domingo, 26 de junio de 2011


Parejas perdurables ( continuación 47 b)

El Director de la Electra de alumbrado, había sido colega de estudios por lo que nos unía buena amistad.

Ante el drama de repetir la instalación para las farolas de Santa María, tuvimos que esforzarnos ambos en mantener la calma.

Su Empresa había cumplido escrupulosamente y con eficiencia. La prueba era el resultado. Funcionó la instalación dentro del plazo establecido correctamente. Y precisamente al agotar el tiempo de pruebas y dar por finiquitado el contrato resultó que “ROBARON” los cables de cobre de toda la línea.

La facilidad que tuvieron los rateros para tal acción, nos dimos cuenta que obedecía a nuestra falta de experiencia y al cúmulo de coincidencias.

Recientemente una disposición oficial, obligaba a un sobredimensionado de los tubos de plástico de protección de los cables eléctricos que se debían introducir para instalaciones subterráneas. Y los tramos entre las iluminarias resultaban de una longitud muy manejable.

Otro elemento a favor de los cacos, era que desde el momento en que se interrumpe al sensor fotoeléctrico, la línea quedaba automáticamente desconectada.

Otro factor, el que en la Urbanización, no había ningún guarda. Hasta este día no me conciencié que era necesario. Otro gasto y otro empleado, en nómina.

Y el tope para favorecer a la misión delictiva, que en el extremo de la urbanización, donde tenía la plantación de manzanos, quedaba una choza de pastor que jamás le vi la necesidad de asolarla.

Se trataba de un refugio que antiguamente los pastores usaban para cuando les pillaba una inclemencia meteorológica. Era una pequeña construcción semejante a un iglú, solo que en lugar de bloques de hielo, el material de paredes y techo abovedado, eran piedras y barro.

Con todas estas facilidades a disposición de los ladrones, no tenían más que cualquier día entre lunes y jueves, en que por las noches nadie había el la Urbanización, solo tenían que ir cortando los tramos entre farolas con gran comodidad, ya que tirarían los cables deslizantes de las tuberías desde el mismo suelo.

Los llevarían a la choza y una vez concluida la labor sin que nadie les entorpeciera, en plena noche, quemarían el par de kilómetros de cobre recubierto de plástico, en el interior de la misma.

Nadie vería ni el fuego ni el humo al ser de noche. Luego, lo cargarían en una furgoneta y si te vi, no me acuerdo.

Como este supuesto, quedó demostrado como de hecho real, las sospechas recaían a dos sectores de personal apto para tal proeza. Ambos sectores debían ser conocedores de las circunstancias y haber pisado muchas veces Santa María.

Un sector podía provenir de mis peones de las obras ya diseminadas. El otro, del personal de mi colega. Todo, no siendo descabellado, resultaba demasiado aventurado para atribuir a nadie la fechoría.

Recurrí al seguro que mientras no obraba definitivamente la instalación del alumbrado finiquitada, le correspondería a al Instaladora.

Pero tampoco coló, ya que la recepción sí la realicé dando el visto bueno, por lo que la responsabilidad de la aseguradora, se desvanecía.

Al final, como buenos amigos, quedamos que yo abonaría el material a restituir y a su cargo correría la reinstalización.

Antes de proceder a tomar un vigilante, lo traté con mi gestor para saber hasta qué punto era conveniente declararlo y en concepto de qué.

Al estar levantando las paredes de los Apartamentos, me sugirió que podía utilizarlo como empleado fijo, a cambio de permitirle una vivienda provisional. Con ello disponía de personas que morando fijos, hacían la función de guardas diurnos y nocturnos.

Esto no tuve más remedio que acatarlo, pero inició mi miedo a un futuro descalabro. Estaba la prensa plagada de publicidades de urbanizaciones.

Desde mis inicios para los trabajos del Sr. Castillo, que no veía claro como un País que en aquél tiempo disponía de una población no superior a los cinco millones de habitantes, formando un millón de familias, de las cuales como mucho doscientas mil, podían permitirse el lujo de tener dos viviendas, la habitual mas la de recreo.

A pesar de haber desarrollado Santa María, con penurias, hasta aquél momento me mantuvo el afán de vender casi todo, liquidar bancos y empleados, para ofrecerme a empresas que tardíamente me requerían.

En lugar de mis pasos dirigirse a esta ideal salida, me llevaban por caminos más complejos.

Mis anuncios ya formaban parte de otros similares ocupando páginas enteras de la prensa más acreditada “La Vanguardia”. Y a pesar de ocuparse Robino de las campañas publicitarias, como a fin de cuentas lo pagaba yo, me entró el pánico. La cosa empeoró al ver las campañas de Sofico por la Tele que tenían un costo superior a la venta de un apartamento diario. Inexplicable. Mejor dicho sí me lo explicaba, lo que no me explicaba cómo podían existir tantos incautos. Y el surgir la nueva Venecia Catalana. Se trataba de los anuncios de Ampuriabrava, en la Costa Brava. Algo para millonarios, chales con entrada por motoras o veleros en sus canales o por coche en la parte de terreno firme.


http://www.ampuriabrava.com/

Total si yo durante los diez últimos años intervine en ciento cuarenta con una media de 500 parcelas y existían más de doscientas que me eran desconocidas pero que a ciencia cierta, dominaban las de mil parcelas, significaba que este negocio estaba saturado.

Este miedo repentino influyó en dejarme camelar por Batlle, al reavivar su interés por el negocio de su mujer. Trajo tres vestidos muy monos salidos de la manos de su Sra. y que los obsequiaba a Tere.

En principio, creí oportuno mostrale mi buena voluntad, pero……..


Parejas perdurables (continuación 47 b )

A la tercera va la vencida. Así fue. Tuve otra visita de Batlle. Me propuso ocuparme de la construcción de su torre en el solar de Santa María, que adquirió de contado. Y con ello, adujo que era una lástima, pero él no disponía de suficiente capital para el lanzamiento del negocio de su mujer.

-Conchita, mi mujer, tiene buena mano para la confección de prendas femeninas. Dos veces al año acude a las pasarelas de París y de Roma, para estar al tanto de la moda. Se forma una idea y luego lo plasma en tejidos originales y con variantes en los diseños. Dispone de dos viajantes que recorren uno el litoral cántabro y otro el mediterráneo. Sería oportuno, emplear a otro para la ruta central.
Este año, con los pedidos actuales tiene el taller a tope. Y es de suponer que si los viajantes aportan más clientes, no tendrá más remedio que cancelar los nuevos pedidos.
Esto que en principio resultaba óptimo para el negocio, de no atenderse, será un fracaso. Los clientes, desconfían de las empresas que incumplen con los pedidos en cantidad, o en fecha de entrega. No digamos de un incumplimiento de ambas cosas. Y ahora ya es conocida la marca de CONSEAR (confecciones selectas artesanas).

-¿Porqué, no invierte Ud. en el negocio, mediante la aportación de un local de dimensiones apropiadas a las necesidades presentes y futuras?. La instalación en mesas y maquinaria, es muy simple. Y la mano de obra que se nos ofrece, es mayor de la requerida.
Sería la forma de no solo perseverar en el negocio, sino ya una ampliación apta para servir a toda España.

-¿De qué cifras hablamos?.

-De un local de trescientos metros cuadrados, la mitad para taller y la otra para exposición al público. Actualmente tiene seis modistas, que pasarían a ser las mentoras de una docena de principiantas nuevas.
Y el local no tiene porqué valer más que lo recaudado en tres ejercicios.

-¿Y esto en números?

-Doce millones.

-Si Ud. invierte lo que le costará la torre en la ampliación de CONSEAR, ya tiene la mitad resuelta.

-Con la mitad no resolvemos nada y además dejamos fenecer la ilusión de nuestra soñada torre de recreo.

Le expuse que era bastante dinero y no me convenía rebajar cifras en el banco. Pero insistió, que ellos mensualmente producían cantidades respetables de papel comercial dimanantes de los pedidos servidos.

