domingo, 16 de octubre de 2011

Parejas perdurables  (continuación  67 )



Por lo que deduje respecto al ignorado cliente, que transmitió la propiedad de Complejos 7V2 s.a., al Banesto, tenía que tratarse de alguien más inteligente que Paco, el desgraciado vendedor de pescado fósil.

Para zafarse de problemas financieros, quien adquirió la finca al bajo precio que se la vendí, debió pulirse todos sus bienes privados y ofrecérsela al banco por valor triplicado, como cancelación de deuda.
Y esta es una de las ocasiones en que se  aplaude al pillo por enredar a un banco, con sus mismas armas.

Jacinto y Picot, me pedían ampliar el negocio de Congelados, pasando de distribuidores comerciales a productores Industriales.

Las croquetas plagiadas de Prat, ya solo representaban una mínima parte del negocio que se obtendría al elaborar diversidad de platos, en lugar de distribuir los productos primarios.
Requerían triplicar el Capital social. Se adaptaría una nave industrial de un polígono de Olot, con una instalación moderna mecanizada al máximo, incluido embalaje y manufacturación.
Inoportuno. Le conté a Jacinto que con el problema que se me venía encima, con las letras de las financieras a atender mensualmente, lo que necesitaba era recuperar capital y no invertir.

-Carlos, ya que es de absoluta necesidad para rentabilizar Congelados, habiendo salido al mercado Findus, debemos realizar esta ampliación. Si no puedes aportar capital, pediría a mi padre que lo hiciera él, tal como había sido su primera intención, antes de adquirir la manzana de tu urbanización.

Permuta tu participación por la finca, que volverá a ser de tu propiedad y así no deberemos excedernos en la ampliación.

Como mi plan era el de ir eliminando intervenciones en negocios, no me parecía mal el abandonar también el de los Congelados, pero, recuperar a mi nombre la finca, resultaba otra inversión, más que por gastos Notariales por los de Hacienda que a esta reventa, le correspondía una fuerte revalorización Catastral y le acompañaría la Plus Valía, que exigiría el Ayuntamiento de Nova

-Le veo un inconveniente Jacinto. Si lo que quiero es recuperar Capital aún cuando esta permuta me favorece, no me facilita soluciones. El costo de legalización, no lo puedo asumir ahora.

-Esto no es inconveniente. En privado hacemos la permuta y yo recibiré un poder de mi padre para seguir vendiendo las parcelas a tu aire, directamente a tus clientes.

Esto ya era un adelanto. Así, cuando cobrara de Prat por la sociedad Frio Santiga, cancelaría la cuenta de los 24 millones  de Fomento.

Como despedí al personal de oficina, indemnizados correctamente, me quedé como ayudante, secretario y contable a Carrión. Y Tere, atendería llamadas en nuestra ausencia del despacho. En definitiva, era ella la Administradora titular de Usamasa
.
A Carrión, Ramón me lo adjudicó para que desglosara las contabilidades de los diversos negocios de la tienda. Una sería la de camisetas deportivas, otra la de accesorios, que las llevaría su ayudante Martinez y con Los Trofeos y Copas de Ibañez, seguiría  Marciano.

Cuando Ibañez desvalijó el obrador de los Trofeos llevándose durante una noche, maquinaria y Plata, Marciano se quedó huérfano de su misión, sin embargo lo seguí manteniendo como empleado de la Tienda, a pesar de no estar directamente vinculado en mi plantilla de Usamasa. Su poca utilidad, se reducía a transmitir a Carrión los asuntos pendientes de su sección.

Carrión era eficiente tanto para llevar la contabilidad, como para manejar a los clientes, pero mejor aún al tratar con los directores de banco.

Le encargué ir reduciendo movimientos de cuentas. De las veinticuatro que tuve, por mi parte ya solo me quedaban dieciocho y de ellas, le pasé seis con las que ya no operaría a partir del momento en que no quedara ni riesgo, ni cobros pendientes en ellas.

Por lo visto Carrión, se olió que la reducción drástica de personal que estaba haciendo, también le afectaría a él.

-Don Carlos, me hallo en una difícil situación en la que si tiene previsto cancelar mis servicios próximamente, me hundiría.

-Es verdad que estoy cancelando negocios, pero no tema Ud. que Usamasa, seguirá en pié forzosamente, ya que los únicos socios actuales son mi esposa y yo. Tenemos que vender los últimos apartamentos y treinta Bungalowes, cuanto antes, para cancelar todos los créditos.

