viernes, 25 de marzo de 2011

Parejas perdurables (continuación 23)

Me costó, mostrarme impasible, ante el beneficio, de cuatrocientas mil pesetas, otorgadas por el capitalista. Ignoro la urgencia que tenía, puesto que allí mismo extendió el talón de medio millón, a cambio de mi opción de compra por cien mil pesetas. Pensé que lo que le acuciara, quizá le podía haber impelido a pagar un millón si se lo hubiera exigido. Pero sensatamente, mejor no tentar a la suerte, ya que la codicia rompe el saco.



Vista parte alta de Vespella

Enseñé el talón a Tere, para que viera que no todo a nuestro alrededor era mezquino. Ingresé a la mañana siguiente el talón en nueva cuenta bancaria. Cancelé una de las hipotecas, reservando efectivo suficiente para disponer de mayores créditos futuros.
Le propuse a Tere que avecinándose la sexta efeméride de nuestro compromiso, podíamos destinar una cantidad para realizar el viaje de novios frustrado.
Teníamos ya cuatro hijos. Mi suegra, estuvo de acuerdo en que le dejáramos a los dos peques de uno y tres años, a su cuidado y con los de cuatro y seis, daríamos una vuelta por la península Ibérica con el Seat 1400 recién estrenado.

La vuelta de seis mil kilómetros de recorrido nos llevaría quince días de viaje con catorce noches de Hotel. Conoceríamos Gibraltar, Portugal y el sur de Francia.

Viendo que su madre aceptaba encantada el cuidado de sus nietos, Tere entusiasmada, ya desde aquél momento, inició preparativos para el tour, a pesar de que no lo realizaríamos hasta haber dejado en orden los asuntos de mi despacho, al menos en quince días.

Puse en solfa al ascendido a segundo de bordo, con el encargo añadido de que siguiera poniendo anuncios para captar capital destinado a la construcción. Paralelamente anuncios para adquisición terrenos en la Costa. Mi plan, disponiendo dinero en el banco, se crecía.Pero no olvidaría la necesaria prudencia en los negocios.

Recordé como Ricardo, un colega de promoción de Alcalá, empleado desde su licenciatura en La Maquinista Marítima y Terrestre, ubicada en Barcelona desde 1854 para la construcción de máquinaria pesada, este año 1963, sufrió la primera regulación de empleo, que culminó con la plantilla entera despedida dos años después.
Siendo él de la última adquisición de empleados, el despido sin apenas indemnización, le cayó como un rayo. Recién casado y con un hijo en gestión, no sabía que le deparaba el futuro.

Por otro lado, lo que estaba buscando yo durante años, empleo fijo, se me ofreció sin pedirlo, para ocupar la Dirección de una nueva planta de fabricación de “Lámparas Z” de la acreditada firma Multinacional Philips.

Hallándome ya decidido a seguir con mi Autonomía laboral, esta vez decliné la oferta pero recordando la situación de Ricardo, me puse en contacto con él. Agradecido lo indecible se presentó de mi parte al departamento de recursos humanos de Philips, que no dudaron en aceptarle de inmediato, dada su urgencia perentoria de personal responsable por las ampliaciones que se realizaban. Y Ricardo ya disponía de currículum justificativo.

Me estuvo siempre agradecido por algo que a mí no me costó más que una llamada telefónica. Allí se jubiló y poco después en 1993, Lámparas Z, cancelaba sus instalaciones, prejubilando a sus empleados. De haber ocupado yo su puesto, me habrían jubilado con cuatro años de anticipo sobre lo oficial de los sesenta y cinco años. Lo que nos depara el destino es inescrutable.
Y me aguardaba la competencia del Coloso SOFICO.

Parejas perdurables (continuación 23 a)

Los encuentros semanales con nuestro grupo de parejas, los tres primeros años de casados, era regular, pero después fue paulatinamente raleando. El motivo principal, las obligaciones con la prole.

Y nuestros compañeros, se hallaban en las mismas circunstancias, luego era raro que determinada semana, coincidiéramos más de ocho parejas, aunque es verdad que nunca éramos menos de cuatro matrimonios.

Para paliar los desencuentros, tomamos por norma fijar un fin de semana determinado cada mes, en el que nos reuniríamos en casa de uno que hiciera de anfitrión.

Tere mosqueada por los retrasos habituales de algunas esposas cuando nos citábamos en algún cinema, imposibilitando ver películas desde su inicio, en principio le pareció bien la propuesta, ya que recordaba nuestro tiempo de solteros con los clásicos guateques.

Sin embargo el inconveniente se manifestaría el día que la anfitriona fuera ella. Niños acostados para no entorpecer la velada. Normalmente la particularidad de tal dia-noche, la olían y no había forma de calmarles para que se durmieran en hora prevista.