Lo clásico en aquél tiempo, eran las letras sin aceptar giradas a 30, 60 y 90 días, que al emitirse un mes después del acuse de recepción del género y el margen de otro mes para la liquidación bancaria, casi se trataba de medio año financiado con el riesgo consabido.
Podía entregar al descuento bancario este papel y de nuevo, me liaba, y los bancos se crecían, por obtención de un cliente muy rentable.

La idea empezó a calar en mi mente. Poner capital en un negocio dispar del de la construcción. Formaba lo que se llama diversificación de riesgos. Y lo podía usar también para rentabilizar la revista de los grupos musicales.

Se destinaba principalmente, para la juventud, a las que les llegaba la revista gratuita. Y precisamente era esa juventud, la más proclive clientela de modelitos de pret a porter. Anuncios en ella, redundarían al progreso de la nueva empresa de Modas.
Había una pega. ¿Lo cuento a Tere?. Si no le gustó que me mezclara con la juventud disquetequera, menos le gustaría saber que meto con la juventud sedienta de última moda.

Pero en verdad, que no veía solución a lo de cumplir con los compromisos que me abrumaban para acabar la Urbanización y entregar a los Municipios los viales e instalaciones, al llegar a su término.

Vislumbraba la necesidad de crear una Comisión Urbanística de Santa María. Provisionalmente, sería el órgano jurídico para seguir las directrices Municipales y de Urbanismo. Todo ello escapaba de mis manos. No podía atender tal diversidad de temas. Y a los segundos de a bordo, aunque los temía, se me hacían imprescindibles.

Y vaya que me ahogaba en un vaso de agua, pues tres años después, la llamada de Luis, rememorando nuestros años de soltería, acabó con mis pequeños embrollos para enzarzarme en otro de tamaño natural.

De momento, aparte de buscar seguridad diversificando los riesgos, era evidente que Santa María ya necesitaba un Restaurante, que además de su negocio por sí mismo, sería reclamo para los parcelistas actuales y futuros. Orpí había proyectado los bloques de dos Apartamentos Gemini, con la total previsión que uno de ellos albergaría al restaurante de la Urbanización.

Cuando reflexionaba en el berenjenal en que me metí, me entraba el pánico. Orpí, había sido una ayuda para el Gabinete y para la Urbanización. Ahora carecería de su apoyo. Robino, más que apoyo para mí era un lastre. Perdía mucho tiempo para controlar el negocio, o la mala inversión de la revista discográfica.

Y el gestor, se desentendía de cualquier decisión, que obviamente a mí me correspondía. Como colofón, Rodriguez en su calidad de abogado, solo me servía cuando los bollos estaban armados, pues en mi despacho acudía diversidad de personajes con asuntos variopintos y agobiando para dar soluciones a los problemas, o para aceptar sus ofertas.

Entre los últimos, apareció otro que tal……..

Ramón se dio a conocer recomendado por el Director del banco Exterior y su propuesta según él era irrechazable, se trataba del comercio en el ámbito de los Deportes.
Pero…..si yo estaba fuera de este mundo del deporte, que básicamente se circunscribía al fútbol, desde mi regreso de la mili…..

Saludos de Avicarlos.

lunes, 20 de junio de 2011

Parejas perdurables ( continuación 47 )
Fue aquél un malogrado día. Comida vulgar, cansancio de carretera y habitación de fulanas. En la barra al despedirnos, sin mencionar el safari nocturno, tomamos un café con leche y un croissan. ¿Tenía importancia quejarnos de la suciedad? Ya que el precio no daba para más, quizá si citamos la aventura de las hormigas, la srta. barmaid nos cobra el espectáculo.
Molesta por este aciago día, Tere me pidió, que no más aventuras. Nos saltaríamos todo lo que hubiere por el trayecto y a Alcocebre, faltaba gente.
Me lo recomendaron ya varios conocidos y creí oportuna la ocasión. Esta vez acertamos tal como nos prometieron los amigos.
Incluyo aquí este enlace que muestra en vídeos el estatus actual, que nada tiene que ver con el paraíso que nosotros pisamos medio siglo ha.
Por lo visto iniciaban la promoción de un motel, en plena naturaleza del litoral Castellonense.
Nos costó hallar el indicador que partiendo de la carretera general (nada que ver tampoco con las autopistas actuales existentes), que anunciaba un camino hacia la playa de Alcocebre. Casi que era un simulacro de carretera, ya que recordaba la del inicio para recorrer la Ruidera. Ambos lados vírgenes con tramos de arbolado y otros desiertos.
Quince kilómetros en estas condiciones, que parecían alejarse del mundo civilizado, concluyeron con la vista de una frondosa pineda, y mirando al sur, contemplamos una cuarentena de bungalowes de planta elevada y a mitad de su camino, lo que claramente era el Hotel custodia de los bungalowes.
La brisa, nos trajo además el olor a sal marina. Contemplamos una cala a la que aportaron gran cantidad de elementos de hormigón con formas estrelladas, a efectos de iniciar un espigón protector de la cala, e incrementar la superficie de playa.
Muy buena impresión nos llevamos ya de entrada.
El recepcionista nos mostró las instalaciones del edificio matriz, que disponía de una gran sala de fiestas y otra sala comedor. Mientras que un anexo, era para la venta de souvenirs y todo tipo de mercancía propia de las instalaciones turísticas.
También había una salita para material sanitario y botiquín de urgencias. Nos entregó las llaves del apartamento ocupable por un máximo de seis personas, aun cuando era recomendable elegir el de dos, ya que era más barato y casi idénticos todos. El de dos no tenía aparcamiento bajo el piso como tenía el de seis personas.
Nos complació que tuvieran tal deferencia pero nos quedamos con el de seis. “Ande o no ande, Caballo grande”.
Así al llegar al número alquilado, aparcamos el coche dentro del recinto abierto a cuatro vientos bajo el techo de la vivienda.
Disponía de un pequeño jardín muy bien cuidado. Nos estábamos ilusionando.
Arriba habían tres habitaciones, de justas dimensiones, pero la de la sala, era como las tres juntas. Disponía de un pequeño habitáculo en el que quedaba escondida una cocina con menaje suficiente, para calentarse comida o preparase el desayuno si no apetecía recurrir al restaurante.
Lo mejor, para Tere, resultó la terraza balconera. Con unas tumbonas, apetecía desde allí mirar el cielo, o ¡El Mar!. Lo más deseado por Tere. Y para postre si bajaba la mirada, contemplaba nuestro jardincito y el de los bungalowes vecinos.
Una vez aposentados, Fuimos a recepción, para antes de cenar, llamar a nuestra familia. Había que conocer novedades y notificarles nuestra próxima llegada por la tarde de la mañana siguiente.
Ningún inconveniente, ni siquiera por parte de Orpí, que prefirió comentar eventualidades a mi regreso.
Total una noche deliciosa compensación por las frustadas dos anteriores. Y el paseo por la playa sin rastros de nada de la urbanización en ciernes, resultaba un vergel rodeada de la pineda hasta la misma arena. Aguas cristalinas como no contemplamos en ninguna playa turística.
Nos prometimos traer a nuestros hijos en la próxima escapatoria de ocio, cosa que logramos pronto y que a saber si hubiésemos tardado mucho, cuán distinto hubiese sido lo percibido.
Desgraciadamente, actualmente, siendo una Urbanización bonita, carece del encanto primero.
Existen cuatro hoteles un gran Camping, cientos de torres, varios kilómetros de playas seguidas, etc. Una de las tantas urbanizaciones modernas, con la belleza artificial creada y las instalaciones pertinentes que transformaron al Natural paisaje que gozamos.
Trayéndoles aquí a nuestros cuatro hijos mayores en próximo viaje, lo disfrutamos todos, aparte de un susto procedente del menor de los cuatro.

Parejas perdurables ( continuación 47 a)

Sí, pues en la próxima Semana Santa, aprovechando las vacaciones, trajimos a los cuatro mayores a Alcocebre. Como era de esperar, estuvieron encantados y ya después de cenar se enzarzaron en juegos moviditos en el piso del bungalow, teniendo que llamarles la atención.

