Parejas Perdurables IIª parte
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Fue un espectáculo en el que resulté el productor, realizador, presentador, y actor protagonista. La barra del Restaurante de Tarter convertido en púlpito. Y alineadas en filas las sillas sin las mesas, fueron ocupadas por un centenar de personas, incluidos los vendedores, Tere, hijos y Cesc, el fontanero adquirente del servicio de agua.
Un espectáculo para anunciar la creación de una Asociación de Propietarios. Atenderían mediante una cuota mínima, los gastos generales de conservación instalaciones en Tarter. Y cada asociado, además abonaría el importe de su consumo eléctrico. También correrían a su cargo particular, los gastos del material e instalación del contador homologado por Fecsa.
Con Roano de secretario, pasé lista, les leí los estatutos y pedí que firmaran la adhesión. A continuación pedí voluntarios para presidir a la futura Asociación. Tres levantaron la mano. Puestos a votación, la Sra. Casal fue la que mas manos levantadas a su favor logró.
La felicité y me creí al fin libre de más tratos relativos a las instalaciones y servicios en la urbanización.
No bastaba. Había que legalizarlo acudiendo a un abogado firmando pomposos documentos. Se convenía entre mi Sociedad y la Asociación, la cesión de los derechos de uso de la línea eléctrica para sus asociados.
Aceptaron nueve letras por un tercio del valor que me costó, para abonar en tres años con fracciones trimestrales. Ruina económica, ya que se esfumaban los beneficios de los años transcurridos. No me importaba, con tal de sacudirme responsabilidades que me ataran indefinidamente allí. Tere me presionaba para que diera por finalizada la actuación de colonizador.
- Ya ves Tere que con esta Asociación y con Cesc, ocupándose de los servicios agua y electricidad, pronto me libraré de las exigencias de los propietarios. Lo único que durante un año, todavía tendré que mantener el contrato con Fecsa a nombre de Tarter, hasta que se pueda realizar el traspaso legal.
Con las ventas de Santa María y las letras aceptadas por la Asociación, casi se podía cancelar lo hipotecado. Sin embargo, solo me abonaron las dos primeras letras. La tercera produjo un rojo en mi cuenta al llegar impagada.
A partir de aquí la relación Propietarios Asociados y mi sociedad de Tarter, de tirante, pasó a agresiva. No pude terminar de cancelar hipotecas. Roano vendió más parcelas suyas que mías, con lo cual, tenía que gastar los últimos cartuchos económicos que eran los solares de Esquerdo en Santa María y nuestra propia vivienda.
El Restaurante que había pensado en legarlo gratuitamente a la Asociación, lo hipotequé. Con ello, paliaba la definitiva desatención de las letras por parte de la Asociación.
Esto sumado a que las ventas no tomaban el ritmo esperado, con tres años más desencadenaría reacciones bancarias y litigios con la Asociación.
La Sra. Casal, dimitió como Presidenta, por la zancadilla que le puso Pelón, el vendedor de Roano. Consiguió que le nombraran a él, prometiendo que con su actuación, nadie tendría que pagar más hipotecas. Que con una cuota razonable, administrada por él, no solo se abstendrían en el pago de las letras pendientes, sino que interpondría una demanda contra mí por seguir vendiendo solares que no colaboraban con las cuotas de la Asociación.
Lo absurdo, en casos de litigios es frecuente que triunfe. Si no se consigue con documentos legales se consigue con falsos. Si hay suficientes beneficiarios del producto de las estafas, su unión logra el milagro de demostrar ante el Juez, que el acreedor es el deudor.
Aborrecido por la actitud de aquellos clientes que fueron en su día fueron agradecidos por permitirles ser propietarios de bienes raíces, correspondí con mi abandono de Tarter, haciendo feliz a Tere.
Sin embargo, aquél invierno no tuve más remedio que entenderme con Cesc, para mejorar la red de agua. Las temperaturas de diez grados bajo cero durante dos semanas seguidas, causaron destrozos.