jueves, 19 de mayo de 2011

Parejas perdurables (continuación 40 )

Parejas perdurables (continuación 40 )

Lo de “ oír misa entera todos los Domingos y fiestas de guardar”, se estaba avinagrando. La generación de Tere y mía, seguía este precepto invariablemente, de mayor, o menor grado. Éramos Católicos por herencia.

Al menos a mí de niño, la duración de la Santa Misa, me pesaba por aburrida. En la adolescencia, asumida su trascendencia, seguí voluntariamente como practicante. Al tener las responsabilidades de cabeza de familia, procuré inculcar tal precepto a mi prole.

Pero las nuevas generaciones, no se mostraban igual sumisas. Para lograr la asistencia de todos, tras conatos de rebeldía, les premiábamos al salir de la Iglesia, con paseos por el Parque. Visitas al Zoológico. Excursión al Puerto cuando llegaba algún buque de colosales dimensiones. Incluso asistir cuando se terciaba, a los juegos de cucaña en el mismo patio de la Iglesia. Formaba parte del edificio docente Estatal, al cual en subsiguientes años, nuestros hijos terminaron el bachillerato.

Esta costumbre, al pasar los fines de semana en Cubera, empezó a desintegrarse. A la Iglesia asistía con los niños, pero Tere se quedaba en el Chalet, preparando la comida.
Mantenerlos quietos y atentos (para ellos ¿ atentos a qué?), me causaba molestias. Los mayores una vez cumplieron con la celebración de su primera Comunión, abiertamente se resistían a ser arrastrados a la Iglesia. Iba pues solo con los peques.

Posteriormente, por visitas de clientes que aprovechaban los días festivos para verme en la urbanización, ya dejé también yo de acudir.
Ahora definitivamente, encabezaba a una familia católica, no practicante. Vencieron mis hijos y ellos con plena libertad, para con su prole seguirían los pasos, que a cada cual le dictara su conciencia.


Preparando documentación para el fin de semana, a entregar a los clientes esperados en la Urbanización, discutía con Robino la conveniencia de reemprender campaña publicitaria. Mi nueva secretaria, nos interrumpió.

-Don Carlos, un señor que no quiere darse a conocer, indica que tiene que tratar con Ud. un asunto de extrema urgencia. Que le bastan dos minutos.

-Bien, si es así, Robino, sal y aguarda. Luego continuaremos el tema.


Un desconocido, se presentó, como el colega del Sr.….sí, de….Bueno como se llamara, el que me dejó un paquete de letras.

-Mire vengo a retirar las letras, si no le parece mal.

-Me parece bien. Ignoro porqué su colega las dejó aquí, cuando ya le repetí que no me interesaban. Mire, como él me las dejó sin acuse de recibo y por lo visto Ud. está al tanto del asunto, aquí las tiene, puede devolvérselas que no quiero saber nada de ellas.

-Muchas gracias. Sentimos haberle distraído de sus quehaceres.


Salió tal como había prometido, en menos de dos minutos.
Reanudando la conversación con Robino, me proponía que invirtiera algún dinero en su pretendido negocio de publicidad. Se hallaba en tratos con un crítico de los grupos musicales no patrocinados por las Discográficas y con un Linotipista, que aportaba su imprenta.

-Mire Ud. que con una pequeña inversión, le saldrían las campañas publicitarias gratis. Nos dedicaríamos a editar una revista gratuita con reportajes dedicados a los grupos musicales nuevos, sin depender de las Discográficas. El mundo juvenil, sería consumidor de esta revista independiente, ya que toda la información que llega al público viene directa o indirectamente, contaminada por sus intereses. Las nuevas revelaciones, si no se doblegan a las Discográficas, no se comen un rosco.

- Robino, tengo ahora mismo muchos asuntos pendientes. Deje pasar un par de meses, y luego veré si estoy en condiciones.


Tuve que despedirlo, ya que la Secretaria, volvía a llamar mi atención:

-Don Carlos, de nuevo el señor de antes pide verle.

-Que pase. Por lo visto hoy no terminaré de revisar la documentación para las citas de mañana.

Esta vez, el hombre estaba dispuesto a charlar largo y tendido. Se dio a conocer como policía secreta.