Otro problema era la cantidad de menaje a utilizar, el servicio de mesa alargada, y la preparación del menú durante horas. Y lo que se avecinaba a la mañana siguiente de la recogida y limpieza de tal aparato organizado.

Años después, se solucionó, con un ambigú, preparado por empresas de catering, que acudían a la hora del refrigerio y lo recogían todo a la mañana siguiente, incluida la cristalería.

Así, aquel viernes eufórico por el planificado viaje por la península y por la decisión de crear una sociedad constructora, nos dirigimos al hogar de Tomás, el colega, cuyo hobby radicaba en la fotografía.

Se esmeró su mujer como anfitriona. Nos atendía en el recibidor, con una jarra de café helado. Nadie traspasaba el umbral sin catar el brebaje. La verdad que resultaba exquisito. Acertó con el grado azucarado y la intensidad del café, casi espeso.

Una vez reunidos todos quedaba otra jarra de café sin estrenar, por lo que no hubo nadie que no deseara repetir, hasta que entre todos no quedó un sorbo. Rico, rico……

Procedimos a degustar el manjar exquisito, presentado con esmero. Después de felicitarla, nos enfrascamos en conversaciones de actualidad, cuando al exponer mi proyecto de sociedad constructora, salió a colación la que en aquellos días invadía todos los espacios publicitarios, SOFICO.

-Carlos, no es momento de iniciar este tipo de negocio si no dispones de un aparato publicitario tan potente como el de la televisión, los periódicos nacionales y las revistas especializadas.- Dijo Tomás.

-Puedes añadirle el buzoneo, ya que no hay hogar que no le llegue día tras día un recordatorio de la magnificencia de los apartamentos en la Costa Andaluza. -Respondí.

-No te arredres Carlos, - dijo Luis- Estos apartamentos más bien van dirigidos a clases potentadas, para inversión o para extranjeros, dada la masiva afluencia a España para tomar el Sol en verano durante sus vacaciones, o su residencia al jubilarse.

-Lo tuve en cuenta. Quiero construir chaletitos modestos asequibles a clases medias y bajas con aspiraciones. Y estas abundan. Sin embargo, estas Entidades tan rimbombantes con oficinas espectaculares, red comercial con innumerables vendedores, y excesos publicitarios por televisión, me dan mala espina, como sucedió con SAICA. Es más presagio algo similar con la Caja Comercial de Servicios. Recién vi la construcción anunciada y os aseguro que su fin será idéntico al de SAICA.

Efectivamente, unos tres años después, un Zaragozano, mosqueado por no recibir el apartamento adquirido después de varios requerimientos, hizo lo que yo, presentándose en la obra, que seguía con una pareja de albañiles y apenas habían acabado la primera planta de un edificio de seis a razón de ocho apartamentos por planta.

En Zaragoza solo, ya había mil doscientos clientes. Merced al adelantado inspector, se enteraron del milagro que haría falta para repartir cuarenta y ocho apartamentos entre ellos.

El final calcado a SAICA. Responsables ignorados, o ausentes, o fallecidos, o testaferros con cortas estancias en la cárcel. Los clientes tomando Valium y apechugando minutas de abogados por las reclamaciones Judiciales a una empresa insolvente de la que nada se sacó. Como paliativo, el Juez dispensó las costas del juicio a los demandantes, acreditada su actuación en pleno derecho.

Nos propuso Tomás que pasáramos a la sala contigua donde había instalado un proyector para diapositivas, siguiendo la moda. Además ya que era su hobby, le incorporó un automatismo regulable para el paso de las mismas. Las imágenes así, mostraban una calidad insuperable. Los paisajes magníficos, luego vinieron los de la fauna Australiana, captada en su viaje reciente.

Realmente, se veía que su pretensión era la de alardear de su posición envidiable. En aquél tiempo viajes así no se lo podían permitir más que los potentados.

Par finalizar la sesión y atenuar el efecto de su presuntuosa razón, nos obsequió con una serie de desnudos femeninos, a saber de que procedencia, ya que cualquier tipo de material erótico-tirando a pornográfico, solo se obtenía en el extranjero.

Aquello, resultó explosivo. Afloró el café de la recepción y el nerviosismo producido por las imágenes, excitó a todos, hombres y mujeres. Total,………Buenas noches, y cada cual a su casa.

Larga resultó la noche……….

Parejas perdurables (continuación 23 b)

Era ya medianoche, que para un matrimonio con obligaciones paternales, hora respetable, o casi de inconsciencia por no hallarse en el hogar. De todos modos, ya nos hallábamos en el ascensor. Los recuerdos de las últimas imágenes salidas del proyector de Tomás, nos mantenían excitados.

Los diez segundos que llevaba el ascensor para llegar a nuestro piso, eran inacabables. ¿ Y si inicio un arrumaco?. Pero Tere, muy sensata, me apartaba, pidiendo calma y silencio, que ya llegábamos.

