COLONIZACIÓN DE RENOVA 2ª parte
Cap 20
Gurri
sosegado, supuso que la distancia de su refugio a lo que claramente no eran ni
aves, ni animales naturales, les protegía de contacto alguno. Por esta
deducción, mantuvo al grupo en silencio y avizor de lo que realizaban unas
figuras de tamaño bastante similar al de ellos mismos, con cabeza y cuatro
extremidades.
Vestían
raro y realizaban un baile, o algo semejante. Contó el número de ellos. Eran
más que dedos tenía él en sus manos. Y por un momento creyó que aquellos
animales les estaban mirando. No verían nada, pues escondidos apenas asomaban
la cabeza para estudiar sus acciones.
Largo
tiempo gesticularon las figuras, antes de entrar definitivamente a la gran mole.
Con unos destellos luminosos y apagado ruido se elevó aquello tan grande
desapareciendo en el cielo.
Quedaban
allí abandonados unos animales de varias formas. Unos que disponían más bien de
un brazo con dedos y uñas. Los que hurgaban las rocas. Otros, eran como grandes
recipientes donde los dedos depositaban las rocas quebradas.
Antes de
oscurecer, Torr propuso acercarse a aquellos raros objetos. Ninguno se atrevía.
Gurri al fin le dio permiso para que fuera solo. Con prudencia le seguirían
tres de los suyos, mientras agazapados los demás estarían atentos en espera de
una señal de seguridad.
La noche
la pasaron tocando todas las partes de aquellos artefactos duros como las
rocas. Los husmearon, golpearon, se subieron a ellos y saltaron. Nada aquello
no se movía. De estar dormidos su sueño debió ser muy profundo. Ellos los habían
visto moverse y recoger rocas, pero desde que se fueron los animales no se
movían. Eran cosas inertes. El miedo les desapareció, pero la intriga de la
aparición y desaparición del ave con animales semejantes a ellos mismos,
creció.
Gurri
propuso esconderse aquella noche. Pensaba que por la mañana regresarían. Y
tendrían la oportunidad de conocerles mejor.
-No hace falta esmerarse. Hay que
dejar el holograma concluso ya. Seguro que por la mañana estarán los salvajes
para vernos y su idea del arte cinéfilo, afortunadamente es nula.
Axel, había
entregado un esquema de pantomima a realizar por una docena de voluntarios
convertidos en actores. Otros tres se caracterizaron con atuendos como los de
los salvajes. Las fotos recogidas por Axel le permitían conocer su fisonomía y
manera de moverse. La trama de la pantomima, estribaba en el encuentro entre
ellos y los salvajes abrazándose, entregando unos bollos alimenticios para que
probaran el tipo de comida, y una serie de gestos con la intención de hacerse
entender.
La
duración de la obra teatral no duraba más que unos veinte minutos. Se pasaron
la noche en vela para tenerla acabada.
Al
amanecer, teniendo el aparato con todo el artificio a punto, la nave se posó
ante los salvajes. Salieron los cámaras, instalaron un trípode, y luego varios
más lo rodearon para ser vistos por los salvajes aún escondidos. Percibiendo
que ya estaban alertados, pusieron en marcha el holograma, dejándolo mientras
ellos entraban en la nave.
De
repente apareció en escena un grupo de seres gestionando dirigiéndose a
individuos de otra tribu. Se saludaban, abrazaban enseñaban su manos sin armas.
Se hacían regalos, y comían algo que por lo visto era muy gustoso. Se daban
otros abrazos, y partían unos hacia la nave y otros al campo mostrando su
contento.
La escena
que les impactó, fue la que los seres con atuendos raros, se desvestía y
mostraba su verdadera fisonomía desnuda. ¡ Era de una semejanza asombrosa a ellos
mismos!.
Envalentonados,
pero con cierta precaución, Gurri, Torr y los suyos, se acercaron al escenario
que repetía la acción ya visualizada, con las armas en la mano.
No
entendieron nada. Se habían marchado al interior del ave, pero allí seguían
abrazándose con tribales. Y lo peor no les prestaban atención a sus lanzas. Y
para llamar la atención Torr suavemente pinchó a uno.
Ni caso. Lo hizo más fuerte. La lanza se
escurría entre su cuerpo. Gritó. Seguía la actuación sin inmutarse.
Gurri dio
órden de alejarse todos. Aquello eran espíritus. ¿Sería la venganza de los
dioses que Planck agoró a su padre Gurran?.
Torr
espantado, con brusco movimiento contactó su lanza con el trípode. Se acabó la
función. Allí no había nadie.
Perplejos,
estaban al borde de enloquecer.
Ya sin
ánimos de huir, vieron de nuevo salir del ave, a cuatro de los seres mágicos.
Se les acercaron exactamente como lo vieron antes, con las manos sin armas y
dispuestos a abrazarles. Cosa que realizaron sin ninguna oposición,
petrificados como estaban.
Escucharon
sonidos que salían de su boca y les hacían las señas que vieron en la
representación. Se dejaron tocar e incluso les obsequiaron con los bollos para
comer.
Siempre
impávidos se dejaron hacer. Y al probar el bocado ofertado, se maravillaron por
su gusto suave y dulzón.
Ya la
hipnosis les empezó a desaparecer. Eran seres reales y semejantes a ellos y no
les querían ningún mal. ¡Eran amigos!.