-Bajé a la calle, para entregar los efectos comerciales a mis colegas en sus Jeeps. Tenía dos unidades de la Policía, que de no haber recibido esta documentación, habrían subido a por Ud. Ya les despedí cumplida su misión. Los efectos comerciales, forman parte de una reclamación Judicial.

Como me quedé viendo visiones, me contó la historia.

Por lo visto, la Empresa Urbanizadora, emisora de los efectos comerciales, se hallaba en Auditoría por irregularidades en la declaración de Renta. Estando avisados, los contables procuraron hacer desaparecer el máximo de operaciones comerciales. Y desapareciendo contratos, era como si las letras dimanantes de ellos, no existieran.

El Delegado de la Empresa, tenía que estar satisfecho de la ocultación de documentos por sus empleados, sin embargo, alguien como quien vino a verme, creyó que a río revuelto, ganancia de pescadores. Se llevó algo que legalmente, no se atreverían a reclamarle. Se exponían a revelar el fraude fiscal que realizaban.

Sin embargo, los contratos de ventas correspondientes, sí los vieron los Auditores, exigiendo la aparición de las letras que reflejaban. En las cuentas bancarias no se hallaban y los contables para salir del trance, denunciaron sus sospechas sobre quien me las vino a ofrecer.
Y el autor del trapicheo, en Comisaría, confesó su delito. Que me entregó los efectos para su descuento.

Sin comerlo ni beberlo, yo venía a ser el blanqueador de capital a defraudar a Hacienda y cómplice de latrocinio. Vamos que de unos cuantos años de cárcel, ningún abogado me libraba.

De haberme seducido el afán de lucro, las letras entregadas al Banco, hubieran sido mi ruina. ¿Cómo hubiera podido demostrar que se trataba solo de un favor, por un 7% prometido verbalmente?.

Los procesos judiciales, no admiten excusas de favores. Hubieran decidido comprobar la relación que nos unía, auditando también a mi Sociedad.
El policía pues, al comprobar que mi declaración de los hechos correspondía a la recibida del delincuente en Comisaría, me indicó, que olvidara el tema. Nadie nos molestaría por ello.

Sin embargo una vez se marchó, la sombra de una duda afloró a mi mente, la cual antes de comunicarla a Tere, lo haría con mi abogado. Tres millones de pesetas en aquél tiempo eran una cantidad respetable.
¿Todo el mundo es honrado?. ¿Son todos los policías Católicos?. Yo no era practicante, pero la moral imbuida, me hacía comportar con estas prevenciones. Y si los policías ¿no fueran Católicos?. En aquél tiempo no habían Religiones confesas, más que la Ecuménica, o los Ateos. ¿Era su moral similar?.

Y mi abogado, me sacó la venda de los ojos, demostrando lo ciego que iba por el mundo.

Parejas perdurables (continuación 40 )

A Rodriguez, fui a verle en su bufete. Como si despertara de un letargo, mi mente se abría pasando de la infancia a la madurez. Cándido nací, y seguía siéndolo. Por lo visto el grado, la experiencia con los años lo rebaja, pero no lo elimina, pues aún conservo buena dosis.

Ya que acerté con lo imaginado sobre el afer del Secretario facista, temí acertar de nuevo con lo de la policía.
Abiertamente, le expuse mi teoría.

-Creo Rodriguez, que el policía, no me lo contó todo. ¿Se las quedaría él, las letras?. Todo depende si la empresa vendedora realizó la venta en privado, o ante Notario. Claro que lo primero tiene el inconveniente que el cliente exigirá la escritura en su día. ¿Quién se la otorgará?. Y en el segundo caso, ¿qué finaciera acepta papel indocumentado?. En realidad, era lo que se intentó conmigo.

-Nada de nada, Carlos. Es más que posible lo que imaginas. ¿No viste películas en las que aparecen policías corruptos?. Esto está a la orden del día. Existen los “Intocables”, pero los que no lo son tanto, a su vez, se diferencian entre los que van por libre, manteniendo sus cuitas ocultas, y los que forman verdadera mafia organizada.
Por lo que cuentas, este último puede ser el proceder de tus visitantes.