Disponían de dos días más para corretear al aire libre. Lo mejor que podían hacer era acostarse y guardar energías para la mañana siguiente.

Fueron los primeros en levantarse, pedir el desayuno y salir a la espesura de la selva que teníamos a menos de cien metros.

Les recomendé que no tardaran más de una hora, ya que haríamos una excursión por las calas vecinas a la de los bungalowes.

Media hora después Dani, alarmado:

-¡Papa, papá!, Beto se perdió.

-¿Qué quieres decir con que se perdió?.

-Es que jugamos al escondite en la pineda y él no aparece.

-¿Le habéis llamado?.

Tal como venía alarmado era cuestión de hacerle caso, e indagar después. Salimos tere y yo, siguiendo a Dani, que nos trajo ante J.C. y Jordi.

Se adentraron bastante por la espesura, llamando a gritos de vez en cuando a Beto. Después de situarnos en el lugar donde le vieron por última vez antes de retirarse para esconderse del mayor, que le tocó en suerte hacer de base del juego, procedimos a separanos una distancia prudencial entre nosotros e ir avanzando mientras seguíamos llamándole.

El bosque, virgen, tenía mucho ramaje bajo y además un sotobosque que impedía avanzar en línea recta. Constantemente , debíamos sortearlo, o romper ramas para pasar.

Entendí que en estas condiciones Beto, al alejarse, perdería orientación. Llevábamos en esta función más de diez minutos sin vislumbrar nada que pudiera dar pista por donde pasó.

La alarma cundió, para todos y Tere me la contagió. Desde donde estábamos en medio de una frondosa pineda, no divisábamos más que unos veinte metros a nuestro alrededor y nos habíamos internado más de trescientos metros.

Ordené regresar, para ir a pedir ayuda al Hotel. Cuando ya desesperábamos por gritar su nombre, y casi finalizado el regreso, Beto se da a conocer.

-Papá, mamá, estoy aquí.

¿Cómo era posible?, Beto surgía de la playa.

J. C. y Dani, le avistaron por última vez adentrándose por el bosque, no era lógico que saliera de la Playa.

Llegaron las recriminaciones de Tere dirigidas a Beto por ser tan atrevido y a mí por dejar abandonados a los niños en una Selva Amazónica, llena de peligros con fieras salvajes, y a saber si también con Jíbaros, o antropófagos.

-Pero ¿de dónde sales?. ¿No jugabais en el bosque?.

-Es que me perdí. No sabía regresar pero estuve callado para no dar pista a que me encontraran hasta que me asusté y decidí que lo mejor para salir del bosque sería ir siempre cuesta abajo que así llegaría al mar.

-Buen juicio Beto, y suerte tuviste de no haberte metido en una hondonada. ¿Qué hubieras hecho si todo el terreno de tu alrededor se convertía en cuesta arriba?.

Esto no lo pensó, pero lo que sí demostró era capacidad de raciocinio y a su edad me pareció digna de un genio.

Beto era el mismo que ya había protagonizado otras travesuras con menos acierto que la de este día.

Nos lo cuenta Tere:

Podría narrar una anécdota ocurrida poco antes que naciera el sexto, ya que fue algo que verdaderamente es digna de mención. Estaba ya muy avanzada en mi estado (no puedo decir “nuevo”, al contrario, en aquel tiempo me parece que tenía más meses de embarazo que de los normales), ya me sentaba con dificultad.

Estábamos todos en el comedor poco antes de la comida, haciendo un poco de aperitivo, encima de la mesita pequeña, estaban en diferentes platos, varias cosas para ir picando, almendras, avellanas, patatas fritas, etc etc Y de repente el cuarto hijo empezó a llorar a pleno pulmón. Realmente algo le pasaba, una madre sabe cuándo lloran por marranería, o cuando ocurre algo. Se tocaba la nariz pero no decía nada, yo vi que la tenía abultada, y supuse igual que su padre, que se había metido una avellana y no se la podía quitar…intenté presionar la nariz para que con un masaje suave, saliera el fruto seco.

Pero cuando me acerqué… el niño se ponía histérico llorando con más fuerza.

Le hablé tratando que comprendiera, que aquello tenía que salir de su cuerpo cuanto antes mejor, el niño debería tener unos 5 años o sea que me entendía perfectamente lo que le pedía, pero no había manera de que nos acercáramos a él. Verdaderamente estaba fuera de sí.

Yo comprendí que aquella actitud no era normal.

Finalmente, con buenas palabras le convencí, y lo puse entre mis piernas, haciendo tijera para inmovilizarlo y boca abajo, (con dificultades, porque mi barriga estaba ya enorme), diciéndole que yo no le tocaría la nariz, pero que él, tenía que ayudar, y hacer mucha fuerza, como si quisiera sonarse muy fuerte. Nada de hacer lo que pretendía el padre, de presionar la nariz, ya que por lo visto era lo que el niño más temía.

Vaya…nos quedamos todos como atontados, lo que salió de su pequeña nariz, no era una avellana, fue una chincheta, evidentemente envuelta en sangre y mucosidad!!!

Con razón, no quería que hiciéramos presión. Él sabía muy bien que si oprimíamos, se le clavaría aún más.

Esto ha salido en más de una ocasión en las reuniones familiares, todos nos acordamos muy bien.

De este tipo de anécdotas tengo un montón para ir contando, porque las familias numerosas tenemos muchos de estos momentos que luego al recordarlos, te hacen pesar, en lo que podría haber sucedido entonces…

Efectivamente Beto nos obsequió durante su infancia, un montón de anécdotas.La de mostrarnos al permitirle por primera vez saltar a la pequeña piscina de once metros de nuestro Chalet “Niu Blau” resultó premonitoria.

Dijo:

-Observadme para atravesar la piscina como lo hago y me decís si está bien.

Se lanzó de cabeza y buceando dando patadas a diestro y siniestro con verdadero desespero adelantaba al máximo los brazos hasta que tocó el borde de la piscina.

Se puso en pié y preguntó:

- Pero ¿Cuándo se respira?.

Evidentemente, esto explicaba el patear con desespero.

Y años después, formó parte del equipo de buceadores de la Marina, siendo testigo de la actuación de un Capitán descerebrado. Esto es otra historia, para narrar más adelante.

_____________________________________________________________________

Después de comer en el Hotel, emprendimos el viaje de regreso a Barcelona, en la plena confianza de haber salido todo a pedir de boca. Así fue pero me intrigaba lo que tuviera que contarme Orpí.

Pronto lo sabría y ya seguiría liándome en redes ignotas.

Parejas perdurables ( continuación 47 a)

Lo que planteó Orpí, para mí resultaba un descalabro. En cambio él consideraba que me hacía un regalo.
Me propuso que me quedara su participación en la Sociedad USAMA junto a su último aporte del proyecto y dirección de los dos primeros bloques de Apartamentos.
Les llamamos Gemini, para ser originales. Teníamos la documentación en regla, pero los cambios de nombre debían legalizarse y esto representaba mucho dinero para Hacienda, Notaría y Gestoría.

Y , Orpí necesitaba el dinero tocante y sonante en cuestión de un mes. Le dí varias vueltas al tema, que en verdad representaba un incremento importante de patrimonio, para Tere y para mí, como únicos socios acreditores de USAMA. Sin embargo el problema era siempre el mismo . El patrimonio crecía a buen ritmo, pero la liquidez se esfumaba.

De nuevo entregar papel comercial a los Bancos, usar las pólizas, e incluso ampliar hipotecas.
No me hacía gracia que lo obtenido en cinco años, que casi me permitía prescindir de los Bancos, tuviera una vez más que sacrificarlo y atarme como cualquier otro comerciante.
Encargué una campaña publicitaria a Robino, para reducir al máximo las hectáreas de Orpí. Entraría dinero y reduciría gastos para el cambio de nombre del resto.

