Sigue 14 bis
Los anuncios insistentes sobre los beneficios terapéuticos del agua de Cardó, culminaron con los videos sugestivos que TVE cinco veces al día pasaba en sus programas.
Se trataba de la explotación de las aguas minerales de antiga fama, que motivaron convertir un antiguo convento, en Balneario entre los años 1940 y 1967.
Las instalaciones, ya no correspondían con la modernidad y tuvieron que cerrar, pero en 1974, se transformó en planta embotelladora.
La publicidad, hizo mella en nosotros. Tere y yo decidimos visitar tan agreste lugar con los cinco pequeños, ya que los dos mayores pasaban olímpicamente de picniks familiares.
Esta imagen en paraje tan agreste resultó un imán, no para adquirir botellas de su agua, sino para contemplar el paisaje desde allí mismo y conocer su historia.
Apetecía, por cuanto una carretera de nueve kilómetros y escasos cinco metros ancho, subía hasta el complejo facilitando el acceso y su visita.
Olvidando provisionalmente los problemas de mi creación de la Entidad administradora electrica de Seguer, salimos una mañana dominical desde Seguer, hasta Rasquera, población al pié del macizo del Cardó.
Mientras subíamos me entró el miedo ya superado que tuvimos al subir por el estrecho camino rodado que conducía al Dolmen cerca de Aïgues Tortes.
No se trataba ahora de camino, sino que era carretera asfaltada sin problema para cruzarse con vehículos usuales. El miedo me entraba por haber visto en los videos, a los trailes gigantescos que transportaban las cajas de agua embotellada. Si nos cruzábamos con uno de ellos, el problema estaba servido.
-Pero Carlos, que hoy es Domingo.
-Y ¿qué?.
-Que la embotelladora, estará cerrada. No van circular trailers para simple paseo.
Aplastante razonamiento. Fuimos serpenteando por la carretera, hasta el final forzoso. Lo impedía una verja metálica, copando todo el vial. Más allá, una explanada resultaba ideal para aparcar, darnos una vuelta y regresar después de gozar de la panorámica desde aquél balcón natural.
No pudo ser. Por lo visto si cerraban las instalaciones de embotellamiento, allí no quedaba nadie. Cerrado para todo tipo de visitas. Y el problema ya surgió. ¿Dónde aparcar?. ¿Dónde girar para retroceder?. Cinco metros de calzada, para mi mercedes, eran un grave impedimento.
Y el coche allí en medio, entorpecería a otros cándidos como yo, de haberlos habido. Lo lógico hubiera sido un simple rótulo avisando de camino cerrado al pié de la montaña.
En principio me desentendí del problema, postergando la solución para el momento definitivo de optar por el regreso.
Túnel de entrada angosto, dando idea de lo que vendrá a continuación.
Montamos la mesa plegable, sacamos el avituallamiento degustamos la comida, recogimos los desperdicios para que sirvieran de lección a la prole. A continuación, a pie realizamos excursión sacando fotos de lo que más nos llamó la atención y....... Llegó la hora de la verdad.
Tragando saliva, con media docena de maniobras, llegué a poner el coche atravesado en la calzada. Pero de ahí, no pasaba. Sin encomendarme a ningún santo, obligué al vehículo actuar de tractor, forzando el margen de la carretera y con otra media docena de maniobras, lo dejé ya enderezado a punto de marcha. Obtuve un aplauso unánime, proveniente del público de seis personas, que contempló mi heroicidad.
-Esta vez Carlos te has salido con la tuya sin ningún rasguño, pero cuando hacías las maniobras marcha atrás, estuve con el corazón en un puño, temiendo que te despeñaras.
Fuente que ya no mana.
A pesar del chasco que nos llevamos, nuestra ansiedad por pisar el suelo que la televisión nos sedujo, quedó satisfecha. Años después, en 1989 la propiedad adquirida por Leche Pascual, clausuró las instalaciones.
Por lo visto, los años de sobreexplotación del manantial, redujo su caudal, hasta límites no rentables. Tampoco resultaba el agua con las propiedades de antaño. Así como la explotación extra de los niveles freáticos cercanos a la costa, motivan su salinidad y pérdida de potabilidad, la del acuífero de Cardó, reducido el tiempo de permanencia de las aguas en su nivel freático, no disolvía las sales que le otorgaron su valor terapéutico.
Actualmente en 2012, se proclama una próxima conversión de este paisaje con un hotel de campanillas, no apto para mendicantes.