Parejas Perdurables (Continuación 80 )
A mitad de camino de La Spezia y Livorno, los niños ya daban muestras
de aburrimiento.
Puse la radio para oir lo último de San Remo:
Reflexioné si merecía la pena seguir.
-Tenemos desde Pisa para llegar a Roma, trescientos
kilómetros que van a ocuparnos medio día. Luego, al menos uno para recorrer lo
más manido turísticamente, habremos traspasado los seis días de nuestra salida.
El regreso a casa serán milquinientos kilómetros.
-Podemos dar por realizado el viaje.
La abuela, estaba de acuerdo con los niños. De querer visitar Roma,
mejor en un viaje por barco, o por avión. La carretera es para disfrute de todo
lo que hay en su paso. Saltárselo permaneciendo horas y horas enlatado en el vehículo,
resultaba un suplicio.
Como estuvimos todos de acuerdo, en la gasolinera de Livorno,
repostamos y cambiamos el rumbo cientoochenta grados.
Parecía tal aventura de visita de Roma frustada, como el fracaso de
Anibal cuando tenía a Roma a su alcance, después de realizar las penosas
contiendas por Iberia y traspasar los Alpes.
Sin importame demasiado, pregunté a los niños ya que conocíamos todos
el itinerario de regreso, donde preferían pasar las tres noches que se nos
avecinaban.
Mejor para variar conocer otros hoteles. Miré el mapa y decidí. Una
noche en Andora, otra en Toulón y la
última en Motpelier.
Lo decidido, también lo transmití por teléfono a Tere.
Desde la misma gasolinera, la puse al corriente y esperaba sus
noticias de como se portó el quinteto esta semana.
-Los niños bien, ya que la sirvienta es una
gran ayuda. Pero Carrión llamó para saber que día regresas, ya que realizó una
venta de Santa María y
quería que de tardar, para no perder la venta de contado, se la firmara yo ante
Notario.
Esta era una noticia inesperada. No le autoricé para ello. Lo que sí
estaba autorizado era para estar atento a las vicisitudes de la Urbanización,
por parte de los Ayuntamientos y prospección de mercado. Ya decidiría yo,
cuando era de interés vender lo que restaba allí. Precisamente Tere, era la
Administradora de Usamasa.
Si se trataba de un solar de la sociedad, era evidente que lo podía
firmar ella, pero si se trataba de la finca a nombre de Esquerdo, o de la de
Jacinto, solo mi firma valía.
-No firmes nada y quiero saber antes el
precio que concertó y cómo le llegó el cliente. Aunque es bueno, saber que hay
demanda.
Con esta noticia, tuve fuerte acicate para llegar a Barcelona cuanto
antes.
Me extrañó que Carrión hallara tan normal realizar una venta de solar
de Santa María, cuando lo que le tenía recomendado era que vendiera los de
Tarter.
Incluso que reservara los suyos para poder obtener ganancias en el
futuro.
El regreso ya no lo disfruté. Tenía la idea fija del raro proceder de
Carrión. Pensé en que desde que con su mujer se instaló en Tarter y regentó el
Restaurante, había cambiado.
Lo atribuía a que se sentía consolidado económicamente. Era
propietario de más de una hectárea de terreno, disponía de vivienda gratuita.
Su mujer de cocinera y él de Maitre, algo se sacaban, sin que yo les pasara
cuentas. Su hijo, campaba a sus anchas a la espera de emplearse en Barcelona, o
en Igualada, que ya tenía currículos presentados.
Tanto los niños como la abuela, al llegar a casa, mostraron su alegría
renovada. Los tramos discretos de kilometraje y el visitar nuevas ciudades, les
sacó el mal sabor que les empezaba a producir las incontables horas pasadas
dentro del vehículo y eso que mas bien disponían de un espacio más que
respetable.
Eran solo tres personas que me acompañaban en el Mercedes. Habitualmente
lo ocupaba la familia al completo, que éramos nueve.
La parte trasera estaba dispuesta con asientos abatibles, resultando
apta para trasladar enfermos en camilla. Casi se trataba de una limusina.
La verdad es que con la última visita que realizamos en un parque
zoológico, se les olvidó lo pesados que fueron los últimos trayectos.
A la mañana siguiente, reanudé mi rol de urbanista y me entrevisté con
Carrión.
Parejas Perdurables (Continuación 80 a )
-¿Cómo te has sentido estos días Tere?. Yo te
encontré a faltar. Y me importaba un comino Roma.
-Dentro de lo que cabe, no me fue mal. Sin la
chica que se nos ofreció, hubiera sido una algarabía. Los niños también notaban
la ausencia de los mayores. Es curioso como se sienten unidos bajo las órdenes
de J. C.