Pero esto no era cosa de un mes, la venta incluso queriéndola poner a precio reventado, ascendía a bastantes millones y los capitalistas, no sueltan prenda sin antes tomar gran cantidad de precauciones .
No es óbice para quien quiere estafarles, ya que son los que les siguen la corriente a sus pretensiones . Luego les salen con la carta en la manga y adiós precauciones. No era mi caso. No podía desaparecer con la cantidad de bienes raíces que estaba aflorando.

Y a Hacienda, le importa poco que un propietario regale, o venda barato. La tasa para sus deducciones fiscales correspondía al valor Catastral y los impuestos se aplican a este valor.
Tenía pues que hacer oferta por encima del valor catastral, de lo contrario de negocio, pasaba a perjuicio.

Orpí, había sido socio leal. Todos sus emolumentos los aportó a la Sociedad. Ahora quería dedicarse exclusivamente a presentar a organismos Oficiales Proyectos Faraónicos. Sabía que la competencia era dura y costosa. Los proyectos presentados por los concursantes, pasaban por la criba política, que por lo visto son permeables a distintas seducciones.

La ideal sería la de sopesar el trabajo mejor concebido, por su fácil y menor costo en su desarrollo, su originalidad, menor tiempo en ejecución y adaptado a la perfección a su destino.
Pero no siempre gana lo ideal, de modo que más bien para un concursante lograr una adjudicación de su proyecto, puede haber concursado hasta cinco veces con otros tantos proyectos, que iban a la basura.

El coste del mismo, el Arquitecto tenía que afrontarlo de su bolsillo mientras duraba su trabajo sin haberse aceptado. Es lo que previó Orpí y se arriesgaba a permanecer hasta tres años sin percibir un óbolo.
Con el dinero que recibiría de USAMA, y seguir con el Gabinete, con el personal ya veterano, podría permitírselo.

No le dije nada a Tere, pero confiando en poder vender pronto las fincas de Orpí y alguna que otra mía, reuniría el capital suficiente para pagar a Orpí y a Hacienda.
Mientras esto no acaecía, cargué la maleta con letras y las endosé a varios Bancos. Los directores se alegraron que por fin les diera negocio sustancioso, pero imagino, que si en lugar de repartirlo a varios lo hubiera entregado todo a uno solo, el resultado hubiera sido distinto. Habría recelado el director de turno, que de repente una cuenta mantenida con un mínimo de crédito sin usar, la sobrecargara con cifras desmesuradas.
La cuestión era que de nuevo la aventura bancaria se hallaba en marcha.

Y los Bloques de Apartamentos ya afloraban del suelo asentados sobre cientos de metros cúbicos de cimentación.
Lo aproveché para anunciar su próxima construcción y engrosar la campaña publicitaria.
Esta vez no me salía tampoco gratis la publicidad.

Robino, me pedía más capital, para ampliar las tiradas de la revista discográfica. Según él el negocio se presentaba muy bien ya que podía competir con las revistas del ramo y que pronto seríamos conocidos por la tele.
No me convenció, ya que las revistas con las que competíamos, eran adquiridas por los fans, pagando, mientras que la nuestra era gratuita.
En aquél tiempo, las revistas de la competencia, además tenían sponsors que eran las propias empresas promotoras de grupos como “Los Diablos”, por más que otros grupos destacados de mayor calidad, eran ignorados. Y a esos les promovíamos nosotros gratis. Jamás llegué al meollo del negocio, que cada vez olía peor.

A pesar de las discrepancias , seguí entregándole nuevas dosis de capital y casi como por compensación divina, obtuve buen resultado de la nueva campaña a favor de USAMA.

Un domingo, ya algo repuesto por rebaje sustancioso del papel descontado por los bancos, volví a mi intención de seguir reteniendo el de nuevas ventas, sin descontar.
Lo comenté con un cliente, aduciendo que el interés que aplicaban los bancos a mi modo de ver era el de usura. Convino conmigo Batlle, el cliente, que tras alabar mi proceder, se explanó con la historia del negocio de su mujer una artista en la confección pret a porter.
Mientras iba exponiendo las virtudes de su mujer y el interés en ampliar su negocio, que topaba frontalmente con los bancos, un parcelista, nos interrumpió.

-Oiga, señor. Nosotros vinimos ayer por la tarde para quedarnos a dormir en la torre y no se encendieron las luces de las calles.

Esta noticia, me anonadaba. Vencía el último plazo para la liquidación a la Empresa del alumbrado. Urgentemente les llamaría para recomponer la avería que podía haberse producido. No pagaría hasta su entrega en perfectas condiciones de servicio. Este era el trato.

Pero lo que no esperaba, era cual fue el verdadero motivo de tener las calles a oscuras por la noche.


martes, 14 de junio de 2011

Parejas perdurables (continuación 46)

Parejas Perdurables (continuación 46)

-¿Conqué Ud, es Catalán?. ¿Qué le indujo establecer en La Mancha una hospedería?.

Se lo preguntaba a Sergi, dueño del Hostal Don Quijote, en Argamasilla de Alba. Me sorprendía, que un Sr. que no aparentaba más de cuarenta años, prefiriera montar un negocio mas bien modesto, en una población insignificante, cuando tenía muchísimas probabilidades de lograrlo con mejor categoría y rentabilidad en Cataluña.

Claro que en la actualidad es un enclave renombrado y convertido en Ciudad. Tuvo catorce años después de nuestra visita, su esplendor merced al turismo. Después vinieron otros veinte años de sequía, desapareciendo el río, los ojos y el ruido que se suponía daba nombre a La Ruidera.

La sequía, provocó que las turberas tras años de hallarse afloradas en terreno seco y ni siquiera ya cultivable, se encendieran, causando el exterminio de la flora y fauna. Un verdadero desastre escológico.

A partir de 2010, en que volvieron las lluvias, se extinguieron los incendios y de nuevo se recuperaron las antiguas Tablas de Daimiel.


Laguna de La Ruidera
]
-Por una excursión programada por mis compañeros, hace veinte años. Celebramos la suerte de haber sido excluidos del Servicio Militar por cupo excedente.

Como nosotros, querían conocer los Ojos del Guadiana, las Tablas de Daimiel y La Ruidera. La publicidad en aquél tiempo era la propia obra de Cervantes. La fama de los lugares del Caballero andante, de la triste figura, atraía a los lectores, máxime a los Catalanes ya que según la Obra, Quijote en las playas de Barcelona, luchó por su Dama imaginaria, regresando humillado a su redil, al ser vencido por el Caballero que lo único que pretendía era acabar con la locura quijotesca.

Así nuestro hospedero Sergi, nos narró su aventura. Al llegar a Argamasilla de Alba, supuestamente la morada de Quijote, como nosotros, buscó aposento para pernoctar yendo a parar donde nos hallábamos. Dirigía el negocio, una bella joven, recientemente huérfana de su padre dueño del negocio.

Fue el flechazo a primera vista. Permaneció tres días en el lugar, habiendo recorrido todos los parajes, seguidos por la lectura del Quijote, como si se tratara de reconstruir los hechos. Las tardes las pasaba con su enamorada, llegando a intimar y hacer planes para el futuro.

Se la llevó a conocer a su familia, y en un mes cumplieron con todos los requisitos de la boda.
No le preocupaba la categoría del negocio sino la de tener la vida encauzada con su amada.
Y llevaba ya diez años, desde que fallecieron sus padres, que su ausencia de Cataluña era absoluta.

Tere, encontró esta historia muy romántica y pensó que la nuestra aunque muy distinta tenía coincidencias básicas. Dios los cría y ellos se juntan. Imprevisible total, en la mayoría de los casos.

Tomamos habitación, decorada muy austeramente, y con mobiliario que recreaba el habido en tiempos de Quijote. Lo diferente seguro sería que los aseos eran modernos. No nos hacía falta la “vasija de noche”.

Y el desayuno, resultó la mar de agradable, todo a base de productos del lugar. La hogaza de pan horneado en leña, recordaba el de las Masías Catalanas de los años 30 del siglo pasado.
La leche, la mantequilla, la miel, la fruta, el vino, los embutidos, todo procedía del campo, o de manufactura lugareña. Nada procedente de supermercados ni tiendas exclusivas de comida envasada. Su sabor a Tere y a mí, nos recordó nuestra infancia.

