jueves, 14 de febrero de 2013

COLONIZACIÓN DE RENOVA parte IIIª


COLONIZACION DE RENOVA parte IIIª

Cap 49

¿Qué era lo que estaban viendo Nen y Zeón?. Las historias más fantásticas que conocían desde el principio de los tiempos quedaban ridiculizadas, ante el espejismo presente ante ellos.

Lo atribuyeron a espejismo, pues eran incapaces de admitirlo como realidad. Ni siquiera tuvieron voluntad para comprobaciones.
Reaccionaron sin necesidad de comentarios. Su decisión tácita, fue accionar el mando automático de regreso a casa. Sí. Un regreso que les costaría medio año hasta llegar al sistema de Alfa.

Y recapacitaron en silencio varias horas. Mitigado el efecto de la impresión recibida, intercambiaron las primeras ideas.

-¿Qué mensaje vamos a enviar al Imperio Isleño?. ¿Qué vimos?. A ti Zeón, ¿te afectó tanto cómo a mí?

-He de suponer que lo mismo. Quedamos ambos estupefactos.

-Y total que aún no salimos de nuestra Galaxia. ¿Cómo podíamos estar nosotros allí, recibiendo a visitantes del espacio, si nos hallábamos en nuestra nave en misión de exploración desde Renova?.

-No, no podremos explicarlo.

-Consultemos la Bitácora y busca imágenes de Astrid y su padre al encontrarse con los que para ellos eran los Alienígenas.

-Tienes razón. Lo que vimos era semejante a esta historia de nuestros ancestros, pero allí no estábamos nosotros mismos.

Recapacitaron mucho más, antes no retransmitieron a La Isla, a Renova y a Virgo, una razón aderezada para ser algo comprensible del motivo de su regreso sin completar el análisis del Planeta tan difícil  de encontrar.

Tanto Nen como Zeón, eran verdaderos portentos en asimilar la ciencia acumulada en la bitácora almacén de la historia Humana desde los evos de su existencia.

Ni siquiera Zeón que recibió además la cultura transmitida por su padre el Chamán Caduf, se atrevía a imaginar cómo personas del mundo macro, podían estar en dos puntos distintos del espacio al mismo tiempo.
Pero debía haber sido una realidad, pues empezaba a recordar la entrevista con aquellos Humanos tan parecidos a los HH. ¿Lo soñaría por haber visualizado tales escenas durante alguna de sus consultas?.

Empezó Nen a recordar la felicidad reinante en su mundo a punto de truncarse después de cincuenta años de convivencia de los Humanos del Sistema de Alfa.
De acuerdo. Allí ya no había más planetas habitables y el espíritu de las habitantes, necesitaba nuevas emociones.
Por otro lado si no se daban nuevos alicientes como el de descubrir y colonizar otros mundos, Renova sería el planeta candidato a restablecer guerras fraticidas como las habidas en los tiempos históricos de los salvajes y culturas irracionales.

Zeón también rememoraba lo acaecido durante sus treinta años de vida. Su padre le educó con esmero. Al principio se veía como una rareza en su ciudad. Su cuerpo no tenía parecido alguno con los supuestos parientes. Lo comprendió al estudiar biología. Lo que no comprendió nunca era el interés mostrado en inculcarle afán autoritario. Que avasallara a los semejantes, primero a los de su Ciudad, siguiendo con los de las nuevas que se iban fundando tanto por él mismo como por su hermano Ruper. Pero ya no le bastaba. Quería que su hijo Zeón impusiera su autoridad a las Ciudades Gurri-Torrved, importante Capital de Renova, a la que odiaba.

No entendió jamás a su padre. Primero el motivo de permuta de su amistad con los jefes vecinos, en odio. Y peor, sentirse contrariado por la poca consideración a su idiosincrasia. Le sometió en muchas ocasiones a pruebas verdaderamente detestables rayanas en la crueldad.

Zeón era un pusilánime. Y su presencia con un corpachón de dos metros treinta centímetros, forzudo y ágil, para nada daba la sensación de un exacerbado pacifista sumiso. Caduf quería que su impresionante presencia, impusiera a todo el mundo, cosa que sí sucedía, pero no soportaba la carencia de ambición de poder. Contra lo esperado de someter a quienes debían ser sus súbditos, Zeón se sometía a cualquier orden procediera de quien procediera.

Casi era un alivio haber secundado a Nen en esta misión exploratoria, similar a las realizadas cincuenta años atrás por Axel. Decididamente, con su padre no congeniaba.

En cambio, se sentía querido por Sixta, su madrina y feliz de acompañar en sus juegos infantiles a Nen, luego en sus estudios en La Isla. También participaron ambos en los juegos Olímpicos de Gurri-Torrved. Y quizá aquí empezó la enemistad de su padre con sus vecinos.

También acompañó a Nen en varias ocasiones a Virgo donde conoció a su hermano Axel. Todo lo que recordaba era que los Humanos de su generación vivían un estado de felicidad, inimaginable por los planetarios ancestros. El Edén de Renova era una muestra. Pero tal como se convirtió Virgo, terraformado, nada tenía que envidiar a Renova.
En realidad los treinta años de felicidad humana conocida por Zeón podían tener un parangón a ínfima escala, con la era conocida por la historia del siglo de Pericles.

Virgo era un vergel continuo y el segundo planeta, después de La Isla, más habitado de Alfa. Y en Renova ya se alcanzaba un censo de cinco millones de habitantes.

Sí, esto también lo recordaba como cumplimiento de las órdenes de su padre. Reunió los salvajes ignotos por selvas impenetrables y los  dirigió a nuevas ciudades, regidas, administradas y culturizadas por voluntarios isleños cuya misión no era otra que la de homogeneizar poblaciones.

Y ahora que la Civilización Isleña dominaba a todos los Planetas, se fomentaban los viajes planetarios y la total libertad por censarse las personas donde les plugiera.

Demasiada felicidad. O se incurría en nuevas aventuras como la que realizaban ahora en la búsqueda de otro planeta, o habrían desmadres por parte de Caduf y Ruper arremetiendo huestes contra Gurri-Torrved.

En tanto a Nen, sus recuerdos le trasladaron a sus años mozos con las enseñanzas y caricias recibidas de Sixta que tanto le sirvieron para triunfar ante las féminas. La ciencia es una base pero de nada sirve sin la práctica experimental.