-Sepa que es Ud. mi salvación. Dentro de tres meses, el Ayuntamiento, nos desahucia de la vivienda. Se ejecutarán las obras del proyecto de la plaza del Matadero.

Efectivamente en un año, aquella plaza con edificios de viviendas y  el matadero Municipal, fue arrasada y se convirtió en un parque dedicado a la escultura de Miró , “Pájaro y señora”.





Una vivienda de alquiler por aquél tiempo era muy difícil de hallar, o sea que sin algún capital ahorrado, Carrión, se hallaría sin remedio en la calle.
No tenía ahorros para obtener un piso en propiedad y si se quedaba sin empleo, ningún banco le facilitaría el crédito.

Movido por la compasión, le ofrecí que ocupara un piso de mi edificio de San Juan de Malta, mientras no consiguiera otra cosa mejor.

Poco le faltó, para que no me besara los pies allí mismo, pero a pesar de servirme varios años, en los que obtuvo mi confianza, como mis anteriores contables, me asestó la puñalada.


Parejas perdurables  (continuación  67 a )

La finca que escrituré a Frío Santiga, para no resultar segregación parte del resto de la manzana que ya se había parcelado para otros siete clientes, la redacté en documento privado.  En la Notaría, se hizo constar la superficie total confesando el precio recibido con anterioridad.

También en escritura aparte le vendí dos chalets de la misma manzana, que ya figuraban en el Registro de la Propiedad.
Así, finiquitaba mi poder de la propiedad de Sumella, en su parte de ubicación en el  municipio de Cubera. Aún para agotar el uso de este poder que me sirvió durante nueve años, restaba segregar la superficie correspondiente al vial, que limitaba las manzanas. Y no resultaba útil para los clientes. No está bien visto que un particular construya en plena calle.

Lo agotaría en su día al ceder el resto de finca directamente al Ayuntamiento. Me ahorraba el doble traspaso de la finca a mi favor.

El documento privado, obligaba a Santiga, escriturar en su día a favor de mis clientes de forma gratuita, las detalladas siete parcelas. Llo signó Eloísa.
Me extrañó cuando leyó el Sr. Notario que representaba a la Sociedad en calidad de Administradora, con poderes totales.

¿Hasta dónde llegaría el entendimiento de ella, con Prat?. Ya parecía creíble lo de que intimaran, pero fuera cierto o no, no obedecía a motivos sentimentales sino todo lo contrario.
Me lo contó Prat, meses después, cuando segregó a su vez una parte de lo adquirido  a favor de Ezquerdo, antiguo cliente mío.

-Carlos, esta sociedad de Santiga, nace tocada. El socio que tenía, ya sabes la jugarreta que me hizo. Pues bien llegó a conocimientos de Ribas, el nuevo socio para Santiga. Mostrando un pundonor hipócrita, impidió que mi nombre figurara en la administración. Evitaba que personas de su entorno social, le consideraran colega de un procesado.
Eloísa, tiene toda la confianza mía y de mi padre y ella no tiene ninguna participación en la sociedad, pero es plenipotenciaria para todas las funciones legales.
Tanto mi padre como yo, venderemos las acciones, ya que no las Sindicamos y tendrá que quedárselas él.

Desconocía el significado, o más bien las consecuencias de crear una sociedad, sin “Sindicar las acciones”. Lo supe años después de hallarme víctima de la serie de estafas concatenadas por motivo de los Bungalowes.

-Pero, ahora tendré que escriturar las parcelas que no os vendí.
-Ella es la que seguirá como administradora y te las firmará cuando se lo pidas.

Prat y su padre, no sindicaron las acciones. Y eso que parecía intrascendente, fue la causa de la finalización de nuestro contacto.
Vendió sus acciones y las de su padre, desapareciendo de mi Mundo.
Por lo visto, con el líquido obtenido por la venta de la finca a Esquerdo, se dieron los Prat por satisfechos de su participación en la sociedad teniendo que adquirir la totalidad de las acciones, el socio Ribas.

Intenté localizar a Prat hace unos años, por la nostalgia de lo vivido en aquellos comunes negocios pero no lo conseguí. Su antiguo domicilio, el de sus padres ya no era, ni es. Quizá por defunción de sus miembros, o por cambio de residencia, incluso de Ciudad. Por facebook tampoco está y ya no llega a tanto mi nostalgia y afán de platicar unas horas con él, como para meterme a su búsqueda por los medios sociales, o ayudado de un investigador.