Nos propusimos recorrer toda la zona de unos 70 Km, con el coche y regresar de nuevo a pernoctar en Argamasilla. Veríamos este paraje agreste y peculiar.










Vista aérea de las Tablas.

Parejas Perdurables (continuación 46 a )

Dispuestos a recorrer toda la zona, entramos a un camino carretero que llegaría seguramente hasta Ruidera, pero por lo angosto y serpenteante, a los pocos kilómetros se convertía en camino de herradura.

Persistiendo en seguir con el coche con mucha dificultad y a velocidad poco mayor que la del andante peatón, nos encontramos en un ensanchamiento que permitía girar el coche. Prudentemente, preferí apearme, y aparcar allí.

No tuve la precaución al salir de Argamasilla, de preguntarle a Sergi, que tal eran las comunicaciones para tránsito rodado y si se llegaba sin dificultad a Ruidera.

Pudiera darse el caso que confundiera el camino correcto y el que elegí, quizá se convertiría en una simple senda.

No vimos alma viviente en todo el camino, ni en un sentido ni en otro. El que no hubiera circulación, me puso en prevención. ¿Qué hubiera ocurrido de aparecer otro turista con automóvil?.

Decidimos tomar unas fotos del paisaje. Por lo visto, ya iniciaba una era de sequía causando el declive de los acuíferos. De haber realizado este recorrido un par de años antes, hubiera aparcado en un vado del río.
Seguimos pues a pié más de una hora, cuando a lo lejos vimos una hoquedad en el terreno, formando una caverna.

Claro, la Cueva de Montesinos. Recordé al Quijote, y allá fuimos. No estaba en muy buenas condiciones su entrada, pero una vez pasado el umbral, una no muy suave pendiente, deslizaba hacia una sala de grandes dimensiones.

http://palomatorrijos.blogspot.com/2...montiel-y.html

http://www.albacetesiempreabierto.co...sderuidera.htm

Tere me seguía con reparos, cuando de pronto un revolotear de murciélagos, la puso histérica.

-¡Me voy de aquí, me voy!. Esto es tétrico y solo faltaban estos bichos.

-Mujer no temas que no se te comerán, ni siquiera te tocarán, saben muy bien volar en la oscuridad. Con su radar esquivan todos los obstáculos.


No le interesó, lo mínimo la vida y milagros de los murciélagos y corriendo salió al aire libre.

Años después, ni murciélagos ni clase alguna de bicho viviente. Tal fue el cambio drástico que arruinó la zona con la pérdida del agua. Se intentó aprovechar los terrenos desecados para cultivo, pero con más años de sequía, también este recurso falló.

El turismo asimismo decreció, pues se venía aquí para ver los ojos del Guadiana, como salían de la tierra igual que manantiales cuyos chorros formaban pequeñas cascadas y desaparecía el agua en las proximidades, para reaparecer en unos cientos de metros más abajo y formar las grandes charcas que dejaban al terreno en pequeñas islas, las Tablas de Daimiel.

Para postre el agua oculta provocaba con sus choques con rocas un ruido, que era el que daba nombre a la Población cercana.
Sin todo esto que dio fama al Guadiana, ¿a qué, vendrían los turistas?.

Tuvimos suerte de ser de los últimos en divisar varias lagunas con agua. Poco a poco, año tras año, fueron desapareciendo. En 1984, ya no manaba agua de los Ojos. En 1990 se abandonaron los cultivos en tierra baldía y seca. En 2009, las turberas se encendieron saliendo el humo del subsuelo. En 2010 había desaparecido todo vestigio de flora y fauna.

Pero ¡Vinieron las lluvias!. Los incendios se extinguieron y se recuperó buena parte de lo que fueron las Tablas.
Actualmente ignoro si de la misma manera se restableció el turismo y si ya disponen de caminos decentes para recorrer los valles.

Antes de seguir la excursión con el coche, nos entretuvimos en contemplar los campos de molinos, que según el Quijote, eran unos gigantes.



Buscando caminos apropiados para nuestro vehículo, lo conseguimos retrocediendo bastantes kilómetros, hasta dar con el que anunciaba Ruidera. Allí comimos, y deambulamos sacando más fotos, hasta que viendo atardecer regresamos a Argamasilla.




Molinos en Argamasilla

Parejas perdurables ( continuación 46 b )

_¡ Ah, del Castillo !.
-¿Quién va?.
-El Caballero Hidalgo, para desfacer entuertos.

Estaba imaginando la llegada al Castillo de Alarcón, Parador Marqués de Villena, como la podía haber realizado El Quijote. Y estaba impaciente por llegar a él antes de anochecer.
Era otro recorrido kilométrico respetable desde Argamasilla. No había más solución que hacer muchos kilómetros y pocas paradas para regresar en el tiempo previsto de una semana.

Cuando lo divisé en la lejanía, pensé que muy discreta no resultaba la fortaleza. Era un enclave destacado en una prominente altura dominando el campo llano a sus pies.
Mas bien tenía que ser un acicate para el enemigo, tener allí como un faro, la morada del Poderosos señor feudal. Pero al estar ya cerca, cambié de opinión. La construcción, aprovechando la orografía, se asentaba en lo alto de un montículo. La defensa inexpugnable de forma natural.

No se precisaban fosas alrededor de las murallas, ni puentes levadizos. El angosto camino llevaba a la entrada, único punto que la soldadesca necesitaría defender, caso de ser asaltado.
Entré con el coche subiendo en primera, ya que la pendiente era fuerte e ignoraba si era permitida la entrada para los automóviles visitante.

El Castillo, muy bien conservado, y de aspecto una monada. Como si se tratara de una miniatura de lo contenido tras las murallas de La Alhambra. Tal como sospeché, el patio aparcamiento era reducido y con la media docena de coches que allí había, no había mucho margen para escoger donde aparcar.

http://www.parador.es/es/tratarFichaParadorCabecera.do?parador=002

Nos las dábamos de afortunados por llegar a tal Castillo convertido en Parador Turístico. Resultaba tan original y de gusto severo que bendije la idea de pernoctar soñando en ser uno de los habitantes del Medioevo.
En recepción nos apearon del sueño. Como bien se veía el Castillo disponía de más superficie para las murallas y paredes de piedra, que para habitaciones útiles para turistas. Concretamente de las catorce habitaciones habilitadas con mucho gusto, solo seis estaban disponibles para viajeros. Las demás eran fijas para los empleados. Y sí. Conté bien, seis coches en el patio, y seis viajeros que se hospedaban.

Lamentaban no poder albergarnos pero si nos placía, estaban ya dando la cena. ¿Qué remedio?. Seguro que a cien kilómetros a la redonda no habría ningún Restorán.

Procurando obviar lo desagradable de la situación, preferimos acompañar al resto de comensales, en un ambiente señorial. Se respiraba un aire fresco y aromoso. La decoración muy acertada con manteles clásicos resaltando el rojo con el blanco y los jarrones con flores en las mesas. Y un silencio grave, que obligaba a hablar en voz baja, en señal de respeto.

Muy buena la cena, como era de esperar. Y antes de marcharnos, pedimos que nos dejara recorrer las dependencias, ya que al menos esto paliaría el desencanto de no poder quedarnos a dormir.
Cuando nos hallábamos ya en plena carretera, empecé a urdir una solución.

-Mira Tere, por el mapa, no veo que podamos hallar ningún hotel a menos de cien kilómetros. Para llegar allí pasada la media noche, y eso con suerte, prefiero acampar en el Pantano de Alarcón.

-Me parece que esto ya te lo esperabas, desde el momento que no quisiste telefonear pidiendo reserva.

-¿Cómo podía imaginar que un parador ubicado en lugar tan alejado de todo lo turístico no tuviera más que seis habitaciones?. Mujer que ha sido un contratiempo totalmente imprevisible.

