sábado, 22 de enero de 2011

Parejas perdurables

Parejas perdurables

En la playa solitaria, diviso a una Caracola marina. Un aporte del oleaje reciente.
Bonita, la observo e inconscientemente, la acerco a mi oreja.
Entre los sones de mar embravecido, creo entender clara petición de exponer mis vivencias en pro de la formación de futuras parejas de larga estabilidad.

Recapacito y a pesar de la tentación en obedecer, me resisto por evidenciar que lo acaecido a una pareja en particular, no es extrapolable a ninguna otra.

Es verdad que rememorando mi vida a través de 53 años junto a Tere, la considero como muy satisfactoria.
Mi entorno Social, es variado en tipos de familias, sus estatus, sus culturas, su nivel económico y más conceptos.

Algunas de estas familias, al menos en apariencia exterior son envidiables en general. Otras por contra son deporables, pero se soportan. Y por suerte, únicamente por referencias lejanas a este entorno Social mío, nefastas relaciones entre parejas rotas, acabadas con necrológicas.

Analizo por tal experiencia, qué lleva a las parejas permutar sus actitudes supuestas originalmente de amor, por las de odio.

Sin pretender sentar cátedra, creo que algunos principios son determinantes, como:

A)- La mayor o menor estabilidad habida en la familia de las futuras parejas.
B)-El mayor o menor equilibrio entre nivel económico familiar y el del entorno inmediato, o vecinal.
C)-El nivel cultural propio, entre un mínimo y un máximo aceptable, por la futura pareja.
D)-La docencia recibida desde la infancia.
E)- Las mayores o menores dificultades familiares habidas en los años de formación, para el sostenimiento del estatus asumido.
F)- Las relaciones con la comunidad, en ámbito apacible o bélico.
G)-Listón autoimpuesto por cada cual, en alcanzar su nivel Social.
H)- Herencia genética.
I)-Carácter compatible, entre autoritario o de sumisión.
J)- Circunstancias del entorno, la Sociedad, la época, la moda y de todo tipo.
K)- La suerte.

La relación podría incrementarse hasta lo indecible. La suma de todas las variantes en sus diferentes grados queda claro que determina una formación moral individual, distinta en cada caso. Y luego que sean compatibles las de los individuos a emparejar.

Veré si hallo recuerdos vividos que puedan considerarse ejemplos de tales situaciones.

Comenzando el enredo

Luis, me conoce desde los años esrtudiantiles. Hoy paseando por la Diagonal Barcelonesa, interrumpe mis pensamientos.

- Carlos, estás ausente. ¿Qué te preocupa?. Acabamos la carrera. Y en seis meses, habremos cumplido con el Servicio Militar. Ya nada nos impedirá ejercer la profesión que elegimos.

-No Luis. Es aquí, donde nuestros destinos tomar rutas distintas. Tú si ejercerás la profesión, ya que será una continuidad de la de tu padre. En su bufete podrás permanecer el tiempo que estimes conveniente hasta que te atrevas a establecerte por tu cuenta. En realidad tienes la vida solucionada.

-Bien es cierto, pero no veo problema alguno en que te adscribas en alguna industria. A los técnicos hoy día se os valora.

-Mira Luis. Conoces mi situación. Mis padres se sacrificaron para que pudiera estudiar. Ahora que quedé huérfano, he de autoabastecer mis necesidades y sin ellos, no me resultará fácil lograrlo.
A los recién salidos de la Universidad, las Empresas, no les pagan más que lo mínimo estipulado oficialmente. Esto ya lo sé por colegas de cursos superiores, que no alcanzaron sueldos respetables hasta el tercer año de empleados.
Y lo que puedo lograr yo antes de este tiempo, no me da ni para pagar la pensión en Barcelona. Y no puedo regresar a Olot, dado que allí no hay Industria de mi especialidad.

-No te preocupes tanto, Carlos. Entre todos nuestros amigos, seguro que hallaremos una vez licenciados del servicio Patrio, un hueco adecuado para bien situarte.

-Te agradezco tu buena intención, pero la cuestión es más complicada aún.

-¿Ah, sí? ¿Cual complicación?.

-¡Que me enamoré!.

-¿De quien?. Si no te decidiste con ninguna de nuestras amigas en estos dos últimos años.

