Parejas perdurables (continuación 68 )
-Tere, desprenderme de los negocios, está
resultando peor que seguir con ellos.
-Lo superarás. Nuestras necesidades ya van
decreciendo. Los niños ya no necesitan niñera. Fíjate en J.C., como consigue
que le obedezcan y les enseña a mantener ordenada la habitación. Lo que me
preocupa, es por la niña.
-¿Qué le ocurre?. No le veo nada preocupante.
-La profesora, recomendó que la trajéramos al
psicólogo. Se retrasa anormalmente en la lectura y redacción.
El psicólogo, después de entablar una conversación con Esther, le
mandó realizar unos gestos imitados a los que él le hacía.
Nos quedamos boquiabiertos, al ver como nuestra hija titubeaba y solo
los acertaba repetir bien, de casualidad. No interpretaba que la gesticulación,
del Dr. Frente a ella, era como si de un espejo se tratara. Le dio instrucción
sobre la derecha y la izquierda y el motivo por el que no era lo mismo ver una
persona desde una posición frente al espejo, que vis a vis.
Nos citó para otro día en que quería entrevistarnos a nosotros a
solas.
Con ello se formó la idea, al hablarle de sus hermanos y el entusiasmo
que nuestro primogénito puso al saber a Tere esperando un “hijo”. Que fue
decepción, al nacer Esther.
No contarían con su pretendido equipo de fútbol
formado por siete muchachos, con una niña. Total J.C. dirigía a sus hermanos y jugaban
a las mil maravillas todos a una, pero olvidando a su hermana.
La continuada indiferencia durante seis años, la convirtió en retraída
y disléxica. Este fue el diagnóstico del Dr. Y por todo tratamiento, recomendó solo
el cambio de actitud de sus hermanos.
Hablado el problema con ellos, especialmente con J.C. que entendió a
la perfección, a partir de aquél día, la incluyeron en todos sus juegos. Se dirigían a ella como lo que siempre
había sido, una hermana de igual a igual.
Como un milagro, en tres meses, Esther, dejó de ser dislexia, más comunicativa
y vivía las gracias, disfrutando de ellas como todos sus hermanos.
Una vez reducida la plantilla que arrastraba para el funcionamiento de
los negocios, Carrión, se instaló en el piso de planta baja de San Juan de
Malta. El anterior despacho, que también había sido nuestra vivienda, lo
alquilé con suma facilidad.
Era lógico, ya que persistía la tendencia a las adquisiciones mediante
hipotecas. Habiendo pues un limitado número de ofertas de alquiler, un piso
como el que ofrecía, no era nada despreciable.
Entre este pequeño ingreso y la eliminación de las nóminas, se
allanaba el camino de la normalidad desde la nueva perspectiva.
No todo iba a ser camino de rosas, ya que a los seis meses, el
inquilino, desatendió los alquileres.
Otra vez Rodríguez a la palestra. Obtuvo tras otros seis meses de
litigio, el cobro de la anualidad retrasada y el convenio de que la próxima
desatención, sería sin más trámite desahuciado.
A Carrión lo ocupé con los cobros de cantidades pendientes de
clientes, bien visitándoles, bien por requerimientos telefónicos.
Y aprovechando su ubicación en la vivienda prestada, hacer prosélitos
para mi propuesta de venta de los Bungalowes a medio construir.
Esto, falló por varias razones. La principal, que la barriada en aquél
tiempo, era la habitual de clase obrera. Nadie por las inmediaciones disponía
de medios suficientes para continuar las obras. A penas podían con la
adquisición de un simple solar, sin ningún servicio.
Otra razón fue la inminencia en tener que desatender las letras de los
Hnos. Domenech, imposibles de recuperar de las financieras.
Y otra inesperada, la resolución del Ayuntamiento de Nova, de
reglamentar a Santa María, con un P.E.R.I.
Esto es, un Plan Especial de Reforma Interior. La afección, era tal que
ya no servían ni los Bungalowes segregados, ni el terreno restante.
Con ello, agravaba la imposibilidad de hallar clientes. Y mientras, se
imponía a través de este PERI, una cuota por metro cuadrado de propiedad, para
atender al construcción del alcantarillado.
Esto, me dejó planchado. La cantidad de metros cuadrados que me
otorgaban, hacía que el precio resultante de los solares volviera a duplicarse.
Desde la década anterior en que adquirí la finca de Sumella, hasta este momento
en que se gravaba el metro cuadrado por el impuesto Municipal, había pasado de veinte
pesetas el metro cuadrado, a seiscientas. Me vi incapaz de seguir actuando
con estas condiciones.