Sin embargo, si casualmente leyera esto, me satisfacería rememorar conjuntamente, nuestras aventuras y desventuras.
Y se dará por aludido, si lee esto, por más que disfracé su nombre en la narración.
La conclusión, inesperada por este motivo, fue que las complicaciones generadas por los aviesos Hnos. Domenech, trascendieron por todos los frentes. No tuve ocasión de vender las parcelas a tiempo.

Unos años después, Eloísa cesó de Administradora y Ribas, cambió el nombre de Santiga por el de otra sociedad que tenía, fusionándolas.
Con Eloísa también perdí el contacto, ya que años después al querer conjuntamente con Esquerdo, comercializar estas parcelas, había regresado a Melilla con sus padres.

Pero no era solo este el inconveniente para recuperar las parcelas, el Ayuntamiento de Cubera, nos granjeó una alegría, (maldita) al haber trazado en la manzana una calle que la atravesaba en diagonal.
Claramente era una argucia, para usurpar propiedades aún no figurantes en el Registro de la Propiedad. De nuevo el Ayuntamiento abusaba de sus atribuciones.

Yo me había desprendido ya de todo el personal de Usamasa, y también de Los Trofeos deportivos. Mucho me costó. Me quedé solo con Carrión.

El contable de Ibañez, Marciano, no quiso despedirse por las buenas y me obligó a desatenderle, ya que no tenía contrato con él firmado.

Pues aprovechando mi débil situación, me llevó a Magistratura del Trabajo.
De nuevo, consulta con Rodriguez.

-Tranquilo, Carlos. No tiene ninguna razón para pedirte indemnización. Es a Ibáñez a quien debe pedírsela.

-Pero Ibañez, ya sabes, no solo nos robó, sino que para cubrirse las espaldas nos amenazó con demandarnos con cargos ficticios, si nos querellamos. Y tú mismo me desaconsejaste ninguna acción, que resultaría otra lid con años de seguimiento.

-Sí Carlos. Y te lo dije desde un principio, a menos que quieras a partir de ahora ser :
Carlos, de oficio “Sus pleitos”.
Lo que puedes hacer, después de lo que ya has perdido, presentarte a Magistratura, alegar falta de liquidez y abonarle los seis meses de indemnización que le corresponderían si fuera legal, en doce meses.
Seguro que lo admitirá el Sr. Juez y tú, al tercer mes deja de pagarle. Verás como ya no incordiará, pues le costaría la reclamación otro año de espera sin garantía de cobro.

-Hombre. Es la primera vez que me enseñas a aprovechar las deficiencias de la Justicia a mi favor.

Mientras, Carrión había realizado un centenar de visitas a los clientes de Santa María pendientes de escritura. Les cité a la notaria, en cinco días  por turnos de a veinte. Mayor cantidad de personas, colapsaría  la sala de la Notaría.

Y hasta algo tan banal, como es elevar a público un documento de compra-venta privado, salieron clientes negados a escriturar, por consejo de sus abogados.

El Mundo de los Disparates, por lo visto, lo tenía ante mis narices. 





Parejas perdurables  (continuación  67 b )

La Notaría, no era lugar para entablar discusiones, entre veinte clientes. El Sr. Notario, nos destinaba un máximo de quince minutos, por cada operación a realizar. Iniciando a las nueve de la mañana, concluíamos a las dos de la tarde, agotando el tiempo reservado, a mis clientes según cita previa.

Tomé nota de los no presentados, o negados a firmar su compra. Fueron un total de ocho, entre todas las sesiones a las que se les citó.

Carrión, se puso en contacto con ellos para averiguar como les funcionaba el cerebro y obrar yo en consecuencia.

-Don Carlos, las razones que dan dos de ellos, es la que no contaban con el gasto de la legalización. Que lo harían mediante la paga extra de Navidad.
Otros tres, que aún tienen dos letras pendientes y los tres restantes, que temen según asesoramiento del abogado, se les involucre en estafa.

-¡Esta es buena!. ¿Un abogado les previene para no elevar a público su documento privado?. ¿Qué estafa?. ¿No sería estafa, lo contrario?.

-Dicen que su abogado, estudiaría la causa repentina de citar a todos los parcelista al Notario. Entre nosotros, creo que lo que busca el abogado es ganar unos honorarios por trabajo de investigación.

- Acabáramos. Ver los datos registrales si coinciden con los del contrato privado. Esto sí es estafar a sus clientes. Esta función le corresponde al Notario, con sus comprobaciones previas y que detalla en la propia escritura. Y tal gestión ya se incluye en la minuta.

