos años la NASA, ya dominaba.

-Tere es el colmo, la próxima vez nos citaremos no en la antesala. Lo haremos en las butacas y que cada cual llegue cuando crea conveniente.

Todos mis compañeros estaban de acuerdo que si no había puntualidad, lo mejor era que se sacrificaran los tardanos y no hicieran pagarlo a quienes sí éramos puntuales. Y que el motivo siempre eran las mujeres.
Al ir de copas, las conversaciones habitualmente se realizaban por dos grupos, el de las féminas con sus cosas y el de los machos, con las políticas del gobierno y los sucesos escandalosos que la prensa conseguía transmitir, dado el carácter de censura imperante.
Bullía en mi cerebro el tema de las letras impagadas, cuando salieron los comentarios de RUMASA propietaria del Banco Atlántico y los de SOFICO, con los anuncios de “Abra la puerta al Hombre de Sofico inversiones”. Todo tapujos. Se intuía que aquello no obedecía a urbanización alguna, se trataba de un negocio piramidal. Con los ingresos captados de nuevos Clientes, se atendían los gastos de la organización y se abonaban intereses desorbitados a los clientes antiguos.

Cuanto mayores intereses prometían, más honda cavaban su tumba. Así fue cuando ya no alcanzaron a pagar ni a sus propios empleados.
A mí, desde luego no me salían las cuentas ni de su tinglado de inversiones, ni lo de la venta de Apartamentos en Marbella. Incluso imaginando que si bien a mí la financiación me salía costosa y a ellos por arte especial, les resultara gratis. No se pueden vender Duros, a peseta.

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Este fue el emblema del fabuloso negocio durante una década.

Pocos años después de este comentario, con los colegas, se anunció su quiebra y tras dos años más en apelaciones inútiles, en el año 1976 ingresaron a la cárcel los cabezas de turco de la organización.
Habiendo tomado varias copas en la tertulia post velada cinéfila, tuve la suerte de amodorrarme y al llegar al hogar, caí rendido, con sueño profundo.

Suerte tuve, para no preocuparme más por el tema de contable jubilado. Claro que dos días después, él se presentó a mi despacho, dispuesto a dejarme viendo visiones.

Parejas perdurables (continuación 51 a )

Estaba ya recogiendo los frutos de las inversiones aplicadas a negocios totalmente ajenos a mi formación. La intención de diversificarlos para mayor seguridad, empezaba a mostrar fallos.
Así que hablando de frutos, recuerdo la cesta de manzanas semi verdes recolectadas del plantío de los mil seiscientos manzanos, en la parte alta de Santa María.
El guarda recién legalizado, Felipe, me lo trajo.

-Don Carlos, fuí hoy a recolectar lo que quedaba. Están verdes aún, pero si aguardamos a la semana próxima, ni este cesto vería Ud.

Resultaba lo más normal. La Urbanización, se estaba formando con suficientes familias, todas ellas con niños, que disfrutarían tener a su alcance una plantación de manzanas a las cuales hincar el diente. Como salían amargas por verdes, una vez mordidas, al suelo. Esto un día y otro día y a bandadas. Hasta extinguir la floración.
No se lo recriminaba, puesto que recordaba mi infancia en la que paseábamos también grupos de niños, por fincas del campo alrededor de Olot. Y catábamos todo tipo de frutos, claro que nuestro reducido grupo infantil, se diluía en kilómetros de campos, por lo que nuestro estropicio apenas se notaba.

Aquello, me decidió optar por la tala, o mejor arranque de los manzanos y parcelar toda su superficie, cuyo destino final era la de plantar torres de recreo. Chalets, que llamamos nosotros. Hotelitos que llaman los Madriles.

En fin, jamás esperé rendimiento alguno a este conato agrario. Y el crédito obtenido para la financiación de Santa María, ya lo cancelé, por lo cual mejor olvidar este obligado mal negocio.
Pero ahora tenía que urdir un plan para paliar el mal que me anunció el contable jubilado del negocio de Modas, dirigido por la Sra. de Batlle.
Muy compungido el hombre en mi despacho, confesó lo que no se atrevió mientras estaba en activo.