-Y que pronto vamos a perderle. Ya insinuó
que lo de pasar fines de semana en Tarter no le ilusiona. Lo encuentro normal y
por mí, puede iniciar su conato de independencia hasta cierto límite, pues seguro
que le apetecerá estudiar en la Universidad.
Esto es lo que imaginaba acertadamente, pero no que me saliera una vez
finalizado el bachillerato, con una petición que no podía satisfacérsela.
El programa televisivo de Rodriguez de la Fuente, le indujo su amor
por los animales, interesándose por su fisiología y cuidados sanitarios. Quería
matricularse en Veterinaria, cosa que solo podía realizar en Zaragoza.
Sentí gran dolor al tener que confesarle el verdadero estatus
familiar, motivo por el cual mi economía no bastaba para tal dispendio.
-Hijo, procuré que no os faltara nada en la
educación infantil y siempre estuve aguardando una posibilidad de zafarme de la
economía debida a los estamentos bancarios. No lo conseguí aún. Es más día a
día me hallo pendiente de un hilo para mantener nuestra apariencia de economía
sólida. Los bancos me tienen atado. Si las propiedades que tu ves, y todo el
mundo cree, que son nuestras, lo fueran sin dependencia de los bancos, no
habría inconveniente, pero la realidad es otra y no es necesario que lo cuentes
a tus hermanos que ya tendrán ocasión en su día de saber quienes son los Reyes Magos.
No vayas a desengañarles prematuramente, como ahora lo hago contigo.
Le conté que si bien era verdad que disponía de propiedades unas a mi
nombre, otras a la de una sociedad, otras a la de su abuela y por último otras
de las cuales siendo mías, no las podía aflorar, se debía a que unas malas
interpretaciones mías para con mis subordinados y contactos comerciales, me
obligaron a pactar con los bancos.
Esto significaba, que presentados a ellos
los balances comerciales, me daban crédito para seguir laborando, a cambio de
atenderles con unos intereses que más bien eran usura por aquél tiempo.
Si dejaba de ser propietario, y perdía la organización comercial, no
dispondría de suficiente capital para salir airoso de sus tenazas.
En definitiva, con mucha paciencia y extrema cautela administrativa,
iba procediendo a la cancelación de propiedades al tiempo que, de dependencia
bancaria. Esto no me permitía pagarle una estancia en Zaragoza para que
estudiara Veterinaria.
Le propuse, o que estudiara Medicina en Barcelona, con lo cual, no
variaba mi economía, o que de seguir insistiendo en su vocación, podía indagar
si una vez allí, por sus medios conseguiría autofinanciarse. Le conté que esto
es lo que obligatoriamente me sucedió a mí a su edad, por fuerza mayor y que no
me gustaría que él tuviera que repetir esta experiencia.
Lo entendió y al cabo de pocos días plenamente concienciado, me indicó
que efectivamente lo más parecido a los animales salvajes o domésticos, son los
humanos. Y así fue como en pocos años ya tuvimos al primer médico en la
familia. Aquél que yo no pude ser y que a mi madre, tanto le hubiera ilusionado
poder verlo.
-Tere, lo que me contaste de Carrión, me
preocupa mucho. Tenías como siempre razón en la catalogación de las personas,
pero desgraciadamente, no está en tus manos las elecciones del personal con
quie he de tratar. Me temo que Carrión, está cambiando y que se olvida de la
situación en que estuvimos tan solo hace cuatro años y que aún seguimos atados,
si bien él en menor nivel que yo.
Veré mañana lo que me cuenta de sus gestiones
por los Ayuntamientos de Cubera y Nova. Pero no es aún tiempo de desprendernos
de los terrenos que nos quedan allí. Son nuestro aval bancario.
Dejamos ya los diálogos para pasar a la acción, que para esto estaban
ya los niños en la cama.
....................................
A la mañana siguiente, lo que Carrión contó de sus gestiones por los
Municipios de Santa María, tenían una parte jocosa, otra de injundia y otra de
esperanza.
La última es fácil de comprender. Existía demanda de solares a precios
triplicados en relación a los existentes al ausentarme.
La jocosa, que precisamente el PERI de Nova redactado, expuesto al
público, aprobado y en vigor, convertía la Isla de la cual era propiedad de
Usamasa, en la que se ubicaban los Bungalowes semiderruidos en una exclusiva
aprobación para veintiun pareados con características tan ceñidas a los
términos del proyecto, que hacían imposible variación alguna.
Y al dar importancia a estas proyectadas construcciones, se limitaban
en su frente por una avenida-bulevar de ocho metros calle por un lado, ocho
por el otro con ocho más centrales para jardín y paseo peatonal.