En lugar pues de dirigirnos hacia Valencia, nos dirigimos hacia Madrid y en muy pocos kilómetros nos entramos en un lado boscoso del Pantano de Alarcón.
Pulsa en la imagen para verla en tamaño completo  Nombre: alarcon450x234.jpg Visitas: 3 Tamaño: 16.0 KB ID: 2590


Llegamos con una noche iluminada por la luna llena, por lo que pudimos escoger bien el lugar de acampada. El coche estaba acondicionado para tender los asientos y no era la primera vez que lo usamos. A Tere no le satisfacía tanto como a mí, pasar la noche a la intemperie. No estaba acostumbrada al excursionismo, pero a pesar de todo, el lugar en que paramos, entre la arboleda, y con las aguas del pantano brillando por la luz de la luna, lo convertía en algo romántico.
Por la mañana, nos aseamos a lo Cro-Magnón y por lo menos yo me sorprendí al ver ya con luz de día todo el entorno del pantano, que no hubiera absolutamente nada para atraer turismo.

-Esto es incomprensible. Un lugar tan bello, y distante de poblaciones, que es ideal para practicar la pesca, navegar con piraguas, pasear por el bosque y pasar verdaderas horas de recreo en la naturaleza, no haya ni un simulacro de merendero. Yo aquí, montaría un restorán aunque fuera de bocadillos y refrescos, con unos pocos juegos para los niños y con un pudridero apartado lo resolvía con poquísimo dinero.

jueves, 9 de junio de 2011

Parejas perdurables (continuación 45 )

Parejas Perdurables (continuación 45)

Mientras deambulábamos por las calles Granadinas, buscando lo más céntrico donde supuse habría concentración de tascas, oí palmas y taconeo procedente de un bar.
Seguro de iniciar allí nuestra ronda, entramos a chatear.

Había un grupo de tres hombres y tres mujeres, ellas con faralaes y zapatos con tacones de hierro, se jaleaban consiguiendo un animado ambiente. En las mesas distintos grupos seguían con la mirada, mientras que otros ayudaban con sus palmas a seguir el ritmo. Casi que estaba dispuesto también yo a participar, pero no me atreví, al ignorar si a un extraño recién llegado, esto le era permitido.

Tere pidió la tapa propia del local y un “fino” en una caña, en la misma barra. La secundé.
Nos propusimos al llegar al Parador ya muy tarde, no cenar en él, por contra recordaría mi permanencia en Alcalá, si seguíamos un Vía- Crucis de tascas y bares tomando muestras de lo que allí es usual.
Así lo iniciamos con éste, repleto de paisanos animados con sus cantantes y bailaoras.

Recuerdo que en Alcalá esto estaba prohibido, mediante unos rotulitos bien visibles “No se permite cantar”, sin saber el motivo exacto, quizá para que no se entretuvieran demasiado los clientes, para dar paso a los nuevos, aunque pudiera ser por motivo de molestar al vecindario hasta altas horas de la noche. Los locales solían ocupar plantas a nivel calle con bajo techo, encima de las cuales moraban los vecinos.

Aquí pudiera ocurrir lo mismo, pero por lo visto se toleraba.

-Como ves la juerga por Andalucía, está a la orden del día y de la noche. Si te parece recorreremos hasta que nos cansemos, un máximo de tascas. Por ello vamos a pedir en todas o bien el chato, o bien la caña, que contiene pequeña cantidad de vino o cerveza, sino pronto estaríamos piripis.

A Tere le sedujo la animación del barrio y no le hacía ascos a la “manzanilla”, al “amontillado” al “fino de Jerez” y lo que se presentara, fueron unos años después que no toleró el alcohol. Un simple vaso, o una sola copa de Champán, le motivaban dolor de cabeza. Por esto en las Navidades ella prefería Sidra.

Variadas tapas en Granada

Llevábamos ya cuatro tascas visitadas de las que llamaban la atención por la algarabía que dentro armaban los parroquianos. Para variar, entramos en una vacía.
El barman nos atendió de maravilla, nos recomendó probar una especialidad suya y le dimos la razón. La saboreábamos y nos enfrascamos en tertulia con él breves minutos, pues en un santiamén se llenó el local. Pagamos y ….hasta la próxima.

Nos pareció bien, otra en similares circunstancias. Solamente había un joven tomando su copa. Repetimos lo de tomar la tapa recomendada, y se repitió lo de abarrotarse el local por nuevos parroquianos.

A la tercera sucedió igual. Decidimos que la próxima sería la última por aquella noche, pues empezamos a notar el cansancio.

Al entrar en el bar vacío, pedimos al barman que nos sirviera lo que quisiera y que casi debería servirnos gratis, pues nosotros éramos el reclamo infalible de la clientela de los bares.

El hombre sonrió, pero le caímos tan bien que nos tomó la palabra. No falló, en un par de minutos lleno a rebosar. La última ronda, nos salió gratis.
Mientras volvíamos al Parador, recordamos el fenómeno que ya lo vivimos en otras Ciudades. Por lo visto se cumple el refrán de

-“¿Dónde va la Gente?, Pues dónde va Vicente.” O al revés.

Y bien pudiera ser que el itinerario que elegimos sin saberlo era el clásico, igual que los soportales lo eran para las rondas en Alcalá de Henares.

Llegamos al Hotel cansados, pero bastante animados. Era más de la media noche y queríamos por la mañana llegar pronto a La Alhambra.

Para ganar tiempo, nos duchamos juntos. Para ganar más tiempo, nos acostamos desnudos……Y con tanto tiempo ganado, ¿porqué, no aprovecharlo?. Por la mañana ya nos deleitaríamos con las instalaciones del Parador y su decoración. Pues lo aprovechamos.


http://www.youtube.com/watch?v=EKZel1D_8q0

Parejas Perdurables (continuación 45 a )

Una vez desayunados, recorrimos las instalaciones magníficas del Parador. Y en el jardín hicimos una llamada a los suegros.

El mensaje fue como en los cuarteles. “Sin novedad”. Tere habló con los niños, que al estar con los abuelos, estaban encantados. Les permitían todo lo que se les antojaba, de modo que papá y mamá, podían tardar en volver, que no les importaba. Esto no se lo esperaba Tere. Pero es que esta vez, no se quedó solo el cuarto hijo, como en nuestro anterior viaje en que el tercero sí se quedó solo.

En esta ocasión, el quinto por su corta edad, estaba muy alerta con su hermano mayor y el mayor, se sentía autoritario para con su hermano pequeño.
Si a ello le sumaba que no tenían a los mayores que les mandaran, perfecto. Y sus necesidades cubiertas por partida triple. Los dos abuelos y la sirvienta pendientes de ellos.
Pues ya tranquilos, aparcamos el coche en la explanada frente a La Alhambra. Adquirimos los billetes de visita y nos sumamos a un grupo con su Cicerone.

http://www.youtube.com/watch?v=bZo3N...1&feature=fvwp

Estábamos contemplando Historia. Y era admirable ver los lugares que a pesar del transcurso de cinco siglos, se mantenía en impecable estado.
Los trabajos en columnas, paredes y artesonados, no permitían más que admiración. ¿Cómo labraron tal cantidad de figuras geométricas con aquella perfección, en metros y metros de superficie?. Se hacía evidente que trabajarían con moldes, pero así y todo, más que labor de árabes, merecía la denominación de chinos.

Y tuve que permutar mi idea de que el yeso en la intemperie se destruye con facilidad. Aquellos trabajos resistieron sin ninguna erosión, tanto los interiores como los exteriores. Tenían una técnica escrupulosa, ya que el fraguado para lograr tal resultado debía realizarse en unas condiciones muy precisas.
De desconocer su verdadero material, hubiera creído que todo se debía a trabajos esculpidos en piedra.

También era admirable la ingeniosa distribución hidráulica, haciendo aparecer en distintos niveles la misma agua inicial, para surtidores, fuentes y remansos.
Seguimos las explicaciones del Cicerone, que ampliaron mis débiles recuerdos de lo estudiado hacía treinta años, en la escuela.

