sábado, 19 de enero de 2013

COLONIZACIÓN DE RENOVA parte IIIª

COLONIZACION DE RENOVA parte IIIª

Cap 40

El Nen, les guiaba mientras Caduf acribillaba a Axel con sus peticiones. Quería que le concedieran un espécimen para la mujer más joven de su poblado. Se lo prometió Sixta. ¿Qué tendría que ver Sixta con Caduf?. ¿De qué especímen hablaba?. En los años que permaneció Axel en la Isla al margen de los sucesos de Virgo y Renova, debieron acontecer sucesos inimaginables para él.

En primer lugar aquél brujo incipiente de antaño, poseía ahora una figura de persona madura sin ser venerable, pero muy respetable. Vestía a la moda copiada de los Isleños y sus modales también respetuosos. Lo que no encajaba con el nerviosismo con que expresaba sus intempestivas solicitudes.

Se lo quitó de encima prometiéndole atenderle tras la entrevista con Sixta. Y ya llegada la comitiva a la suite reservada especialmente para ellos, empezó a atar cabos.

Astrid, no salía tampoco de su asombro. El exquisito gusto de la decoración; el diseño arquitectónico ; la combinación estructura urbana en plena naturaleza; el servicio personal, todo era perfección. Y no pudo menos que comentarlo con Chicha.

-Conocí a Sixta como una entrometida, aunque inteligente, pero no imaginé que aparte de sus dotes de intrigante tuviera la sensibilidad para crear lo que es en realidad un EDÉN.

-Yo lo sabía por comentarios de conocidos que eran asiduos clientes. Su fama, es raro que no llegara a tus oídos cuando era de dominio general. De no haber creado un complejo deslumbrante, no hubiera obtenido el éxito atribuido.


A Astrid, se le removían las entrañas. Tendría que aparentar olvido. No sabía la postura que adoptaría Sixta para con ella. Su enemistad, se refería a veinte años atrás. Los sentimientos, no seguían a la razón. Ésta indicaba que con tanto tiempo transcurrido, los hechos habían prescrito.

El Pabellón de la Dirección del Hotel, les deleitó. Sixta con presencia majestuosa, les recibió como si fuera el último deseo de su vida que se hubiera hecho realidad.





Tras una breve salutación protocolaria, mostró una sincera alegría de volverse a ver en las circunstancias tan especiales como eran aquellas de vivir en otro mundo y además en Nueva Era.

Astrid, notó que sus esfuerzos en olvidar el agravio sufrido, surtían efecto ante la magnificencia del Edén y la actitud amistosa de Sixta. En lugar de salir de su boca reproches, salieron una retahíla de elogios para con su ex enemiga.

Ya calmados todos y presentada la pareja de Chian-Zu, única que no conocía Sixta en persona, pasaron al tema que intrigaba a Axel.

-¿Así, Nen es tu hijo?.

-Sí Axel. Mi hijo y tu hermano.

Otro bombazo. ¿A qué jugaba Sixta?. ¿Cómo que era su hermano?. Necesitó que le contara con detalle el misterio.
Sixta relató la historia desde un principio, pero lo esencial era que en un viaje a La Isla sin darse a conocer, se presentó al Banco Biocriogénico. 
Pidió los datos de los clones de Axel que debían aún mantenerse. Las características las pudo dar al saber el nombre de su padre Daniel. Y en el registro, con el nombre del padre solicitante y fecha de su concesión, obtuvieron de inmediato la probeta en que restaban aún dos clones. Le dieron el aparato para la gestación in vitro junto a unas normas a seguir para su sana concepción.
Ya en Renova, un doctor la asistió para ir realizando pequeñas transfusiones de su propia sangre, al cigoto. 
En veinticinco semanas se formó Nen hermoso y rebosante de salud. Era pues hijo de Sixta por gestarlo con su sangre, pero era hermano clon de Axel.

Costó asumir la realidad. Sixta, un caso inverso a Edipo. Podía Nen, haber sido hijo de Axel, pero, no. Era su hermano. Y Daniel, no era su abuelo, puesto que tampoco era padre biológico de Axel. Y el padre real, era ignorado totalmente ya que podía pertenecer a varias generaciones anteriores. Solo se conocía de los cigotos, el pedigrí de su ADN.

Entonces, ¿En qué quedaba la intervención de Caduf?.
La cabeza de Axel por primera vez en su vida, era una nube tenebrosa. Ofuscado, no hallaba explicaciones a nada. 
Sin embargo el odio y resentimiento, volvieron a aflorar a Astrid. Esta confesión era una nueva afrenta intolerable. Antaño se burló de ella con Axel y ahora lo tenía como hijo. Su cara palideció. Un ataque de nervios la postró allí mismo. Cayó al suelo perdido el conocimiento.