-No, no es ninguna de ellas. Y eso que me temo que al ser " niñas bien", las invitaciones a los "guateques" y salidas a bailar, no eran del todo inocentes. Aunque no entiendo bien que podían esperar de mí, cuando a las claras veían mi nulo nivel económico.
Esto me cohibía. Y aparte de la mera atracción sexual, ninguna me gustaba como para enamorame.

-Pues si que es mala suerte. Tres de ellas, hijas de industriales pudientes, podían solucionarte tu problema con creces por partida doble. El yerno, futuro Dueño de su Industria.

-Ya, ya, pero a pesar de ello, es que no me seducen. Sin embargo, es de Tere, de quien me enamoré. No la conoces. Y su padre es un funcionario por lo cual, ningúna posibilidad económica por su parte, ni oferta de empleo para mi profesión.

-Pues tampoco es tan grave el problema. Inicias el noviazgo al regreso de la mili. Al cabo de un par de años te declaras, si aún sigues enamorado, y con otros dos años más si aún seguís acarmelados, os casais. Ya ves como mínimo tu problema se demora cinco años.

- Que fáciles son las resoluciones de problemas ajenos. Hasta ahora, solo han habido insinuaciones entre nosotros. Ella sabe que tengo amigos y amigas con las que salgo los fines de semana. Como ella es bastante menor que yo, hasta hoy no me dí cuenta que también ella tiene amistades y concretamente la de un chico que le hace tilín.
Francamente, se está poniendo "guay" con una buena defensa muy sugestiva. Ha sido el acicate que me faltaba, ya que su trato siempre me había sido muy agradable. Su inocencia me cautivó y llevo un par de meses pensando en si el sentimiento aflorado es el del verdadero amor y no solo sexual. Al menos es completamente distinto del que me producen nuestras amigas comunes y adineradas.


Mientras mantenía conversación con el amigo Luis, mi mente rememoraba el día en que conocí a Tere:

Juan, un colega de Gerona (actual Girona), cumplía su último curso de carrera. Yo, seis años menor, la iniciaba. Mi incursión a la Ciudad Condal, resultaba una lluvia de emociones. El contraste de una Metrópolis de más de un millón de habitantes, con el lugar de mi procedencia de unos diez mil, amilanaba.

Con los escasos medios que mis padres me enviaban, no podía abonarme a hotel alguno. Tampoco tuve suerte en inscribirme en la Residencia Estudiantil, por sus plazas limitadas, no ocupables por novatos, en tanto no se liberaran de los bisoños.

Lo que sí podía, era adquirir vales del comedor Estudiantil con un precio reducido de verdad, con la simple acreditación de estudiante (en aquél tiempo del SEU). Sin embargo debía como la mayoría de los colegas, alquilar una habitación cercana al recinto escolar.

Ello fue lo que me propuso Juan, ya que al siguiente curso, finalizada la carrera él se retiaba de la Ciudad. Podía contratar la habitación que le sirvió y que me invitaba a verla.

Era una habitación amplia a la cual le habilitó un tablero de dibujo ad hoc, para la realización de dibujo lineal, croquización y proyectos industriales.
La casera, a pesar de concertarle un módico alquiler le permitió este inusual amueblamiento, con la condición de retirarlo al anular el contrato.

Esto, a él le representaba un pequeño inconveniente, ya que tendría que avisar a un trapero para llevarse el Tablero ya inservible para él. Propuso, que me lo quedara y seguir las mismas condiciones establecidas.

Me entusiasmó todo. El lugar, el precio, la amplitud de la habitación y....¡cómo no!. Un tablero profesional, que de maravilla resultaría para los ejercicios escolares.

Me advirtió Juan, que la casera, vivía con una sobrina, que más que persona era una fiera.
Ya imaginé un mostruo. Pero no: se refería a un caracter endemoniado. Intratable, vamos.
Que él lo solucionaba, al llegar, darle los buenos días si se la encontraba y sin más encerrarse en la habitación.
Me dijo asimismo que contrariamente a la violencia de carácter mostrada con los estudiantes visitantes, era la mar de simpática con una niña del vecino.
Cosa rara, debía sentirse una especie de hermana mayor protectora. Pues la relación con su tía, era también feroz como la administrada a los estudiantes. Lo dicho, una fiera.

Asumidas las condiciones, decidí a la semana siguiente tratar con la casera el próximo cambio de inquilino, avalado por Juan.

Aquél día por primera vez, Tere apareció ante mis ojos.

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