Es curioso como al narrar mis recuerdos de adolescente, hasta el paso de la madurez, me entero de hechos que cuando los viví me pasaban desapercibidos.
Uno de ellos, el encargo que tuve para estudio de remodelación, ampliación y distribución de línea eléctrica en Gósol. Este antiguo poblado, se fue abandonando a partir 1900.
El Pedraforca, monte popular de renombre para los excursionistas, es el referente de Gósol cuyas casas se extienden a sus pies.
Me indicaron que aparcara el coche, en Guardiola de Bergadá (prepirineo). Allí, el único transporte que enlazaba tal ciudad con Gósol, un robusto Jeep con tracción cuatro ruedas, nos recogería a mí, a mis ayudantes y los bártulos para las mediciones. Los vehículos normales no podían acceder por el infernal camino existente.
Tenían razón, ya que pasados los tres primeros kilómetros el camino de herradura estrecho y pedregoso empeoraba, ya que discurría por tramos bordeando barrancos. Y dos vehículos imposible cruzarse.
Dijo el chofer que cada kilómetro a partir de allí disponía el camino de un ensanchamiento, por si ocasionalmente se encontraran con otro vehículo. Entonces uno, u otro, debería retroceder hasta el ensanchamiento más próximo.
Dijo asimismo que tal situación no se daba, ya que en el pueblo, no habían más vehículos que una moto.
Al llegar hallamos un poblado poco menos que fantasmal. Un montón de casas, semidesoladas, en tanto que otras en buena conservación, pero cerradas y evidentemente, carentes de suministros eléctricos.
Nos recibió el Alcalde. Vivía con su mujer e hija, en la Casa consistorial, que también fue el único Restaurante en el cual en 1906, residió Pablo Picasso.
La población censada ascendía a unos doscientos habitantes, sin embargo que pernoctaran solo cuatro. La familia del Alcalde y el Secretario Municipal, soltero.
Nos recibió efusivamente, ya que tenía grandes proyectos para renacer al poblado con un plan para atraer al turismo. Nos ofreció teléfonos de algunos de los habitantes residentes en Barcelona, que estaban deseosos de prestar las llaves de su casa, para que gratuitamente las habitáramos por las vacaciones Navideñas, o en verano.
Los propietarios tenían interés era mantener en mejor estado su hogar materno, ya que ellos no acudían nunca allí.
¿Porqué entonces, seguían en el censo de habitantes de Gósol y no en el de Barcelona?. Cuestión económica.
El Municipio subsistía por la tala de bosques comunales. La venta superaba con creces los gastos locales y los tributos de Hacienda. El resto se repartía entre los habitantes. Ninguno ante esta situación se daba de baja. Era una renta para vivir en cómodas Ciudades, como si de segunda residencia se tratara.
¡Vamos! , al revés del proceder de los Urbanitas que buscan el recreo en lugares rurales.
Restaurante Estancia único en la época.Desde allí, en 1906 Pablo Picasso pintó “El Tinent” y “La dona dels Pans”
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La sorpresa me la llevé recientemente, al conocer su estado actual.
Lejos de ser un poblado fantasmal, está habitado, con nuevas construcciones, dispone de hoteles, jardines, se celebran fiestas, entre ellas las de la ya centenaria estancia de Picasso. Y museo de las reliquias cátaras, supuestos primeros pobladores. La carretera bastante decente.
Nada que ver con la que recorrí en 1957. Ahora me enteré que el proyecto de electrificación se finalizó en 1968 y en 1985, la ampliación y asfalto de la carretera de acceso.
El Párroco Mosén Ballarín, nombrado por la Diócesis para regentar la Iglesia con su feligresía, contribuyó al progreso del enclave, por sus libros y apariciones por la televisión, demostrando una gran humanidad y socarronería de muchos aspectos antes considerados como tabú.
Me entero pues ahora que sin saberlo, contribuí con mi granito de arena al desenvolvimiento que inició su Alcalde.
Al cumpleaños de Tere en 1957, tras un año de nuestro informal compromiso, quise darle relevancia. Me presenté a su casa con un ramo de flores rosas, cuyos tallos estaban enlazados por un anillo de oro, con una espléndida agua marina, flotante, sin engarce visto.
Indiqué mi propuesta de que al otro año, nos casáramos. El día uno de Enero, lo veía ideal, pues seguro que jamás olvidaría tal fecha. Según entendí a las mujeres les resultaba insultante que sus cónyuges, al cabo de los años, les pasara tal efeméride inadvertida.
Le propuse también que tras nuestro enlace fijáramos la residencia en Andorra. Estaba dispuesto a abrir un Gabinete Técnico allí, por lo cual sería innecesario seguir con la búsqueda de piso apropiado de alquiler módico en Barcelona. Todo lo que salía al mercado, o fallaba en su ubicación, o en su precio. Y empezaba a ponerse de moda ofrecerlos en propiedad, por lo que cada vez escaseaban más los de alquiler.
Ni que decir tiene que su respuesta era previsible. Por una fatalidad, el Principado de Andorra, sentado entre España y Francia, en las vertientes Norte y Sur del Pirineo, carece del Mar.
Era como pedirle que viviera conmigo en un hogar asfixiante.
Analizando pros y contras, al fin y al cabo mi proyectada unión, debía ser para toda la vida con alguien que me quisiera y se encontrara a gusto a mi lado. No procedía iniciar a disgusto de Tere, el camino que nos deparara el Destino.