-Opinas que la Policía acudió, por complicidad con el delincuente. Que las unidades las enviaron extraoficialmente. Que el informe policial, sería negativo en cuanto al hallazgo de la documentación. Y que a la chita callando, se repartirían el botín entre ellos.
Queda por explicar quien les compra esta mercancía.

-Ay, Carlos, Carlos. ¡Las financieras, peristas!.

-Pero y ellas ¿cómo no son detectadas?. Las letras tienen que cobrarlas por alguna cuenta.

-¿Será posible, Carlos?. Todos los bancos, disponen de financieras directas, o indirectas. Las primeras son una continuidad del negocio Oficial, las segundas, que muchas veces las dirigen los mismos banqueros, disponen de cuentas secretas, a las que no se les puede seguir el rastro. Y si éstas a su vez tienen supervisores en la policía, tienes el círculo cerrado.
Por ejemplo tu caso, supón que están declaradas en la escritura de compra. La finaciera, las entrega al mismo banco que figura endosado para su negociación. La financiera cobra del banco el valor de las letras descontadas a precio oficial bancario y el librado, las recibe para atender su importe, a la orden del mismo banco que los descontó provenientes de un endoso.
Nadie a menos que se tratara de una denuncia muy bien documentada, podría hallar ninguna anomalía entre comprador y vendedor. Y si el vendedor encima, está encausado, le interesa que se olviden de la desaparición de lo que la Justicia no supo hallar.

De no haberlo vivido, me lo cuentan y no lo creo. Empezaba o comprender la multitud de estafas realizadas por altos dignatarios que apenas se conocieron por la prensa, o que una vez conocidas, pasaban al olvido de inmediato.
Dejé pasar unos días para comentar esto con Tere. Sería alarmarla gratuitamente. Y ya conocía su interés en que me desprendiera de la Urbanización.

Claro. Si dispusiera de una posición legal bien definida y suficiente Capital para ponerla en venta, junto a la Sociedad USAMA, la duda ofendería. La realidad era que toda la documentación que obraba en mi poder, era legal, pero parcheada.
La propiedad por poderes, habría que convertirla en propiedad Registrada a mi nombre. Y si cuando la adquirí los trámites legales eran costosos, como para decidir la no declaración Pública, ahora, con la simple venta realizada del 15% de la superficie matriz, el valor a declarar a Hacienda, debía ser un mínimo de cinco veces superior. Ya no se trataba de una finca rústica abandonada.
Luego transferir los documentos privados con los propietarios de las fincas adyacentes y cumplirles los tratos a menos que se les liquidase definitivamente. Y no podía contar con la ayuda de Orpí, que estaba más que liado por causa del aporte de sus honorarios como Proyectista.

Total, no era fácil poner en venta la Urbanización entera, sin apechugar los grandes costos para su declaración integrada, u ofrecer un precio reventado que sedujera al comprador.
Entonces este sería el objetivo a conseguir. Me propuse incrementar las ventas. Poco a poco saldar las obras en curso y acopiar capital para legalizaciones.
Necesitaba desprenderme de otro 15% de los solares proyectados. Y esto eran muchos millones. ¿Cómo llegué a esta situación, si lo único que aspiraba al finalizar la carrera era un sueldo mediano recibido de una Industria Barcelonesa?.
¿Cómo necesitaba manejar tanto dinero para ser esclavo de él?.

Para ahorrar, mi declaración de Autónomo, era un gasto por la contribución mensual al Estado. No podía acreditar sueldo ni grande, ni pequeño ya que ello hubiera acabado con la estabilidad de la Sociedad creada. Era el Administrador, sin retribución.
Disponía de letras y más letras, pero el líquido justo para atender facturas y nóminas.

La oferta de Robino, de momento no encajaba. Puse un simple anuncio en la prensa, solicitando un equipo de vendedores para Urbanización en curso, con retribución a convenir.

Aquella semana, solo logré dos ventas atendidas por el único vendedor que me restaba. Eliminada la publicidad en tiempo excesivo, pocos clientes aparecían. Casi todos venían recomendados por compradores anteriores.
Para salvar la situación, o me ponía en manos de un equipo profesional de vendedores, o tendría que aceptar la oferta de Robino.