Nos recreamos en cada uno de los lugares de aquel Palacio, que también era refugio de la plebe y el retén de guerreros con sus caballerizas. Aparte de su ubicación estratégica, su extensa superficie amurallada, forma por sí misma un poblado preparado para resistir ataques del enemigo.
Pero no hizo falta poner a prueba su efectividad, dado que el último sultán, Boabdil el Chico, tuvo que abandonar La Alhambra a manos de los Reyes Católicos, por caer prisionero en Guadix. Y al partir de la Península Ibérica, cuenta la leyenda que al lamentarse por la pérdida, entre sollozos, su madre le recriminó:
"llora como mujer lo que no supiste defender como hombre"
Sultana Aixa, madre de Boabdil.


http://es.wikipedia.org/wiki/Alhambra

Granadinos célebres
García Lorca – Poeta

http://www.youtube.com/watch?v=uKx8EL25QIY
Manuel de Falla- La Vida Breve-

http://www.youtube.com/watch?v=a1OIeFVeQ8E

http://www.youtube.com/watch?v=E-ITyzRApWk
Miguel Ríos - Vuelvo a Granada

http://www.youtube.com/watch?v=Yl52wAW37pU
Agustín Lara – Granada

Tanto cuando se pusieron de moda las coplas de Agustín Lara, con María Bonita y Granada y años más tarde al cantarle a su Ciudad, Miguel Ríos, se revivaron mis deseos de algún día personarme aquí. Y haberlo logrado junto a mi querida mujer, fue lo máximo.

Impresionados y contentos por lo acertado de la visita, fuimos al Parador a comer tal como teníamos previsto.
Inmediatamente, después del exquisito ágape, pusimos en marcha el coche hacia Argamasilla de Alba. Se trataba de muchos kilómetros que hicimos de un tirón, sin detenernos ni en Linares, ni en Manzanares, pues queríamos pasar al menos un día entero por los parajes de la Ruidera.

sábado, 4 de junio de 2011

Parejas perdurables (continuación 44 )

La llamada del Sr. Argen, me alarmó. Con frases entrecortadas, con evidente afección, me instaba a que destruyera mi copia de contrato con el Director del Banco por el préstamo del medio millón, ya que le cesaron y estaba su despacho intervenido.
No debía presentarme allí, ya que solo provocaría agravar las acusaciones contra el Director.

Justo cuando preparaba un talón para ingresarle lo convenido, 11.250 pts por los intereses del primer trimestre, e incluso estaba dispuesto a amortizar la cuarta parte del préstamo, 125.000 pts. Con el ahorro obtenido merced a la operación FECSA, mas bien andaba sobrado. Mejor ir cancelando créditos y ahorraría más.

Como no me dio detalles Argen, antes de seguir su consejo lo consulté con Rodriguez. Le enseñé el contrato de préstamo.

-Esta vez, el Sr. Argen te está haciendo un favor, que posiblemente redunda también en él.

-¿Quieres decir, que he de imaginar que tal trato nunca existió?. Pero yo recibí a mano en metálico medio millón. No comprendo como devolverlo le puede perjudicar.

-Otra vez muestras un desconocimiento impropio de un Empresario. Este Director, estaba realizando operaciones de un Banco, dentro de su Banco. Ya que te entran mejor lo números te doy idea numérica.
Los bancos al capital en cuenta corriente, dan el 1% interés. Si el impositor pide mejora de intereses, se lo bloquean a un año y le dan el 3%. Si quiere mayor interés, los Directores ofrecen invertir en Bolsa, aunque siempre están al albur de alzas y bajas. Los Jubilados suelen temer estos riesgos y se conforman con imposiciones a plazo superior al año en el propio banco y hasta llegan a obtener un 3,5%.
El Director tiene una clientela que se pone a sus manos dispuesta para incrementar un interés sin riesgos. Les ofrece el 4%, lo aceptan firman el bloqueo en una cuenta del Director. Te da el dinero a ti, con el 9% de interés, él abona el 4% y le queda limpio el 5%.
Mientras sus cuentas se lleven ocultas al Banco, el negocio es redondo.


Por lo visto alguna indiscreción, motivaría sospechas de los supervisores y descubrirían esta operativa. Lógico que lo cesaran, pero no es lo mismo que sea por una determinada operación a la que podría hacer frente, a que se presentaran muchos receptores de estos créditos con documentos falsificados del propio Banco. Pasaría de un delito de pequeña cuantía, a otro tipificado con cárcel.
Entendí, pues como quedándome con el dinero, favorecía al avisado Director. No era ético, pero al presentarme a deshacer el entuerto, me involucraba, hasta el punto que podía ser también yo un encausado.

-Tere, no lo vas a creer. En un mes, por operaciones ajenas a las obras de Santa María y a los trabajos del Gabinete, obtuve un beneficio de seis millones.

-¿Bromeas?. ¿Qué hiciste?

Puesta en antecedentes también se alegró pareciéndole que la esperanza puesta en que algún día dispondríamos de unos ahorros, estaba próxima a cumplirse.

-Voy a planificar un viaje por el Litoral, ya que en nuestro recorrido por la Península, nos quedó esta parte olvidada. Y me gustará conocer más Paradores.

Tere me recordaba que el viaje que hicimos, no fue muy del agrado de los niños y que en esta ocasión, teníamos cinco. Había que estudiar muy bien la ocasión de poder combinar nuestro recreo en solitario con el de los niños. No se podían abandonar a una simple niñera, que los atendía muy bien por cierto, pero estando nosotros presentes en el hogar.

Aprovechamos las próximas vacaciones estudiantiles para distribuir a los niños en dos partes. Los tres mayores una quincena en Colonias. Los dos pequeños, al cuidado de la abuela y abuelo, que pasarían la semana que nos ausentaríamos, en casa junto a la sirvienta de turno.

Procurábamos no darles demasiadas funciones que atender a las sirvientas, por la poca duración que ello nos reportaba, al sentirse explotadas.
De modo que en esta ocasión, se sentiría aligerada de sus obligaciones pues de siete componentes de la familia, pasaba a atender a cuatro.

La cuñada, no se trasladaría con sus padres, a nuestro hogar, ya que era una Girl-Scout, que dirigía grupos de Scouts en excursiones por el Pirineo.

Total teníamos en esta ocasión, resuelta la ausencia de una semana para recorrer parajes de nuestro suelo patrio, sin churumbeles.
Aferrado a mi hobby aventurero, me propuse una única intención: Visitar La Alhambra en Granada, pero ni el itinerario para llegar allí, ni los Paradores en que nos hospedaríamos los preconcebí. Me gustan las sorpresas en los viajes, incluso las no muy agradables como en verdad de vez en cuando sucedían.
Lo que sí tuvimos en cuenta era aceptar la invitación de una prima de Tere, para pasar un día en su finca de Gandía.
Así que para allá iríamos. La primera parada fue recrearnos de nuevo en el Balcón del Mediterráneo, recordando nuestra luna de miel truncada.



Parejas perdurables (continuación 44 a )

-Vámonos ya Carlos que llegaremos muy tarde a Gandía.

Tere se intranquilizaba, porqué a pesar de haber salido muy temprano de Barcelona, entre el desayuno en Tarragona, luego entretenernos en recoger almejas en la Isla de Buda del Deltebre, dejaba ya de ser temprano.
Claro que el centenar de rosellonas (especie de almejas) recogidas en el arenal, con nuestras manos, serviría un aporte en agradecimiento por la invitación de nuestros anfitriones. Los guardamos en un tuperware, para mantenerse en buen estado durante el trayecto.

http://www.deltebre.org/turisme/


Pensé que es lástima tener que ir por el Mundo siempre con prisas. Una semana, no era nada para poder disfrutar de tantos rincones de belleza que por todas partes hay. Ya decidí que debíamos concentrar este viaje al destino de Granada. Con lo demás transitorio, tomar fotos y dejarlo para mejores ocasiones. Por lo menos esta era la intención.