¿Qué había tenido en cuenta yo para proponer formar nuestro nidito en Andorra?. Puros motivos económicos. La situación era siguiente:
Este minúsculo País, del orden de Mónaco, o Lichtenstein, o San Marino todos Europeos, sin contar El Vaticano, cuya particularidad es obvia, estaba necesitado de toda clase de técnicos ya que se preparaba para integrarse como País turístico, mayormente recepcionario de los Españoles, así como Franceses. Al ser su Idioma oficial el Catalán, Catalunya, resultaba la parte más importante de estos previstos turistas.
Y el censo de habitantes, distribuidos en siete enclaves enlazados por una única carretera, escasmente ascendía a treinta mil habitantes.
Las obras públicas que realizaban sin informes técnicos ni trámites burocráticos alguno, provocaban serios desastres, con alarmante número de accidentes luctuosos.
El Govern Andorrá, (Gobierno), dispuso que eran bienvenidos todos los técnicos fueran de la rama que fueran, reconociéndoles sus títulos, obligados para dar licencias a las a partir de entonces obras públicas y privadas.
No precisaban ser Andorranos, ya que solo se reconociían a los nativos, o a los emigrados con más de veinte años de residencia, o a los conyuges de nativos, con más de cinco años de residencia. Nadie más podía ser Andorrano. Y por ende, no pòdían ser titulares de ninguna propiedad, ni ejercer negocios ni labores que no estuvieran supeditadas a un titular nativo.
Total el comenrciante que se instalaba allí, hasta veinte años después, resultaba tributario de un Andorrano, cosa que con la autorización del Govern, con su disposición, facilitaba enormemente la venida de técnicos de cualquier País, si depender de más que de su propio trabajo a desarrollar.
Era una buena oportunidad, ya que el trabajo no faltaría y como País paraíso fiscal, óptimo para inversores extranjeros. Y Óptimo para comenrciantes libres de todo tipo de impuestos.
Las caravanas de “turistas”, cuya visita diaria realizaban por Andorra, se debía principalmente a que los productos adquiridos allí, oscilaban entre un 50% del valor en España, al 30%.
Las Aduanas, instaladas en las fronteras Española y Francesa, fueron obligadas para limitar lo que iba a resultar un caos.
Con tal premisa, me parecía solucionado el porvenir con Tere a mi lado.
Sin embargo, el desistir a la toma de tal residencia, a la larga resultó acertada. ¿Es que Tere, ya manifestaba sus dotes de pitonisa?.
Pas de la Casa en 1956 con la instalación del telesquí
PAS DE LA CASA-GRAU ROIG en 2006
La estación fue fundada la temporada 1956-57 por el Sr. Francesc Viladomat,(campeón que fue de esquí) con un remonte; el telesquí Coll Blanc situado en Pas de la Casa, que funcionaba gracias al motor de un camión. Desde entonces y hasta hora, la estación ha ido creciendo con una media de un nuevo remonte por año.
Tuve el encargo por parte de la Parroquia d`Encamp, (uno de los siete Municipios) de levantar un plano topográfico del Pas de la Casa, con varias hectáreas de extensión por los aledaños de la recién inaugurada estación de telesquí. Se iba a proyectar el pueblo avanzado en los deportes de invierno.
Ni que decir tiene que al llegar allí y ver el panorama, desolado con las únicas construcciones que se ven en la primera foto, para mis adentros, califiqué de visionarios a los proyectistas. Los demás poblados existentes, a excepción de la capital Andorra la Vella, ya respondían a la calificación de pequeños grupos rurales carentes prácticamente de todo. Y aquí, se les ocurría crear otra población, la más alejada de todas las demás. Y en la vertiente Francesa, la menos transitada.
Yo, a mi labor y allá los responsables con la suya. Percibí una sustanciosa cantidad por mis trabajos en el Pas de la Casa.
Acepté también aquél invierno, intervenir en la construcción de un bloque de Apartamentos en La Massana.
Lo tuve que realizar en pésimas condiciones. Nevado, con rincones que ocultaban la superficie del terreno bajo dos metros de altura, hacía difícil marcar niveles. Por si fuera poco, empezaron las heladas y se temía la imposibilidad de hormigonar cimientos y pies derechos de la estructura proyectada. No fraguaría bien. Sin embargo se palió el problema ya que aparecieron los primeros aditivos anticongelantes para el hormigón.
Los trabajos se sucedían y pasados unos meses estando ya próxima la fecha de mi boda, entablé relación con Ingenieros Franceses. Acudían allí con las máquinas quitanieves de Grenoble, (Francia). Uno de ellos me propuso abrir un Gabinete Técnico, en Escaldes (otro Municipio, lindante con la Capital Andorra la Vella) ya que sería el primero en instalarse en el País, y ya se sabe “quien da primero da dos veces”.
Recordando que a Tere no le sentaría bien que tuviera que atender un despacho definitivo en Andorra, por la lógica absorción de varios días a la semana, rechacé la propuesta.
Apliqué los ahorros obtenidos a los gastos, que tenía inminentes como alquilar un piso en Barcelona, amueblarlo y sufragar los gastos propios del convite para familiares y amigos. Y reservando un mínimo para el viaje de novios.
Lo curioso, resultó a los seis meses de nuestra boda. Repentinamente, perdí la clientela Andorrana. Por tensar la Diplomacia Española-Andorrana, el ya excesivo contrabando de tabaco, se cerró la frontera indefinidamente.
A partir de entonces mi clientela sería exclusivamente Catalana, causando un temor por la disminución de ingresos previsible.