Agravado pues por la visión del abandono de las obras, una vez hube devuelto
el crédito de Fomento, resté prácticamente descapitalizado. Y desanimado.
Lo
comenté a Carrión, a quien le confesé que tantas avalanchas nefastas unidas,
eran superiores a mis fuerzas, lo que decidí desatender más letras, y dar a
conocer a los bancos mi abandono, cancelando cuentas, definitivamente.
-Don Carlos, esto no es el fin del mundo. Tiene Ud. mucho por lo qué seguir
luchando. A parte de la familia, le quedan propiedades a las que debe
rentabilizar.
-Sí. Es verdad que no estoy en la miseria, pero lo que estoy, es
descapitalizado totalmente. Y lo que mayor desequilibrio me causa, son esas
letras de las financieras que ni Rodriguez supo evitármelas. No es sólo la
estafa de respetable cuantía, sino lo que arrastra en consecuencia. Ya nadie
querrá adquirir Bungalowes a medio construir y menos con un gravamen tan
elevado por el alcantarillado.
Aún pasaron otros tres meses sin que nada aflorara al público en general,
ni a los bancos en particular. Llegado ya el momento de reclamaciones por
devolución de letras, se iniciaron los avisos de los tenedores con la
resolución legal de exigir de contado, la totalidad del resto de deuda.
Esto ya fue la acabose. De contado, ipso facto, imposible. Y ya no
importaba vender Bungalowes. Me harté hasta no poder más.
Mandé a Carrión recorrer unos cuantos bancos, mientras yo lo hacía con
los restantes, para comunicarles esta mala nueva.
Él, se dirigió a los que no presentarían problema alguno, en tanto que
yo lo hice con los que pedían me presentara a Dirección. No hacía falta ser
adivino para saber el motivo.
Me sorprendió que se acumularon estas solicitudes, provinentes de
bancos incluso ajenos a mi operativa.
Y uno de ellos, el chasco que se llevó fue mayúsculo.
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Lo hablé con Tere, ya que en esta ocasión la decisión le incumbía
directamente a ella.
-Tere, esta vez, a menos que varíes de
parecer, seguiré tus tan repetidos consejos de no entrar en negocios. Ya inicié
entrevistas con los bancos para cancelar cuentas. Nos quedamos con el resto de
manzana Usamasa, sin los Bungalowes. Tú sigues siendo la Administradora.
Luego queda la manzana que va a nombre de
Jacinto y las parcelas resto de mi venta a Frío Santiga.
Los Bungalowes, no los puedo vender como
están, ni puedo acabar las obras, sin más capital.
Pero de Fadiexde, tu contrato con Kubala, ¿Qué
hacemos?.
-¿Ahora me vienes con esas?. Lo firmé porque así
me lo presentaste, pero no tengo ningún interés.
-Pues es el único negocio que figurando tú
como única propietaria, me hace titubear. Ramón, con la jugarreta de Ibañez, se
ha visto obligado a renovar las actividades y buscar otro suministrador. Me
pidió tres millones para poner en marcha la campaña de las botas Kubala. Como
no quiero ya más créditos y él no obtuvo capital por su cuenta, este será
también el fin del negocio por mi parte de los Trofeos Deportivos y el tuyo de
las botas.
No se inmutó. Incluso hoy, casi cuarenta años después, temo que no es
consciente del negocio que tiramos por la borda. Pero aquel día como el César
Romano, pasamos el Rubicón.
De haber tenido ella un mínimo interés, quizá hubiera cedido en
llevarlo adelante, pero vista su actitud de indiferencia, puse a Carrión en
marcha para seguir lo programado.
Fui comunicando a los Directores de las agencias el motivo de mi
próximo cese en los negocios, por lo que les solicitaba las cancelaciones de
cuentas.
Alguna resistencia ponían como es natural. Su misión, es captar
Capital y clientes, no en perderlos. Una mala nota en su expediente bancario.
Estas entrevistas aclaratorias y de cese actividad, me ocupaban toda
la mañana para cada uno de los bancos, de manera que las llamadas para
entrevistarme con todos, se hacían insistentes, al creer los banqueros que les
rehuía. Sin embargo Carrión, ya les ponía veladamente al corriente, cosa que en
vez de tranquilizarles les inquietaba aún más.
Llegado el turno de atender a la insistente llamada del Santander, el
Director, al verme respiró tranquilo. Según dijo, aquél día vencía el plazo
para que aceptara el crédito de dos millones y medio, concedido desde hacía
quince días, sin que yo hubiera aparecido por allí. De no llegar a tiempo, tenía que cancelar la
operación y devolverla a la Central de riesgos.