Inesperadamente, a punto de salir del despacho, dos jóvenes, pidieron ser recibidos.

-Don Carlos, ya nos íbamos todos, pues son mas de las ocho, pero unos señores dicen que vienen por el anuncio. ¿Les hago pasar, y desea que me quede?.

-¿Por el anuncio? ¿Cuál?. ¡Ah ¡. Caramba, ya sé. Sí, sí, que pasen y tranquila es muy tarde no hace falta que se quede. Terminaré pronto.

¡TERMINARÉ PRONTO!. ¿Es que no escarmiento, nunca?. Aquello me complicaría más aún.

Parejas perdurables (continuación 40 a )

Ni pensaba ya con el anuncio pidiendo un equipo de vendedores. En diez días, nadie asomó la nariz. Ni una sola llamada por teléfono. Y ahora cuando daba por perdido el importe del anuncio, aparecen interesados. Con lo perentorio que me resultaba su obtención, no podía dejarles escapar.

Se presentaron ufanos, presumiendo su efectividad. Unos resultados probados en distintas urbanizaciones. Y actualmente su equipo, formado por ocho vendedores, cumplida la última misión, estaban a disposición de nuevo cliente.

El cliente sería yo, por lo cual fui pidiendo datos de sus actuaciones, quienes eran, cuales urbanizaciones habían sido objeto de su labor y más preguntas, ansiando que todas tuvieran la respuesta apetecida.

Como parecían convincentes, quise comprometerles en una próxima entrevista, en la que entraríamos en detalles económicos y proceso burocrático. Ellos entusiasmados, indicaron que podíamos seguir conversación, en la cena a la que me invitaban.

-No lo veo oportuno, ya que mi mujer me espera y son muchos los días que está sola . Cuando llego, los niños se acostaron.

Insistieron pero con mayor énfasis. Se hallaban ávidos de poner en práctica sus artes, en beneficio mutuo. Opté pues por llamar a mi mujer.

-Tere, estoy con una visita de sumo interés para cerrar trato comercial. Me invitan a cenar, para detallar los términos del compromiso, por cuanto siento que una vez más tengas que estar sola. Y verdaderamente, no sé a la hora que acabaremos, por lo que no me esperes despierta. Seguro que será de madrugada.

Me trajeron a un Restaurante de la Diagonal, de los que abrieron sus puertas recientemente, con pretensiones de alto Standing. Lo conocía de oídas y por visualizarlo de paso conduciendo el coche. Pero no esperaba su opulenta decoración, ni la cantidad de servicio de etiqueta que atendía a los comensales. Teníamos reservada una mesa. Me dijeron que aguardaban a otro colega, ya que la mesa era para cuatro.

El Maître, nos obsequió con entrantes para hacer tiempo y nos entregó las cartas. ¡Válgame el cielo!. ¿Aquellos precios, estaban al alcance de unos simples vendedores?. ¿Y se atrevían a invitar a un posible cliente?. Con el probable costo de aquella cena para tres, Tere podía alimentar nuestra familia durante dos meses.

No apareciendo quien supuestamente esperaban, empezaron a pedir los costosos platos. Cada uno lo servía el camarero especializado. Traían una mesita con todo tipo de aparatos y ante nosotros nos deleitaban con su preparación y recital de la procedencia de los ingredientes.

No era posible entablar conversación de negocios. Cuando se retiraba el camarero, tampoco. Se enzarzaron en contar batallitas jocosas, de sus últimas actividades. Interrumpir, parecía una descortesía, y no procedía ya que el nuevo camarero traía su arsenal para el próximo plato.

Yo me sentía incómodo. No me gustaba y sigo así, tal ostentación de lujo y menos el servilismo. Me hacía sentir un inútil que necesita que le corten el pan, que le descascarillen los crustáceos, que le limpien la boca, o que le pongan el cuchillo en la mano correspondiente.

Después catamos vinos distintos, decidiendo cual merecía nuestra aprobación despreciando las demás botellas abiertas y retiradas con indiferencia. Para mí, el colmo.

Para postre, los crep suset, los flambeó con hábil ritual el camarero de turno. Y no podía faltar brindar con la botella de champán.