Ahora, debíamos subir de nuevo al coche, partir de Peñíscola y sin perder más tiempo, llegar cuanto antes a Gandía. Estábamos invitados por la prima de Tere, a ver su finca de naranjos. Finalizaron las obras de modernización del sistema de explotación.

Este día lo programamos para hoy y debíamos llegar a comer a las dos, lo más tardar, o la Paella se enfriaría. Nos prometieron que no empezarían sin estar nosotros.
Y se trataba de una paella, alrededor de la cual, nos sentaríamos doce personas con una cuchara cada uno para el ataque.

Era el clásico modo de comer la Paella. Nada de platos, que pierde sabor. Y si tiene algo de “socarrimat” (una pizca requemado), mejor, que mejor. ¡Menuda sartén, sería!.
Nada, no podíamos entretenernos más en la visita del Castillo de Peñíscola. Solo una somera toma de fotos y una vuelta por su alrededor. Era una curiosidad que la mantuve desde adolescente por la Historia del Papa Luna. Y la razón de su construcción, como vigía de piratas intrusos venidos de las costas africanas. También recordaba los episodios de Jaime I el Conquistador, al entregarlo a Valencia.

http://es.wikipedia.org/wiki/Pe%C3%B1%C3%ADscola




Casillo de Peñíscola.

Las películas que se rodaron allí, como El Cid, con Charlton Heston de protagonista y Calabuch dirigida por Berlanga, acabaron por sembrar la semilla del deseo de pisar este poblado.
Por lo menos el deseo quedó cumplido. Preparado para hacer kilómetros sin parar ni siquiera en Valencia, a menos que lo pidiera Tere para aliviar la vejiga, en algún bar durante el trayecto.

Llegamos a tiempo. El espectáculo de una Paella de metro y medio de diámetro, compensaba haber realizado los más de trescientos kilómetros.
Y lo de suministrarte una cuchara para comer doce personas apretujadas a su alrededor, en principio, no me convencía, pero al enseñar cómo se procedía, cambié de opinión.

Trazaban con la cuchara, doce radiales en el arroz, muy bien calculadas. Hacían un hueco en el centro, donde amontonaban los tropezones. Iban apartando los trozos de pollo, los mariscos y demás elementos que dieron toda su sustancia al arroz. Normalmente, los gourmets de la paella, estos ingredientes los desechaban por quedar insulsos.

Cada comensal, iniciaba su labor, a partir de la radial que le tocaba, dirigiendo la cuchara hacia su izquierda. El comensal a base de ingerir cucharadas, dejaba su lado derecho vacío hasta llegar a lo que fue el radio de su vecino que asimismo lo dejó vacío.
Curioso. No se me hubiera ocurrido que en un mismo plato comieran doce personas sin estorbarse ni mezclar sus porciones.

Tenía razón el marido de la prima de Tere, el socarrimat era lo más sabroso. Pero un arte conseguirlo. Los principiantes en la cocción de la paella, solían pasar de socarrimat, al carbonizado. Luego, la gracia ausente.

Las rosellonas, en diez minutos las prepararon, con una simple cocción al vapor de agua con sal y rodajas de limón. Justo el tiempo de abrirse las valvas. Las acompañaron con un Ribeiro que curiosamente guardaban en la nevera. Resultó un aperitivo acertado que nos hizo quedar muy bien por su aceptación.

Más tarde, nos enseñaron la bodega y ya no extrañé la coincidencia del Ribeiro. Tenía cientos de botellas de todo tipo de vinos. Esto para hacer boca, ya que la cocina, se veía rústica ancestral de grandes dimensiones y hogares de distintos tamaños, uno de los cuales, admitía las paellas gigantescas.

Pasamos al campo para digerir la paella, comentando los estudios realizados para la comercialización de sus naranjas.
Había arrancado los antiguos cultivos. Realizó nuevas plantaciones de tres clases de naranjas, cuya recolección se realizaba, en tres épocas del año, las primerizas, las medias y las tardías. Amén que dos variedades de mandarina y clementina.
El cultivo nuevo alineado a la distancia de cuatro metros, formaba columnas separadas entre sí por cinco metros de distancia. Previstas para la circulación de las camionetas recolectoras.

Cada calle, era recorrida a paso lento por la camioneta con cuatro peones arriba, que alcanzaban a su nivel el fruto. Dos recogían los frutos de la derecha y los otros dos los de su izquierda. Directamente, las metían en las cajas amontonadas que de vacías pasaban a llenas en un santiamén. Les seguían dos peones a pié encargados de recoger el fruto no alcanzado por los de arriba la camioneta.
Este sistema ahorraba gran cantidad de jornales, lo que le permitía sacar el máximo rendimiento al vender el fruto en el árbol a los almacenistas. Y con la alternancia de las variedades, todo el año estaba la finca visitada, con lo cual también resultaba rentable el personal de atención al cultivo. Era como si dispusiera de una fábrica de producción continua.

Admirado por esta conversión de exploración agraria convertida en industrial, pasamos a la cata de los frutos.

Iba dándonos lecciones de la clase que nos ofrecía para degustar y dar nuestra opinión. A mí, dado que tengo especial predilección por lo ácido me gustaban todas, al menos comí un par de cada variedad, incluso las que él indicó como verdes y que precisaban casi dos meses más para su recolección en perfecta madurez.

Pues nada, las que mejor sabían para mí. Entre catas de variedades y repeticiones para asegurar cual me parecía mejor, creo que ingerí docena y media de naranjas.

-Carlos, un solo naranjo al año, no sería suficiente para tu voracidad.

Lo dijo convencido, sin embargo de vivir entre naranjos, creo que mi afición se desvanecería pronto, pues corría riesgo de alterar mi tripa.

Y pensé en los kilómetros que me aguardaban a la mañana siguiente, pero esta noche, con Tere y los anfitriones disfrutaríamos de un paseo por la playa antes de acostarnos en una impesionante factoría semirural.

Parejas Perdurables (continuación 44 b)




Playa de Gandía





http://www.youtube.com/watch?v=x-goL1b9u-c



Paella tamaño pequeño

La sartén de la foto es ridícula al compararla con la utilizada en Gandía para las doce personas.
Pedí los datos técnicos para en un futuro ser yo quien ofreciera a la familia e invitados, Paellas semejantes cocinadas al aire libre en Santa María.

Me los especificó el maestro paellero, anfitrión nuestro, mientras desayunábamos.
Mencionó que una vez se echa el “caldo” al arroz (jamás agua), es el momento de echar mano al vino…… pero no junto al caldo en el arroz, sino en sendos vasos para llevarse al coleto entre chascarrillos.
Realizado este ritual, prácticamente, ya puede apagarse el fuego. La paella, justo al evaporarse el agua del caldo, impregna su sabor al arroz que debe quedar con los granos sueltos. Por ello es imprescindible una buena nivelación de la paella, que el fuego llegue regular en toda su superficie y echar el caldo justo que cubra al arroz. Si hay demasiado líquido, el arroz se reblandece y si hay poco se carboniza.

Esperaba que próximamente fueran ellos quienes nos visitaran en la Urbanización y que allí él hiciera de supervisor de mi iniciación a cocinero de paellas.

Ya que estábamos cerca, no me resistí salir tan pronto desayunamos entre los naranjos, para pisar el Peñón de Ifach.







http://www.comunitatvalenciana.com/f...c/cvnews40.pdf

Este enlace da mucha información del Peñón de Ifach.

Estuvimos paseando algo menos de una hora, ya que teníamos muchos kilómetros por delante. No nos detuvimos en Alicante, ni en Murcia, ni en Lorca. Nos detuvimos a comer en el Parador Albergue de Puerto Lumbreras.
Tuvimos que desviarnos algo del camino, pero resultó tal como ya constatábamos, con todos los Paradores, que se disfrutaba en ellos por el paisaje, la decoración, sus instalaciones y el servicio esmerado.
El enlace da fe de ello.

http://www.parador.es/es/tratarFicha...do?parador=061

Recorridos los jardines brevemente después de comer, nos dirijimos al Parador San Francisco en Granada donde pernoctamos.