-Pues mire Ud. No vengo a firmar el crédito,
sino a cancelar la cuenta.
Su sorpresa, no la ocultó. Inmediatamente pensó en que la competencia
logró captarme. Pero cuando le puse al corriente del motivo de mis
cancelaciones con su banco y todos los demás, se puso lívido.
Estaba confesándole, ya que no me importaba, que pronto las
financieras de los Bungalowes, reclamarían las letras que no atendería. Sabían
los banqueros, que esto motivaría salir al R.A.I., con lo que se recomendaba a todas
las entidades financieras, negar créditos mientras se mantuviera el nombre del
cliente en la lista.
Sobre esta cláusula, también tengo mal sabor de boca al enterarme que
unos comisionistas se ofrecían a borrar del RAI, a quienes les pagaban un
porcentaje de la cantidad a desaparecer. O sea que un camelo más, de tantos
como el ser humano, es capaz.
El Director, serenándose, siguió a la defensa mutua. A mí me conminaba
que aceptara el crédito, ya que las cantidades que debía atender de las
financieras, mensualmente, eran pequeñas, por lo que tenía unos cuantos meses
por delante para resolver mi situación. Y él no quedaba mal ante sus superiores
que le achacarían poca diligencia en la concesión de créditos.
No le valió su buena voluntad interesada, ya que la decisión tomada
junto con Tere, era definitiva.
Incluso Rodríguez me recriminó, haber dado estos pasos tan prematuros.
-Carlos, tenías que aguardar a que se
produjera la aparición del RAI. Al menos tenías dos meses para realizar otras
operaciones. Y con esos dos millones y medio, tenías de sobra, para demandar a
las financieras cuando actuaran, en tanto que descapitalizado tendrás que
ponerte a la defensiva. Es más barato, pero perderás el patrimonio afectado por
las financieras.
-Si para vender los Bungalowes hay que
terminar las obras, ya las doy por perdidas.
Tal como dijo Rodriguez, dos meses tardaron las financieras en
protestar las letras, notificarlas al RAI y reclamarme las cantidades
pendientes como vencidas.
Al no hacerles caso, volví a recibir notificaciones de los bancos
Central, Vizcaya, Bilbao, Popular, Cafirsa, y otra financiera menor que no
recuerdo.
Me extrañó que los bancos, a los que ya había acudido dos meses antes
cancelando cuentas, de nuevo me citaran pero esta vez a su sede Central de
créditos. Lo de las financieras, lo veía lógico, ya que eran las que aceptaron
las operaciones de Hnos, Domenech.
-No ha de extrañarte. Las financieras
trabajan con todos los bancos y se pasan riesgos como si de barajar cartas se
tratara. Seguro que tus letras estarán repartidas por todos ellos, pero a ti no
te venían por las agencias en que trabajabas sino que éstas forman cuerpo especial
que lo tramitan los equipos de riesgo con su jurídica en oficinas separadas,
dentro del edificio de su Sede.
Me lo explicó Rodríguez como de costumbre, el asesor de años que tuve
desde mi incursión a los negocios.
Y así tuve la oportunidad de recorrer los laberínticos pasillos de la
última planta del Banco Central en Plaza Cataluña, para tener cambio de
pareceres con los abogados y contables que por allí figuraban distribuidos en
múltiples compartimentos.
Allí donde siete años después, el 23 Mayo 1981, murió de un balazo uno
de los atracadores del banco, se supone que de sus mismos compañeros al verse
acorralados y víctimas del asedio del los GEOS que entraron por el tejado.
Como este atraco era algo más que espectacular, digno de la trama
mejor urdida realizada para los filmes de Holywood, dejo el enlace que lo
detalla tal como yo mismo lo recuerdo y ví en su día por la Tele, mientras
sucedía, ya que duró la acción un día y medio.
El director
financiero del Banco Central, me entretuvo un par de horas sondeando la
solución para atender las letras sin necesidad de reclamarlas vencidas. Tuve de
nuevo que mantenerme firme, indicando que ya que la estafa me la hicieron los
tenedores de las letras, yo daba por perdido el objeto que eran los Bungalowes,
por lo cual podían proceder con ellos.
En principio,
esto era inviable ya que se debían a las normas estrictas. Dicho lo cual, les
dí el teléfono de Rodríguez para que lo trataran de letrado a letrado.
Sucesivamente,
las entrevistas las mantuve con todos los actores, hasta conocer a la
misteriosa Cafirsa.