Casi era la media noche, cuando viendo que el restaurante se desalojaba y nosotros más bien éramos unos incordios para el personal, insistí en que nos fuéramos ya. No habíamos abordado el tema que me interesaba.

-No se preocupe, vamos a los Jardines Casablanca, donde hasta la madrugada tienen abierto. Y allí podremos charlar. Por cierto que hoy actúa Jaime Morey como cantante de moda.

http://www.youtube.com/watch?v=WsEAPuv9l0o

Rosita, por Jaime Morey

El Maître les trajo la cuenta, que ellos sin mirar, iban a firmar. El Maître les comentó algo que no entendí, pero la respuesta fue que no se preocupara que preferían liquidar a fin de mes. Deduje, que eran clientes habituales y que tenían crédito en tal Restaurante, muy bien recibidos por las abultadas cifras que les proporcionaban. Sin embargo, este tren de vida, empezó a hacerme dudar de ser yo quien pudiera permitirles seguirla. No me cuadraban los números atendiendo a las comisiones por simples ventas de solares.

O es que ellos pensaban en un mes, vender lo que yo preveía para un año.

Tomando un taxi, paramos un par de manzanas antes de Jardines Casablanca ya que uno de ellos recordó que había citado a Juanita. Quizá ella sabría el motivo de la no asistencia de su colega a la cena.

Nos apeamos ante un bar y preguntó por Juanita. No estaba ya que según dijo una compañera, se hallaba indispuesta. Estuvieron charlando de lo que nada entendía y por cierto, poco me importaba.

Sin más entramos en Los Jardines Casablanca, y ocupamos un amplio palco, dominando el plató. En el plató las mesas, distribuidas en círculo, facilitaban gran superficie libre, a efectos de pista de baile. Y el escenario para actuaciones diversas, disponía de escalera para descender al plató ya que los artistas accedían indistintamente por ella, mezclándose con el público.

Como seguían enzarzados en sus aventuras, de nuevo corté diálogo requiriendo centrarnos en el negocio. Subió al escenario Morey. Se hizo un silencio y con su actuación, tuve que de nuevo aguardar. Es de mala educación ignorar al artista.

Retirado del escenario, Morey, la orquesta emitió los clásicos sones de invitación al baile. Uno de mis anfitriones viendo a una señorita en una mesa de platea, llamó la atención a su colega-

-Mira allí está la amiga de Juanita, voy a ver si ella nos lo soluciona.

Y nos dejó, teniendo la esperanza de poder al fin hablar de la venta de terrenos. Aunque no encontraba elegante el comportamiento de estos dos jóvenes. Me estaba desilusionando, creyéndoles más parranderos que vendedores.

¿Qué era lo que debía solucionarles la amiga de la reclamada Juanita?. Y ahora se ponía a bailar con ella. Además nos hizo señas.

-Veo que no vamos a lograr nada hoy. Es muy tarde, ya hablaremos mañana. Vaya Ud. a bailar con su colega, que lo del baile, no es lo mío.

-Pero mire. Nos llama ya que allí están unas amigas y están deseosas de compañía.

Se resistían a que abandonara el local, queriendo presentarme a sus amistades. Aquello olía a chamusquina. Se demostraba que su vida de noctámbulos era usual. Tenían contactos por doquier y derrochaban el dinero de modo insano. Definitivamente perdí interés y me fui.

Casi las tres eran cuando llegué al hogar. Tere dormía. Mañana le contaría. Vaya desengaño. Una noche de farra obligada, sin comerme un rosco, que para mí el rosco hubiera sido un trato equitativo por la consecución de un equipo profesional de vendedores.

Parejas Perdurables (continuación 40 b )

Tere recuerda:

La verdad es que cuando me llamó para decirme que llegaría muy tarde, que no le esperara, me sentí completamente hundida.

