sábado, 1 de diciembre de 2012

COLONIZACIÓN DE RENOVA 2ª parte

Cap 21

Alex regresaba por fin a La Isla con buen bagaje de aventuras cumplido. La inesperada por el Alto Mando, la reservaba para darla a conocer en el último comunicado y ante las cámaras de la emisora central. Quería que las 33 ciudades de la Isla, tuvieran la noticia síncronas y que el dictamen del proceder subsiguiente, dependiera democráticamente de la total población de Isleños y no solo de la tomada por los políticos desde el Alto Mando.

A una hora del despegue de Virgo, disponiendo de dos días de viaje a La Isla, pidió atención a los tripulantes y al resto de colegas acompañantes que estuvieron con él en Renova:

-Compañeros de aventura, vuestra colaboración al proyecto de colonización de Virgo ha sido inapreciable. Vuestro sentido común y méritos de profesionalidad, han dado el fruto tan deseado por mí. Me otorgasteis una confianza que hubiera lamentado, no poder corresponder. 

Si no se hubiese podido demostrar el acierto del proyecto, hubiera redundado en contra vuestra. 
Ahora os pido un último favor. Pasado mañana seremos recibidos por una comisión de científicos que nos dará la bienvenida y por descontado habrá una rueda de prensa.
Tienen conocimiento de la cantera a explotar en Renova, el sistema de triturado, envasado, y transporte de lava a Virgo. Conocen los resultados de este producto aplicados para la creación de Oasis habitables en Virgo. 
Conocen lo alejada que está la cantera de Renova de los enclaves habitados por homínidos. Pero lo que no saben aún, es que un grupo de ellos entró en contacto con nosotros. 

Como sabéis, es mi responsabilidad el haber desobedecido las órdenes recibidas. Las asumo totalmente y desmarco vuestra ayuda en este asunto. Solo pido vuestro silencio total. No comentar a nadie, ni allí, ni por mensajes desde aquí a conocidos, hasta que lo haya comunicado en última instancia, yo mismo ante el Alto Mando en la emisión especial ya programada para todas las emisoras. Estoy convencido que modificarán la resolución de no contactar con nativos al exponer lo que ya sabéis.

Sixta era quien más involucrada estaba con las decisiones de Axel. No solo por haber silenciado en todos su comunicados con La Isla, el hecho de la confraternización con los habitantes autóctonos con un nivel avanzado de inteligencia.
También sumaba el desliz cometido por ambos de modo azaroso. Si no lo mencionaba Axel a Astrid, menos lo haría ella. Y no todo el tiempo de permanencia juntos en Renova, fue solo por actividad laboral.
En su interior, deseaba que Axel rompiera con Astrid. 

Axel, se sumió en reflexiones sobre lo pactado con los Salvajes. Era obvio que eran seres racionales con unas características idénticas a las que se detallaban en los anales prehistóricos de la Bitacora de La Isla.
Sabía pues, perfectamente la manera de tratarlos y conseguir para ellos adelantos tecnológicos sustanciales. Y eso era lo que quería poner en práctica. No se invadiría Renova solo se utilizaría para la explotación de la cantera volcánica y a los habitantes, les ayudaría a mejorar su vida, pero a su discreción. No les obligaría a nada.
Y un experimento deseaba realizar más que nada. Comprobar si los renatos aborígenes, adoptados en La Isla, podrían desarrollar su cerebro a la misma velocidad que los nacidos de los bancos genéticos Isleños.
Estaba convencido que así sería. Se entendieron muy bien con Gurri y Torr, los jefes del grupo llegado hasta allí.
Les entregó fotos de ellos frente a la Nave, para que la pudieran contemplar los congéneres de su tribu.
Les obsequió con una caja de bollos para que conocieran que existían más tipos de comida que la carne y granos. 
Pasmados quedaron al entregarles doce mecheros magnéticos, uno para cada uno de ellos.
Aquél aparato minúsculo, en cualquier momento podía prender fuego. Y su facilidad en producir chispa instantánea, contra lo dificultoso de obtenerla ellos con pedernales, o restregando un palito durante considerable tiempo.
Además les regaló una docena de lanzas de fibra de vidrio con puntas de acero. Maravillados del poco peso gran resistencia y mayor longitud que sus lanzas de madera con puntas líticas. La puntería sería más certera y no se quebrarían.

Y lo que acabó de dejarles boquiabiertos, fue el regalo de un carro muy simple para transporte. 
Consistía, en una caja de madera sobre un largo palo útil para su manejo y arrastre. Otro palo cruzado sobresalía del ancho de la caja donde insertó dos ruedas de madera con un agujero central.

Lo diseñó así simple para que ellos mismos pudieran construirse los carros necesarios para su tribu. Y allí mismo lo probaron cargándolo al máximo, viendo lo fácil que era su arrastre.

Les enseñó unas cuantas palabras para entenderse en el futuro. Les propuso que volvieran después del paso de una luna, con más gente para conocerse mejor. Los Isleños pacíficos solo les visitaban para estudiar las rocas del volcán. 
Y si les apetecía, cuando volvieran podrían ver el interior de la Nave.

Seguía estas reflexiones Axel, ya que lo veía claro sin peligro alguno con una gente deslumbrada por la existencia de seres superiores bondadosos.
Y ya se concentró en lo que debería contar a Astrid, amén que entrevistarse con Chian-Zu.