¡Se cargaron los Bungalowes adquiridos por los bancos!. Esto me provocó risa. Después de todo, el
Ayuntamiento, creyendo que me perjudicaba y en venganza redactara este PERI, lo
que hizo fue dar al traste con las propiedades de bancos usureros.
Si alguien debía presentar objeciones, cosa que ya no era posible,
dado el término legal vencido para ello, debían ser los propietarios de estos Bungalowes
destinados a ser arrasados por edificados en plena calle.
Me acordé de Rodriguez, cuando aseveraba que los más inteligentes en
su actuación fueron los del Banco Bilbao, al hacer borrón y cuenta nueva, sin
adjudicarse nada.
Los demás bancos, tuvieron que apechugar los gastos legales de
adjudicación y gravámenes Municipales durante estos años y ahora deberían
afrontar nuevos gastos para acciones contra el Ayuntamiento, en espera de
indemnización por tal proyecto.
Que yo sepa, hasta hoy, incluso el presente año 2011, ninguno,
percibió un solo Euro por parte del Ayuntamiento de Nova.
Claro, queda la parte desagradable del notición. La oferta que tenía
Carrión, no procedía de un particular cualquiera. Se trataba de una Empresa
financiera, que se haría cargo de las deudas por impuestos municipales sobre
Usamasa, durante los últimos años y los gastos de demolición de los restos de Bungalowes
inacabados.
Contra ello, ofrecían de contado el valor de antes del abandono.
Mi desconfianza con Carrión, perdió fuerza. No se trataba de una
deslealtad, ( aún), sino interés por salvar la situación mutua dependiente de
la economía bancaria.
Tuve que hablarlo antes con Rodriguez y con Jacinto, pues la oferta
era una simple puesta de la soga al cuello del próximo a ahogarse. Y no estaba
yo tan apurado.
Cuando lo expuse a Jacinto, me levantó el ánimo.
-Carlos, te metisme en bastantes fregados,
aunque no los buscaras. Pero siempre saliste airoso. No dudes que esto lejos de
causarte perjuicio, te proporcionará finalmente el beneficio que presumiste.
Recuerda el caso último de Congelados, como
lo solventamos.
-Sí lo tengo presente. Nuestro viaje
relámpago a Cartagena.
Parejas Perdurables (Continuación 80 a)
Fue otra de mis pifias al catalogar a presuntos colaboradores.
Baoburg, se ofreció como Delegado de nuestra sociedad de Congelados, en Sant
Feliu de Guixols, centro de la Costa Brava.
La superpoblación que invadía cada verano por turismo esta franja
costera, invitaba a atenderla especialmente.
Y Baoburg, era propietario de un edificio en Sant Feliu, en cuyos
bajos, disponía de una cámara frigorífica, heredada de su padre junto a la
furgoneta isoterma, para reparto de los alimentos refrigerados. También tenía
un compartimento, para maduración de plátanos de Canarias.
Entusiasmado por nuestro rápido desenvolvimiento en el negocio de los
congelados, quería convertirse en un colaborador firme, renovando su negocio.
Fui a ver su instalación y seducía su capacidad de almacenaje así como
su ubicación para carga y descarga de género, pero inadecuada para los
congelados.
Se trataba de refrigeración normal para verduras. Se enorgullecía de
sus aparatos que le conseguían hasta ocho grados bajo cero. Y sus compartimentos,
en los que según el producto, los mantenía desde ocho grados centígrados sobre
cero, hasta los ocho bajo cero. Y el compartimento para los plátanos con los
veinte grados, en una atmósfera de humedad regulable.
-Esta instalación, así como el revestimiento
aislante de paredes y techo, no es adecuada.
-Estoy dispuesto a reformarlo, pues ceso en
el negocio actual. Solo que deberían Uds. Financiarme las obras y nueva
instalación.
Aquello era interesante, pero el coste de la reforma y la dotación de
varios camiones de la diversidad de productos congelados, era millonario.
Lo hablé con Picot y con Jacinto. Boaburg, estaba dispuesto en
garantía firmarnos la venta en privado de su edificio, actualmente desocupado y
que con anterioridad las dos plantas superiores fueron la vivienda de su
familia.
Todo fue sospesar el riesgo que a mi modo de ver se reducía a, de no
funcionar el negocio, la pérdida del valor de la reforma. Y esto era un mínimo,
comparado con la millonaria carga de género a ocupar la nueva cámara.
Pero este género de cesar el negocio, se recuperaba, por lo cual forcé
a los socios a admitir la oferta de Baoburg y firmar el contrato.
Dos semanas fueron suficientes para darme cuenta del error de mi
apreciación.