Tuve que explicarles por teléfono que su actitud desacertada, la podían enmendar con la comparecencia a una nueva cita. De no hacerlo, recibirían un requerimiento Notarial mío para perfeccionar el documento privado, lo que en su día, redundaría en un gasto añadido, que les reclamaría.

Pues erre que erre. Para los tres acérrimos, mi actitud daba razón a su abogado.
Por escrito les envié a los tres un detalle de las consecuencias, si desatendían el requerimiento.
Al escriturar sus propiedades, se cancelaba la superficie de la finca matriz, por lo cual mi obligación en atender impuestos Municipales, o cualquier clase de arbitrios finalizaba. Al quedar sus solares sin registrar, serían ellos quienes deberían afrontarlos con recargos en su día. Ni esta nota les hizo cambiar de actitud, y ya lo dejé correr.

Diez años después, uno de ellos vino a pedirme al fin formalizar la compra-venta. El motivo, era que alguien se lo adquiría por valor doble del que le costó. Y me pedía que lo pusiera directamente a nombre de su comprador.

Otro que tal. No bastaba con incordiar. Con la misma cara del contable que me pedía una carta de recomendación, a pesar de haberme perjudicado, esperaba que le favoreciera, ahorrándole gastos.

-Sepa Ud. que yo, no atendí ningún gravamen correspondiente a este solar en los diez años transcursos. Puedo justificar que van a su cargo, merced al requerimiento que le hice. Y por ello, no tengo más remedio que firmárselo como está previsto a su nombre, o incurriría en el delito que su gracioso abogado le instruyó.

Como le quedó claro que debía primero realizar la compra él, para luego venderla, entramos a detallar las cuentas. Se horrorizó, viendo que no podía vender al precio que creyó negocio, puesto que las legalizaciones con plus valía de diez años, y los recargos por no atender arbitrios aplicados a la Urbanización, sobrepasaban el valor del solar adquirido quince años antes y que pagó aplazado a través de otros cinco.

Se dio cuenta al fin de la insensatez demostrada al hacer caso a su abogado, que le cobró para demostrar honorabilidad, solo un tercio de la minuta, al distribuirla entre los que siguieron sus consejos.

Los otros dos, seguían en paradero desconocido, pero al recibir reclamación a mi nombre del Ayuntamiento de Nova, tuve que ser yo quien les buscara.
El Ayuntamiento embargó el resto de finca. No sirvió para nada declarar que no me pertenecía. Me conminaban a pagar con los recargos y con las costas del embargo. 
De nuevo presenté al Ayuntamiento un escrito de descargo, al que le hicieron un caso que le llaman “Silencio Administrativo”.

Esto significaba según conveniencia arbitraria del Jefe de la Administración Municipal, que el silencio, favorecía al administrado, o ¿porqué, no?. A la Administración, calladamente.

Dos años después recibí el ultimátum de ejecución embargo. Vuelta a protestar ya que estaban embargando algo que no era de mi propiedad. Ni caso. 

La próxima nota la recibí pasados  tres años más y con ello ya habían transcurrido treinta desde el día que vendí en privado aquellos solares. Esta ocasión, se pasaban de castaño oscuro. Anunciaban resarcirse de los gastos por embargo, mediante intervención de cuentas bancarias.

Los clientes al fin se presentaron ante el Juzgado y fue el Juez que atendió sus quejas. Les legalizó su documento privado, levantando el embargo de la finca, al hacerse cargo de todos los gastos provocados.

Sin embargo, no acabó aquí la odisea que les costó tres veces más de lo previsto. Esto lo tenían merecido, pero lo que seguía siendo una injusticia, fue que el Ayuntamiento, no hizo caso de los términos de aquella venta realizada de treinta años atrás, demostrados al legalizarla en el Juzgado.
El vendedor era yo, por lo cual debía atender la Plus Valía de treinta años.

Hacía tiempo que no acudía a Rodriguez, pues ya me había jubilado yo. Sin embargo, él seguía en su bufete.

-Carlos ¿qué te trae por aquí?. Después de tantos años creí que ya te olvidaste de mí. No me dirás que sigues con problemas.

-Muy gracioso. Esta vez, espero que sea el penúltimo.

Y así fue, el penúltimo que lo resolvió con algo que llaman “Contencioso Administrativo”.
En cambio el último, al día de hoy, aún colea y ya no lo podrá resolver Rodriguez (R.I.P.). Pero ya lo relataré más adelante, pues me desvié demasiados años de lo acontecido al despojarme de los negocios.