La tarea de la casa aunque tuviera quien me ayudara no dejaba de ser algo pesado. De los niños me ocupaba yo, y cuando estaban enfermos, mi madre y muchas veces mi hermana me echaban una mano. Pero llegado el momento como también tenían sus obligaciones, se iban a su casa Y yo haciendo broma les decía que me quedaba “sola ante el peligro”, mencionando la película de Gary Cooper. También a veces comentaba con una amiga que también tenía muchos hijos que me sentía como un auriga, llevando mi cuadriga a toda velocidad. El más pequeño aún tomaba biberón, por lo que no tenía que andar detrás de él, pendiente de sus diabluras

Yo por aquel tiempo aún no había cumplido los 29 años y ya tenía cinco hijos. Por suerte por aquel tiempo al estar tan atareada, apenas si me daba cuenta que me perdía gran parte de unos años maravillosos.

Pero bueno a lo que iba…me llama el marido para anunciar un retraso considerable.

Recuerdo que dormí mal, despertándome muchas veces, y expectante miraba el reloj.

Eran las cuatro de la madrugada, y aún no había vuelto a casa. Lo que en un principio había sido en una decepción por su ausencia, a estas horas, se convirtió en temor a que le hubiera ocurrido algún percance.

No existían lo teléfonos móviles, pero ¡demonios! Podía llamar al fijo, y explicarme el motivo de su tardanza.

Incomprensiblemente, nunca veía la necesidad de llamar, para explicar los motivos del retraso, muchas veces yo sabía que estaba por la carretera, y esto aún me ponía más histérica. Mi imaginación no cesaba de visualizar escalofriantes accidentes.

Al regresar, me explicaba los motivos.

Yo le exponía mis miedos, mis temores al estar desinformada. La mente nos juega estas malas pasadas cuando estamos demasiado nerviosos.

Recuerdo que volví a mirar el reloj, ya eran las seis. Me preguntaba si tendría que llamar a la policía, o llamar a todos los hospitales.

Cuando oí la llave en la cerradura.

Aquel día, si me hubiera dejado llevar por todos los sentimientos que había ido almacenando tras una espera tan larga, seguro que hubiéramos terminado muy enfadados.

Opté por simular que dormía, ya que hubiera sido lo más normal.

Esperando que a su debido tiempo me explicara los motivos.

En efecto por la mañana, cuando ya los niños estaban en el colegio me explicó todo lo sucedido.

Y entonces surgió otra duda.

¿Me había sido fiel?

Los hombres delante de una mujer bonita, que les acosa…Mmmmmm

Mucho peligro.

Y se lo dije.

Me miró fijamente, y me aseguró que no había sucedido nada, que pudiera enturbiar nuestra relación.

Y simplemente le creí.

Pero le hice prometer que si otra vez ocurría algo que por motivos laborales, le retenía fuera de casa por muchas horas, me tenía que llamar, fuera la hora que fuera. Daba igual que los niños se despertaran, con el timbre del teléfono.

Si ella dice que eran las seis de la madrugada, no tengo más remedio que creerlo, pues mi detalle cronometrado de acontecimientos de cincuenta años atrás, no es muy fiable, máxime cuando en ningún momento estuve pendiente del reloj. Lo que me urgía, era camelar a los “maravillosos vendedores”, para allanar el camino, de la no dependencia de los Bancos.

Mi parecer, era que al marcharme de Los Jardines de Casablanca, sin finalizar el espectáculo, podían ser más o menos las dos de la madrugada, ya que a las cinco cerraban y una hora para llegar desde allí al hogar, con la dificultad de hallar taxi, me hacía presumir que fueran las tres de la madrugada. Pero ya digo, yo no consulté reloj alguno y por lo visto, ella sí.

Y ya que entramos en forzar la memoria, recuerdo algo más de esta madrugada:
El billete de entrada, con diseño especial durante los días de actuación de Gila, (más famoso que en aquél momento lo fuera Morey), en el reverso, indicaba que se guardara, ya que estaba premiado con los siguientes premios a elegir en tal día como la fecha del billete, pero 25 años después.

A ) Un globo, sin hinchar, conmemorativo de Casablanca.
B ) Otra entrada, previo pago del importe actualizado para Casablanca.
C ) Un viaje gratuito en tranvía, para llegar a Casablanca.


Resulta que 25 años después, ni existía la sala de fiestas, ni los tranvías por Barcelona. Claro que con otros 25 años, Barcelona está recuperando tranvías como el Trambaix y el Trambesós.
Lo del AVE, es otro tema.

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