No teníamos noticias de él, ni de la distribución de congelaos a su
cargo. Picot y yo, le fuimos a visitar para tener un vis a vis.
El local, cerrado. Un vecino informó que en el bar oyó comentarios
sobre su ausencia. Se había separado de su mujer.
Descubrimos el domicilio de su supuesta ex esposa.
Fue poco explícita. Cómo si estuviera molesta por mencionar a Baoburg.
No nos aclaró nada. Solo esperaba el día que obtuviera la definitiva y legal
separación, para desligarse de los líos en que se metió su marido.
Ya intranquilos, nos dirigimos al Ayuntamiento para obtener mejor información.
Estaba agobiado por deudas. Los acreedores no ejercían su potestad,
por las promesas que llevaba haciendo al poner en marcha el negocio de los
congelados. Lo creyeron, por cuanto no recurrió a los bancos para más crédito,
cosa que evidentemente no se lo hubieran concedido, y sin embargo atendió las
reformas, e inició operaciones comerciales con nuestro género.
Ya destapada la estafa, se nos hacía imprescindible indagar donde se
hallaba, para obligarle a cumplir en documento público lo pactado en privado.
Aquí vino la sagaz intervención de Jacinto. Con sus contactos por la
Notaría, y merced a los datos del contrato de cesión de la propiedad de Sant
Feliu, pudo saber que su mujer, planeaba también abandonar el domicilio de Sant
Feliu. En su peluquería, a la mujer se le escapó que próximamente, partiría para
Cartagena.
Supimos sumar dos y dos y ahora, lo que nos hacía falta era averiguar
el domicilio de Cartagena.
La red Noarial de Jacinto, se puso en contacto con un Notario de Cartagena,
poniéndole al corriente de la operativa planeada desde la Notaría de
Barcelona.
Numerosas llamadas a la Policía del lugar, así como a los Hoteles,
hasta contactar con conocidos del Ayuntamiento, para indagar si un Catalán
recién llegado a Cartagena, se alojaba, o bien en algún Hotel, o disponía de
propiedad alguna, o había alquilado alguna vivienda.
Los datos del personaje eran perfectamente identificables ya que
disponíamos de su DNI y su firma rubricada en el documento privado.
En un par de días quedó localizado. Se trataba del Catalán que
comerciaba con productos alimenticios congelados.
-Tere, echaré una siesta después de comer, ya
que a las ocho partimos con Jacinto para Cartagena y conduciremos turnándonos
toda la noche.
- ¿Así de repente?. ¿Más negocios?. ¿No
estabas cancelándolos?.
-Esta vez es una cancelación definitiva, al
menos por aquél individuo que creía de interés para ampliar actividad del
congelado en Sant Feliu.
-¿Y qué tiene que ver Cartagena con Sant
Feliu?.
-Pues que el individuo se extralimitó y vende
nuestros productos allí.
De madrugada, en Cartagena, desayunamos en un bar y pedimos
orientación para el domicilio de Baoburg. Supimos que a las nueve de la mañana,
salía de su reciente domicilio para dirigirse a una de las cámaras frigoríficas
de alquiler.
También trazamos el itinerario entre su domicilio y el de la Notaría,
que abría sus puertas a partir de las nueve.
Puestos al acecho, desde el interior del coche, aguardamos hasta la
aparición de Boaburg por el umbral de su vivienda.
-Encantados de verle por aquí. Justo le
esperábamos.
La cara de Baoburg, era un poema. La de cosas que deberían haberle
pasado por la cabeza, ante tamaña sorpresa.
Sin permitirle historias le invitamos a tomar otra taza de café, en el
bar cercano, mientras le poníamos en antecedentes.
Los antecedentes eran que nos importaba un pimiento lo que tuviera que
alegar y que en media hora, nos sentaríamos todos ante el Notario de Cartagena.
Firmada la propiedad a nombre de Congelados, despedimos con viento
fresco a Baoburg, fuimos a comer, y reemprendimos marcha de regreso a
Barcelona.
Muy pesado fue el viaje, pero la cena aquél día la degustamos con
satisfacción Jacinto y yo con nuestra familia, y quedamos que la cena
siguiente, sería de celebración con nuestras parejas yendo a un espectáculo
teatral.
-Tere: Mañana saldremos con la colla, para
celebrar el éxito de hoy. No olvides acicalarte y relucir las joyas que tanto
gustaron a tus amigas.
Aquél incidente, fue otro de los tantos de los que salí por los pelos. Me
estaba temiendo ya el día que el toro me cogiera desprevenido y no lo pudiera
capear.
Parecía que si no era el actual, con mis dudas de Carrión y los nuevos
gastos municipales de Nova, se le parecería mucho.