-Los últimos meses los pasé muy mal y no me atreví a comentarle a Ud. las directrices que la Sra. Conchita me impuso.
Los viajes que realiza para orientarse en la Moda, le salen muy caros y antes no se puede facturar por la labor confeccionada y servida, pasan varios meses. Me obligó que para empalmar con el tiempo de facturación disponiendo de capital, realizara giros erróneos a los clientes de largo plazo. En lugar de facturarles doce meses, se les facturaban quince.
Cuando los clientes hubieran pagado las doce, devolvían el exceso.
La Sra. Conchita, me indicaría cuando debería reclamar lo erróneo por supuestas devoluciones de género y así enlazar con los nuevos giros ya normales.
Esto al principio funcionó tan bien que la Sra. ya ni se molestaba en avisar.
Las devoluciones de papel impagado el primer año fueron muy discretas y atendidas de inmediato por nueva facturación, pero al desmadrarse le opuso resistencia a tal falsedad, sin embargo amenazado por despedirle, cobardemente, me resistí aguardando mi jubilación en ciernes.
Si no me llama Ud. tampoco me hubiera atrevido contárselo. Perdone mi cobardía por el mal que puedo haberle causado.

Ni se lo podía imaginar, el pobre. Fue un gran revés saber que en mi haber obraban a saber qué cantidad de papel ficticio. Mal para mi economía, y descrédito. Mal para la Empresa, con números rojos y mal para los clientes encausados, que dejarían de serlo por despecho.

Dispuesto a paliar el máximo daño, le pedí que dedicara el tiempo que fuera necesario, en extraer de la montaña de papel retirado del Banco, aquellas letras que supiera eran falsas.
Lo hizo y sumaba millón y medio, casi el veinte por ciento de la totalidad.
El colmo. Me estaban lloviendo por todas partes estafas. Con grasn esfuerzo, me mantuve impávido y aún le agradecí que se hubiera sincerado. Máxime le pedí que si decidía interponer una demanda contra la Sra. Batlle, se presentara como testigo.

Turbado, sin embargo asintió. Se avergonzaba y asustaba de tener que declarar ante un juzgado contra su antigua patrona.
Puesto en conocimiento de Rodriguez este nuevo asunto, me miraba sin creer.

-Pero Carlos, eres un imán para las personas indecentes. ¿Puedes superar estos continuos descalabros?.

La verdad era que vi con claridad que lo único que medio dominaba era la Urbanización y que mi idea de diversificar capital en negocios dispares, resultaba fatal.
Me dijo que estudiaría la manera de causar el mal menor ya que en principio sacar a la luz pública demanda contra la persona que se suponía era el alma del negocio, era una imprudencia.
Si el contable no se ponía en contacto con ella, y esto manifiestamente asustado como estaba, no lo haría, debía dejarle un mes para estudiar la estratagema a abordar. En este tiempo, simulando ignorancia seguir admitiendo papel y facturación de lo renovado, enseñarlo al jubilado y presentar al banco únicamente lo que seleccionara como bueno.
Luego intentaría ponerse en contacto con alguno de los clientes afectados y ya decidiría posteriormente.

Mientras yo apechugaba con tamaños problemas, en el Palmar de Troya, se iniciaban las apariciones de La Virgen. Era una cuestión que nada tenía que ver conmigo, pero años después vi la correlación. Se trataba de otro tipo de estafa. Esta dirigida a los incautos prosélitos de una secta religiosa.
Nos encontrábamos en la España medieval, bajo este concepto de ignorancia. Pero captaron capital incluso de USA.

Y no tuve más remedio que cerrar el negocio de las Modas, un año después, siguiendo la estratagema propuesta por el abogado.
Como era de suponer, nadie salió ganando. La actuación de la Justicia, en la intervención de negocios, empeora la situación en lugar de resolverla.