Abrir la puerta parecía juego malabar. Como si la cerradura no estuviera quieta. Costó acertar la llave a su rendija.

Traspasado el umbral Tere dice:

-No enciendas la luz, no sea que despertemos a los niños.

-No…..no……

A tientas casi le desgarro la blusa. En el recibidor, la empujo a la pared. Noto también su excitación y ademanes para desvestirse. Hago lo propio, y caemos al suelo. Con la respiración acelerada, inicio una sesión de estudio anatómico. Y en pocos instantes consumamos el acto.

Sofocando los jadeos, nos levantamos y nos dirigimos al dormitorio, siempre a oscuras. Una vez cerrada la puerta, encendimos las luces de colores de la mesita de noche. Recogimos la ropa, nos contemplamos y decidimos que ahora sí era oportuno repetir en la alcoba, el acto más serenos.

Así fue. Tere agradeció mi parsimonia esta vez. Me recreé mucho, antes no me relajé definitivamente.

Como no somos fumadores, nos dispusimos a dormir sin más. Apagadas la luces, empezamos a recordar cosas intrascendentes. Callados permanecimos al menos media hora, dándonos cuenta que carecíamos del sueño normal que nos invadía siempre después de un coito.

Y después de analizar la posible causa, recordamos la “tisana” ingerida, llamada café helado.

Los ojos abiertos como platos. Iniciamos conversación y lo primero que se me ocurrió, fue despotricar contra la compañía de seguros que rechazó reanudar la póliza del Citroën.

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/6/6e/Citroen2cvtff.jpg/250px-Citroen2cvtff.jpg

Alegaron que no renovarían el seguro al haber sido reincidentes en un mismo siniestro. Pamplinas. No era el mismo. La primera vez, el parte fue por quema del toldo plástico del

2 Caballos. Un vecino del piso inferior al nuestro acostumbraba echar por la ventana a la calle sin contemplaciones, sus colillas de cigarros encendidas. Si no lo hubiéramos observado, nuestro coche, aparcado justo en la vertical del piso del fumador, habría ardido totalmente al ser receptor de una de sus colillas.

Desde el comedor, viendo iniciar llamas en la capota, corrimos a extinguir el fuego. La compañía, abonó un nuevo toldo, por inservible el quemado, pero desistiría renovar la póliza al término de la anualidad, si se producía otro siniestro relativo a la capota.

Y nada menos que Vox Pópuli, aquél 24 de Diciembre, corrió la alarma del hundimiento de techumbres por el peso de la nieve.

Algo insólito, aquél año Barcelona recibió a unas portentosas Navidades Blancas. No estaba en la mente de ningún prohombre Municipal, tal acontecimiento.

Sin ninguna idea para evitar el caos, cada distrito solucionaba sus problemas según su criterio. Las calles con más de medio metro de nieve, vedaron el paso de los vehículos rodados. Unos por imposibilidad de salir de su aparcamiento, otros por haberlo intentado quedando atrapados en medio de la calle semicubiertos por la nieve apilada. Y éstos ya bloquearon definitivamente el paso a cualquier espabilado.

Para postre, los terrados de los edificios, con gruesos de nieve de hasta sesenta centímetros, aterrorizaron a los ocupantes de los áticos. Éstos, alarmaron a los vecinos del piso inferior y así sucesivamente. Aparecieron palas y por doquier, brigadas humanas desde los terrados arrojaban paladas de nieve a la calle. Ni siquiera se organizaron para seguir las normas del Medioevo de avisar “AGUA VA”. Los Municipales fueron incapaces de controlar estos desmanes, que milagrosamente, no causaron accidentes mortales a transeúntes, aunque sí alguno se lamentó en urgencias de ser víctima de tal atropello.

Pues el 2 CV, fue receptor de la caída de una tonelada de nieve compacta, arrojada palada a palada desde treinta metros de altura, quedando casi oculto en ella.

Hasta tres días después no se restableció la comunicación vial, y con ella rescatamos el coche, al que no podíamos hacer otra cosa que apechugar con el coste de una capota nueva y olvidarnos de parte alguno.

No estaba de acuerdo con la compañía, ya que si en este caso el capó hubiera sido metálico, igual se hubiera hundido, abollado y entraría en el riesgo normal previsto en la póliza.

Estuvimos así hablando Tere y yo, hasta la entrada la madrugada. Seguíamos sin sueño. Aquello ya era aburrido. ¿Qué hacemos?. ¿Por qué no lo aprovechamos de nuevo?.

Sí. Fue lo más acertado. Aquello era como el ideal de los adolescentes, si en aquél tiempo tal situación se hubiera presentado.

Claro que nos dimos cuenta que sin haber tomado precauciones , este día pudiera convertirse en el inicio de nuestro quinto vástago.

-Al menos que sea una niña- Dijo Tere, contrariada ante la proliferación de machos en la familia.